Atención sanitaria y tratamientosDepresiónExperiencias de pacientes

Tratamiento farmacológico

By 8 diciembre, 2014 abril 28th, 2020 No Comments

En el presente apartado, las personas entrevistadas en este estudio relatan los diferentes aspectos de su tratamiento farmacológico, desde la relación con los profesionales responsables de su administración, hasta los beneficios que estos tratamientos aportaron para su recuperación. También hacen referencia a las dificultades que tuvieron que enfrentar en relación con la medicación: maneras de administrarla, efectos secundarios, la resistencia y la tolerancia que experimentaron. Asimismo, relatan las dificultades que les provocó su abandono (denominados síndrome de discontinuación o de retirada) sin supervisión de los profesionales y/o la dependencia de la misma. Algunos fármacos utilizados en el tratamiento de la depresión de forma combinada, como la benzodiacepinas e hipnóticos pueden llegar a provocar dependencia.

GESTIÓN DEL TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO: PRESCRIPCIÓN, DOSIFICACIÓN Y EFECTIVIDAD

Las personas entrevistadas fueron atendidas y medicadas por los profesionales que llevaron adelante la atención de su depresión. En algunos casos, fueron los mismos médicos de cabecera quienes emprendieron la terapia para la depresión y administraron el tratamiento farmacológico. En otros, fueron atendidos por psiquiatras, quienes indicaron medicación e hicieron los seguimientos correspondientes.

Antonio recibe tratamiento farmacológico prescrito por su psiquiatra. Llegó un momento en que él quiso dejar la medicación, pero su médico le dijo que debía continuar y confió en su criterio.

“Cuando vino acá estuvo usted con el doctor. ¿Le dijo qué diagnóstico le dio, se acuerda qué nombre le puso?, que tenía una depresión, pero ¿le dijo qué depresión era? No. ¿Qué tipo de depresión era, recuerda? Me dio una pastilla para que me la tomara muy fuerte para ver… el médico me dijo una depresión que lo pasé muy mal y que, claro yo quería dejar de tomar la pastilla y me decía, que no, “-Que lo pasaste muy mal… eso es una depresión muy fuerte que has tenido y eso no se puede dejar así”. Pues nada, el médico me puede dar lo que sea, pero el que sabe más de cómo me encuentro soy yo, no sé, yo me veía bien, bien, me puedo equivocar pero no sé, yo quería dejar la pastilla, pero él dice que no, que no, al final ya me la tomé por tomármela, para hacerle caso a él, pero yo casi estuve dos años con la pastilla y cuatro años me la tomé, pero me la tomé porque… como si no me la hubiera tomado, me encontraba ya bien y a los dos años ya estaba prácticamente yo bien ya.”

María del Carmen recibe habitualmente la medicación de su médico de cabecera, y a veces acude a su psiquiatra o a la Unidad del Sueño donde también se le atiende. En esta Unidad la medican contra el insomnio, aunque no le da el resultado esperado.

“’-Mira, vas a tener que tomar antidepresivos porque esto es depresión endógena que se te ha cronificado y vas a tener que tomar bastante tiempo antidepresivos’. Y entonces, pues, probé a tomarlos. Y al principio sí que me mandaron lo que estoy tomando, Tryptizol® (AMITRIPTILINA Ver Glosario Medicación). Y claro, pues sí, me ayudaba. Me ayudaba bastante pero no me solucionaba tampoco el problema. Pero me ayudaba. Por los menos podía seguir, un poquillo, viviendo. Y luego, ya, pues me dijeron que habían salido nuevos fármacos. A medida que iban saliendo nuevos fármacos, pues yo… me los iban mandando. ¿Qué tratamiento le hacen ahí? Pues el tratamiento, a lo mejor me han mandado pastillitas muy suaves, muy suaves, muy suaves, de esas que digo yo que no me hacen nada, no me hacen nada. Y porque tomo también Rivotril® (Ver Glosario Medicación: Clorazepato dipotásico). El Rivotril también lo tomo por la noche para dormir cuando estoy muy mal, muy mal y llevo unos días muy mal y no puedo aguantar. Entonces, pues el Rivotril para ellos se les hace un poquillo fuerte, pero vamos, para mí nada. Y entonces dicen: “-A ver si puedes con el Orfidal (Ver Glosario Medicación), que es un poco más suave”. Y luego ya: “-Después del Orfidal, a ver si puedes con Tranxilium 10® (Ver Glosario Medicación: Clorazepato dipotásico) o así, cosas más suaves ¿no?”

Vicente fue medicado por su médico de cabecera y después por un psiquiatra porque sufrió varios trastornos depresivos en distintas etapas de su vida. La primera vez estuvo medicado durante casi dos años. Luego, le fueron cambiando distintos antidepresivos y también lo medicaron contra la ansiedad.

“Y la primera vez, me decías, que te dieron medicación, la primera depresión. ¿Y no hiciste terapia psicológica en ese momento? No, estuve como dos años y algo con la medición. Luego, pues ya… ¿Te recuerdas cuál era la medicación? Sí, lo típico. Empecé con el Prozac (Fluoxetina (Ver Glosario Medicación). Luego derivamos a parecidos, al Vandral [se refiere a VENLAFAXINA], que es lo que estaba tomando hasta ahora. Y ahora ya me lo han quitado porque la verdad es que no hacía su efecto. Y me han dado una que es todo menos parecido a algo relajante. Me parece que se llama Stilopren (Ver Glosario Medicación) o algo así. O Escitalopran, todo lo contrario de la relajación. Entonces, con esto y con el Lexatin (Ver Glosario Medicación) famoso, pues voy acarreando. También me dio para contrarrestar el Orfidal (Lorazepan, Ver Glosario Medicación). Si veía que tenía… porque lo que más problema tengo es que me dan golpes, me dan prontos en ese momento y que en ese momento haría lo que fuera. Entonces, pues, tenía el Orfidal, me relajaba y tal.”

Begoña se encuentra bajo tratamiento farmacológico con un psiquiatra quien le receta un fármaco en su marca comercial. Recientemente, su médico de cabecera le ha sustituido por el genérico. A Begoña este cambio no le ha sentado bien porque no confía en la efectividad del genérico.

“Y ahora tenemos problemas también con los… las medicinas genéricas, que si son iguales, como le dije yo a mi enfermera, porque yo fui donde la enfermera y me dio la genérica y le dije que no la quería y me dice: “-Begoña, yo no te puedo recetar ya la que te pone tu psiquiatra porque ya en el ordenador me salen los genéricos. Tienes que ir con la doctora”. Pues voy con la doctora, y me dice la doctora: “-Te la tengo que hacer a mano”, digo: “-Usted hágamela como quiera, porque yo sé perfectamente que la genérica no es igual que la otra, porque si son iguales, déeme la otra, a usted que más le da, usted me dice que es igual. Pues deme la otra, y fui y se lo consulté a mi psiquiatra y el psiquiatra… hay unos psiquiatras que dicen que son iguales. La mía me ha dicho que no y yo le tengo que hacer caso a mi psiquiatra porque por eso voy con ella. Me dijo: “-Mira Begoña, tenemos casos de rebotes, pero bien fuertes”. Yo tomo una dosis, la mínima, yo creo que aunque me pasarían la genérico, ni lo percibiría.”

En todos los casos aquí abordados el médico prescribió la medicación y la dosis. Sin embargo, a pesar de que no es lo recomendable desde el punto de vista clínico, varias fueron las personas que decidieron intervenir en el tipo de medicación y/o en la dosificación, con independencia del criterio profesional. Así, algunas personas subían o bajaban las dosis de acuerdo con su estado anímico y sus efectos secundarios. Otras, agregaron o quitaron alguna medicación específica para la ansiedad o el insomnio.En otros casos, los pacientes aceptaron la prescripción indicada por su médico.Por último, en varios casos, se dio un diálogo entre médico y paciente que posibilitó la decisión compartida de la dosis de la medicación, de acuerdo a los efectos que se iban produciendo.

A Elisa Isabel su médico de cabecera le recetó medicación para dormir y otra antidepresiva porque cada vez se encontraba peor. Ella explica por qué modificó la dosis que le fue recetada.

“Me siento mal, es normal, acaba de pasar una situación complicada. El médico de familia, pues, me mandó la Paroxetina y me dijo… . Pero te voy a mandar el tratamiento”. ¿Qué tratamiento te mandó, perdona? Paroxetina. Paroxetina, vale. después de 3 meses creo, y me manda que siga con Paroxetina (principio activo) y Alprazolam (Tranquimazin R). Me manda el Tranquimazin. Yo iba en un momento en el que no me entero ni siquiera bien de cómo me tenía que tomar el tratamiento, no te voy a engañar me dijo que empezara poco a poco y yo empecé de golpe.”

Pilar toma una dosis muy baja y planea prepararse para dejar la medicación. Si está más nerviosa algún día, toma otra medicación para poder dormir.

“Ya tomo solamente mitad de un comprimido al día, que son 20 miligramos. Y a ver si ya puedo ir dejando de tomarlo. Porque yo también soy bastante reacia a tomar. La química para mí, pues no… Me gusta mucho, pues, tomar cosas naturales. Las medicaciones y eso no me van mucho. Y durante todo ese año usted tomó la medicación. Y después ¿Cómo transcurrieron los años posteriores? O sea, ¿Siempre siguió tomando o solamente recurría, como usted me dice, en ese momentos puntuales? Sí, en momentos puntuales. Ya te digo, pues cuando mi padre estuvo enfermo y cosas que te pasan. A lo mejor, disgustos del trabajo. Algún tropiezo así, pues sí, te hace un poco decaer. Pero yo ya empecé a leer cosas sobre el tema. Pero, vaya, tuve temporadas que estaba tranquila. Salvo en estos casos puntuales de… Y aparte de esta ¿Toma alguna otra medicación? No, lo único que si algún día estoy más nerviosa, más cansada que no he tenido que tomar nada, pues tomo algo para dormir.”

Para algunas de las personas entrevistadas la prescripción y dosificación de la medicación dependía, sobre todo, de la decisión del profesional de la salud. Ellos siguieron los criterios de los médicos en la toma de la medicación. En el caso de los medicamentos antidepresivos, los beneficios suelen aparecer al cabo de un período que oscila entre 6 meses y un año, habitualmente, cuando se realiza la toma de manera ininterrumpida.

Para Teodoro los tratamientos fueron de corta duración. Él le indicaba a su médico a medida que iba notando mejoría y posteriormente el profesional le organizó un calendario para ir reduciendo la dosis paulatinamente.

“La médica de cabecera un año de tratamiento a los dos o tres meses pues ya me encontraba bien. Se lo hice saber: “-Que ya me encuentro bien, lo dejamos”, “-No”, dice: “-Esto no lo podemos dejar, tenemos que dejarlo… tenemos que mantenerlo por lo menos un año y luego dejarlo paulatinamente, ir reduciendo la dosificación porque”, porque este dice: “-Con esto muchas, muchas, muchas veces, me devuelve el paciente al retroceso y es peor”. Digamos que he estado en un medio año del 2010 y se cumplieron el año y luego ya empezamos, pues me acuerdo un par de meses, con una caja yo creo que fuimos distribuyéndola, de tomar 1 comprimido diario a medio comprimido diario, a un cuarto de comprimido y luego un par de semanas a un cuarto del comprimido hasta llegar a un día sí y otro no. ¿De qué medicamentos estamos hablando? Citalopram (antidepresivo, Ver Glosario Medicación) Con este medicamento, con el que yo he estado 1 año tomándolo, a razón de Citalopram 30 me parece que era, no sé la dosificación, 30 es que tomo, cuando tomo más medicamentos siempre hay 2 ó 3, citalopram 30 sí.”

En muchas ocasiones, aunque los síntomas hayan remitido, al intentar disminuir la dosis puede producirse una recaída y por ello el médico puede decidir mantenerla un tiempo más. Es el caso de Javier, que ha intentado dejar la medicación por indicación de su psiquiatra pero tuvo que retomar la toma diaria. Actualmente, lo visita cada cuatro meses para verificar el curso del tratamiento.

“¿Y cada cuánto venía la consulta usted Javier? Cada… al principio cada dos meses, luego ya lo fue alargando. ¿Y ahora cada cuánto viene? Ahora vengo cada cuatro, cada cuatro. Hay veces que dice “-Bueno, podríamos dejarlo pero sabes qué: tiramos una temporadita más, porque…” Y yo la verdad, estando como estoy a mí no me hace nada de continuar con el tratamiento porque ahora estoy bien, es que… ¿Y eso quién le dice? ¿El doctor le dice tiramos un poquitito más de tiempo? Sí, sí. ¿Y usted está conforme así? Yo estoy conforme. Le viene bien. Sí porque a lo mejor no sé, puede que haga un año o una cosa así, me propuso de dejarlo: “-Intenta de dejarlo, vamos a probarlo”. Y no, no, no, no. ¿No quiso usted o no quiso él? No, no, no iba bien. Ah, no iba bien. No, no. Entonces volví a llamar y se lo comenté, dice “-Pues continúa como antes”. ¿Y por qué, qué sentía usted Javier para darse cuenta que no iba bien? A ver, es como si tuvieses dos cabezas, la una te dice “-Tira para la izquierda” y la otra te dice “-Tira para la derecha”. No sé, no coordinas bien, no. Yo notaba que no, que no iba bien.”

Las experiencias de algunas de las personas entrevistadas muestran que la prescripción y dosificación de la medicación se realizaba de común acuerdo con su médico. El profesional consultaba con el paciente en todo momento sobre los efectos que iba teniendo la medicación. De esa manera se iba ajustando la dosis o cambiando la medicación, según un criterio de escucha de la persona afectada con depresión.

Pilar va evaluando su estado anímico y, según el día, regula su dosis siguiendo las recomendaciones que le ha ido dando su médico.

“Sí, sí, últimamente no, últimamente ya yo misma gradúo, por ejemplo, si hay temporadas que me siento mejor, me tomaba la pastilla entera y me tomo media, pero nunca dejo de tomar algo eh, nunca. Pues, me los han cambiado porque ha habido épocas mucho más fuertes, como por ejemplo, cuando la muerte de mi marido, pues en vez de tomar una pastilla yo tomaba otra a media tarde, tomaba un tratamiento más fuerte. Porque era mucho más el dolor que yo tenía. Yo considero eso, que es como una herida, que esa herida tiene que cicatrizar. Y claro tienes que tomar un calmante más fuerte, porque esa herida es mucho más gorda. Sientes físico y moral porque se te ha marchado algo. Cuando mi hija pues pasó lo mismo, yo tuve que tener un tratamiento mucho más alto y más constante, o sea más fuerte. Pues la misma, he estado con anticoagulantes, parece que ha sido cuatro meses los que me tuvieron que poner anticoagulantes. Hasta que mis coágulos de todo el cuerpo se fueron. Que fue muy fuerte el golpe. Cuenta que él murió y yo salí, me sacaron de entre los hierros bastante mal. Y cuando mi hija, la otra que tuvo el accidente, como verla a ella era recordar que se me marchaba como la otra, pues también tuve que llevar un tratamiento muy fuerte. O sea, fueron casos muy duros. Para cuando esos casos, el tratamiento era más fuerte. ¿Y le cambiaban el tipo de pastilla o únicamente le alteraban la dosis? Algunas no, otras sí. Por ejemplo la de dormir, el… no me acuerdo cómo se llama ahora… Ese por ejemplo, me parece que no, ese no le han cambiado. ¿Desde el ochenta y uno, ochenta y dos? Sí, ese me parece que no sé, no sé si lo han cambiado, no me acuerdo exactamente, pero llevo bastante tiempo. En cambio la otra, es la que cambiaban más fuerte. Y había otra que se tomaba, que no me acuerdo cómo se llama el tratamiento, que era redondita, esa la tomabas por la tarde, que también es como un calmante que te medio adormecía y con el otro te adormecías del todo, o sea, era un… Pero era por eso porque había un problema fuerte. ¿Los médicos en algún momento le han dado la posibilidad de optar por más de una posibilidad? Digamos ¿Le han dado la posibilidad de elegir tratamientos entre diferentes opciones? No, no porque como no me he sentido mal, si a lo mejor hubiera sido “-Oye que con esto no me siento bien, a ver que me puedes hacer o tal”, pues a lo mejor quizás. Pero como no me siento mal, cuando voy le digo algunas veces “-¿Cambio de tratamiento, cambia alguna cosa”, dice “-Bueno, si quieres probamos con alguno nuevo”, dice “- Pero vamos, estándote como te estás bien…”. Lo único que pasa es esa, la de la tarde, que algunas veces es cuando me siento un poco más problemática te dice, “- Bueno, voy a darte otro calmantillo a media tarde por si acaso, para quedarte un poco más tranquila”. Porque la tarde es más larga parece que la mañana.”

EFECTOS SECUNDARIOS DE LA MEDICACIÓN

En ocasiones las decisiones sobre la dosificación del tratamiento farmacológico estuvo ligada con la aparición de efectos secundarios de la medicación.
Las personas entrevistadas en este estudio cuentan de qué manera han vivido esos efectos adversos. En algunos casos no fue fácil distinguir entre los efectos secundarios de la medicación y los síntomas habituales de la depresión. Otras personas sintieron claramente que sus síntomas de depresión empeoraban; o a veces, se solucionaban algunos síntomas y empeoraban otros. Para otras personas, el comienzo de la toma de medicación implicó claramente la aparición de una serie de dolencias y malestares, o una alteración de sus facultades para afrontar la vida cotidiana.Teniendo en cuenta estos aspectos no deseados del tratamiento, algunas personas cuentan cómo valoran la relación entre los beneficios y los efectos secundarios en el tratamiento farmacológico de su depresión.

Algunas de las personas entrevistadas indican que no pueden distinguir claramente entre los llamados efectos secundarios de la medicación y los síntomas asociados a la depresión.

Vicente trata de no prestar demasiada atención a los efectos secundarios de la medicación. Consultó a su médico porque sentía que perdía las capacidades de memoria y de concentración. El médico le dijo que podía ser tanto por efecto de la medicación, como también, producto de la propia depresión. También cuenta de un medicamento específico que le produjo exceso de sueño.

“¿Efectos secundarios? Sí. A él se lo comentaba, al médico de cabecera. Hubo una época, como pues, a ver… entre el principio de la medicación y más hasta ahora, pues como cosa de mes, mes y medio, que se me iban las cosas de la cabeza. Que verdaderamente, no me acordaba de hacer una cosa. O a lo mejor, dejaba una cosa aquí y decía: ‘-¿Y para qué la he dejado?’. O ponía agua a hervir y decía: ‘-¿Y para qué era?’. Y me decía, se lo comentaba: ‘-Es de la medicación, es de la misma depresión’. Pero eso es lo que te comentaba, que cualquier cosa que le comentaba me decía que era de la depresión, pues bueno, pues vale. Una pastilla que la verdad es que al principio me produjo bastante sueño… ¿Y te has sentido mejor con el tratamiento? Sí, la verdad es que sí. La verdad es que menos medicación que con el Vandral (Ver Glosario Medicación Venlafaxina). Porque las dosis del Vandral eran más fuertes porque era tomar trescientos al día. Y la verdad es que la tenía que dividir, no la podía tomar en dos tandas. Tenía que dividirla en tandas de cuatro. La verdad es que aquello sí que era no poder andar por la calle, no poderme levantar. La pasé muy, muy, muy mal. Entonces, lo fuimos… pues me dijo: ‘-Pues la adaptamos a como a ti mejor te vaya”. Y la adaptamos a eso: a cuatro tomas de 75, para hacer los 300. Sin embargo, con esta los 15 primeros días tuve problemas. Es simplemente una pastilla y luego añadir todas las demás. ¿Y qué problemas tuviste? Esto que decías que no podías andar ¿Y qué más? ¿Con el Vandral? Pues no sé el motivo. Tomarla así, individuales, en dosis más pequeñas no me producía nada pero en dosis más grandes, de golpe, me dejaban, pero vamos… que no era una persona. Era una piltrafa. Era dejarme sentado en un sillón y no poderme mover de ahí. Unos mareos impresionantes y… De hecho, salir a la calle y caerme, pero por la medicación. Porque era tomar dos dosis de 150. Entonces, hubo problemas… a la codeína, soy alérgico.”

Cuando se inicia un nuevo tratamiento es importante observar la aparición de posibles efectos secundarios ya que, en función de lo invalidantes que sean y de que desaparezcan con el tiempo o no, puede llevar a un cambio de fármaco. En ocasiones, los antidepresivos pueden provocar efectos secundarios habitualmente menores, que desaparecen a los pocos días de continuar el tratamiento.

María Isabel cuenta que su médico le informó sobre los efectos secundarios de la medicación. Tuvo mareos, falta de apetito, estreñimiento y temblores. Además cuenta que los problemas de sueño empeoraron pero a los pocos días remitieron.

“¿Y te informaron, por ejemplo, de efectos secundarios? Sí ¿O el tiempo que tardaría en actuar? Sí ¿O el tiempo de…? De hecho la doctora me citó a la semana para ver qué efectos secundarios me había producido. El efecto secundario principal fue el mareo, el mareo y la sensación de que no tenía ganas de comer, que pocas ganas de comer, que mareo. Dormir, yo que soy una marmota, el sueño lo tenía totalmente trastocado. Pero no por ese tratamiento sino porque ya cuando empecé a estar mal, el sueño… me dormía a las tantas, me despertaba, me alteraba, tenía pesadillas, también me dio estreñimiento y temblores, pero a la semana o los diez días remitieron.”

Algunas personas sintieron que los síntomas habituales de su depresión empeoraban al comenzar a tomar la medicación, ya que se agregaron problemas físicos y anímicos producidos por el fármaco indicado.

Elisa Isabel cuenta que no podía llevar adelante su vida cotidiana por los efectos de la medicación. Además de sentirse dormida todo el tiempo, había perdido el deseo sexual y había aumentado de peso.

“El efecto secundario que a mí me dio el tratamiento… de no sentir nada con mi marido, directamente no sentía nada, ponía casi kilo por semana, era engordar, engordar, engordar, engordar, aunque dicen que no pero… ¡¿Que no?! Que el tratamiento de por sí no engorda, digo “-Claro, pero si me mandas un tratamiento. Yo no tengo fuerza ni para hacerme una comida, me como un bocadillo y me acuesto, los kilos son míos. Y ahora quítatelos ¡y ahora quítatelos!” Entonces no, eran unos efectos secundarios que a mí no me compensan. A mí no me compensa que me aparten de la vida y me hagan dormir y no pueda tener ni siquiera una vida matrimonial. No me compensa eso. A mí me compensa que me ayuden a salir adelante, que me ayuden a enfrentarme a la situación, que me digan cómo tengo que hacerlo o que me den las armas suficientes para yo hacerlo. Yo no quiero un tratamiento psiquiátrico para dormir.”

En una oportunidad a Pilar le indicaron una medicación que le provocó agitación, nerviosismo e insomnio. Tuvo que volver a tomar la medicación anterior.

“En una ocasión, hace, a lo mejor, dos o tres años, intentó darme el doctor algún otro fármaco. Pero me sentó muy mal. Tomé únicamente media y me puso muy, muy, muy excitada. Estaba muy nerviosa, no dormía. Es que era un… me levantaba el ánimo pero de qué manera. Es que estaba como una moto. Yo creo que ha intentado darme un par de cosas y, claro, al final siempre seguía tomando lo mismo. Y esta, pues, la verdad es que me ha sentado muy bien.”

Antonio, durante la primera etapa de su tratamiento, tomó una medicación que le provocó malestar general y, sobre todo, mucho desgano.

“¿Y después empezó el tratamiento aquí en este Centro de Salud Mental? Sí, sí, me lo llevaron aquí, bueno, me lo llevó y muy bien con él y todo. Y cuando empezó con este doctor aquí ¿Le daba otra medicación diferente? No, no, me dio esta… muy fuerte que lo pasé mal porque claro, estaba en casa y ya me movía a cada momento, no podía estar quieto, ya estaba… tenía ganas de no sé, de ir a trabajar y cuando trabajaba era todo al revés, estaba yo no sé, estaba fatal, fatal. Eso fue duro porque claro, no… bueno. ¿Y cómo fue el tratamiento además de la pastilla que tomaba? Pues bien, poco a poco se fue quitando, poco a poco, pero me costó porque son seis años que he estado en tratamiento tomando esta pastilla. ¿Y además de la pastilla hacían consulta, le comentaban un poquito cómo iba usted? Sí, sí, cada vez que venía le explicaba cómo me encontraba, todo eso y él bueno, lo anotaba y bueno, me decía, “-Bueno ¿qué te parece, seguimos con este tratamiento o rebajamos la pastilla? Buneo, depende cómo veía pues sí, rebajar la pastilla y ya poco a poco he ido… los seis últimos meses, los tres meses sin pastilla y muy bien ¿entiendes? ¿Se acuerda qué efectos secundarios le hacían las pastillas que tomó para la depresión? Usted decía que estaba un poco atontado, que estaba cómo…? Sí, no me dejaba, esas pastillas, la pasé muy fuerte hay tres clases de pastillas, me dio la más fuerte, claro, me dejaba chafado, con ganas de… de no hacer nada, de no pensar nada, como una momia, no sé, quedaba muy… en el trabajo ya no tenía ganas de hacer nada, no sé, me encontraba muy chafado, muy chafado.”

A un grupo de pacientes la medicación le provocó problemas cardiovasculares, retención de líquidos, dificultades motoras, problemas digestivos, entre otros efectos adversos.

Rosina, tuvo unos efectos secundarios que le llevaron a tener que suspender la medicación en dos ocasiones. En la primera tuvo problemas cardiovasculares y en la segunda se le hincharon las manos y las piernas al punto de tener dificultades para caminar.

“La primera vez me mandó unas que se llamaban Escitalopram (Ver Glosario, Medicación) me recuerdo y creo que esta segunda vez ha sido lo mismo pero me mandó el genérico. Que creo que es la Mirtarzapina (Ver Glosario, Medicación) es el genérico o algo así. La primera vez me ha sentado muy bien y esta segunda vez, estuve seis meses tomándolas, nada más. Y esta segunda vez, he tenido que dejar de tomar porque me han dado problemas cardiovasculares. Los efectos en mí no fueron los deseados. Porque ya digo, se me produjeron edemas en las piernas y en las manos, se me hincharon mucho, no podía caminar bien y tuvimos que quitarlos.”

Para Rafael, los efectos secundarios de la medicación han sido tan intensos que está cansado de tener que tomarla. En una ocasión tuvo dificultades para caminar y en otra para hablar. La medicación también le ha ido produciendo daños estomacales.

“Cada vez que cambio de un medicamento, para mí, pues es como si me mandaran a fusilar, porque digo “-Mañana…” Como ya me ha pasado dos veces. Una vez no podía ni caminar y la otra vez no podía ni hablar, ni pronunciar palabra. Llamaba a mí mujer: “-¡A-cu-ca!, que no puedo lla-ma-a”, “-¡Ah! Sí, sí, ¡Dios! ¡Ahora!”. Y le decía “-Ah, que deje de tomar”… en fin. Parece… a veces ¡hombre! es verdad que tiene que cambiar y probar. ¡Pero coño, que prueben con los conejillos estos de India o con cómo se llame esto o con otra… que no! Porque en esas pruebas que hacen me podían… se pueden cargar a una persona y eso me da horror. Me da horror. Me he tomado trescientas mil pastillas ¿Para qué me han servido? Para la vesícula, me ha hecho polvo el estómago, protectores que me he tomado protectores estomacales, para un montón de cosas, para eso es para lo único que me han servido pero no para curarme, que con ese fin fui al psiquiatra. los nervios, no sé qué. Bueno, él sabe más o menos.”

Para Javier, la dosis inicial del antidepresivo que tomaba era demasiado alta y le provocaba vómitos, diarrea y malestar general. Su psiquiatra tuvo que reducirle la dosis.

“Empezó con el tratamiento. ¿Y cómo fue esto de empezar a tomar las pastillas? En principio no fue bien, en principio no fue bien, supongo que me dio una dosis demasiado elevada y aquello, yo qué sé, se ve que hizo una reacción o no sé, fatal: vómitos, diarrea, un malestar, una cosa… Entonces yo llamé aquí al centro y pregunté a ver si me podían poner con el doctor para explicarle la situación, porque eso no… y sí, me dieron paso con el teléfono, le conté lo que había y me dijo que viniese aquí. Vine aquí y entonces me rebajó la dosis, no me acuerdo exactamente cuánto tomaba y según el doctor me dijo que había pacientes que les solía pasar esto, al darle mucha dosis entonces los nervios, no sé qué. Bueno, él sabe más o menos.”

Algunas personas entrevistadas reflexionan sobre sus experiencias acerca de la relación entre beneficios y consecuencias negativas del tratamiento farmacológico.

Rafael no sabe qué medicación le hizo efecto favorable y cuál no, porque ha experimentado rechazo y malestares con varios medicamentos.

“El psiquiatra… a medicamentos que yo no sé lo que me sirvieron y lo que no, no lo sé, no lo sé porque sí que tuve bastantes rechazos, pero no lo sé. No notaba mucha… exceptuando con los ansiolíticos, los ansiolíticos sí que todavía voy. Pero con los medicamentos me decían, “-¿Te va mejor éste?” Y yo no notaba nada, ni Prozac R (Fluoxetina, Ver Glosario Medicación) ni otras, no notaba nada. Incluso lo que notaba eran más ¿Cómo se dice esto? cosas malas, o sea, que me hacían… ¿Efectos secundarios? Efectos secundarios, sí que me hacían muchos efectos secundarios más que bienestar.”

Myriam siente más efectos negativos que positivos con la medicación. Menciona que tuvo visión borrosa, vómitos, sequedad de la boca, cefalea, ansiedad, diarrea, dismetría. Piensa que no ha sido correctamente informada sobre los posibles efectos adversos de la medicación.

“Principalmente lo que tengo son efectos secundarios más que, más que efectos positivos. ¿No? ¿Qué efectos secundarios más o menos los mismos que me comentabas antes? Más o menos los mismos o bueno, suelen ser siempre intolerancia, dismetría (Ver Glosario), pierdo… por ejemplo, si voy conduciendo no estoy segura si voy a caber por un… ¡tengo un coche pequeño menos mal! pero o al llevarme el vaso a la boca, son, son reacciones bastantes adversas y raras ¿no? que, yo soy el 0,01 por ciento de las personas que… ese que lo ponen en los prospectos porque tienen que figurar, pero a nadie le pasa, me suele pasar a mí. Aunque procuro no leer los prospectos para no somatizar ¿no? El tema de efectos secundarios nunca te lo dicen. Yo pienso que será porque no se somatice ¿no? pienso, pero vamos. Sí me hubiera gustado estar informada por que sin el síndrome Serotoninérgico (Ver Glosario) lo pasé muy mal y no relacioné. Como era nuevo, en los… las cosas que me había pasado esa modalidad era nueva me pilló un poco de sopetón y desconcertada, no relacionaba. Supuse que era pero tampoco estaba segura que era por eso ¿no? Entonces, entiendo que no den esa información, pues, para no predisponer a la gente. Pero sí me hubiera gustado tener cierta información. O no… siempre vas con la expectativa de ¡bueno, pastilla nueva 4 a 6 semanas e iremos probando, 4 a 6 semanas es poco vamos a seguir probando y! es un poco ¿cansino no? En esa época pues recuerdo haber empezado con antidepresivos, tricíclicos (Glosario). Sí le vi todos los efectos secundarios del mundo a todas las medicaciones que probé, a pesar de ello, procuraba no desistir para darle tiempo a funcionar la medicación, pero sin notar grandes mejorías. ¿Y qué efectos secundarios? Pues el… con los tricíclicos concretamente, pues visión borrosa, sequedad de boca, cefalea. Ese, principalmente ese tipo de efectos secundarios, son lo que… Luego también tuve con uno de ellos, con un ISRS [ se refiere a Inhibidor Selectivo de la Recaptacion deSerotonina] tuve un Síndrome Serotoninérgico. Que ese sí fue muy, muy fuerte y ¡Vamos! Abandoné ahí la medicación, no le di más tiempo porque era insoportable ¿no? ¿Qué significa el síndrome? Pues es, supongo que será el SRS actúa sobre la serotonina (Glosario) y pues supongo que sería una… es demasiada o un funcionamiento anormal. El caso es que producen cuadros de mucha ansiedad, vómitos, diarrea, desorientación ¡Vamos! esa sí que la suspendí porque es que era inaguantable.”

Para María del Carmen todos los medicamentos producen efectos secundarios pero se debe evaluar la relación entre los beneficios y esos efectos adversos. A ella le iban modificando la medicación al tiempo que iban apareciendo nuevos fármacos. Sin embargo los efectos secundarios hacían que volviera al medicamento original.

“A medida que iban saliendo nuevos fármacos, pues yo, me los iban mandando. Pero me hacían todo lo contrario. Todo lo contrario: más rigidez y sin dormir. Entonces, pues claro, lo tenía que dejar. Pero como decían: ‘-Espérate a ver quince días o veinte días’. Y yo lo pasaba criminal. Porque es que veinte días a lo mejor te puedes aguantar por un dolor de pierna o un brazo, lo que sea ¿no? Pero iba acompañado, lo mal que me sentía iba acompañado de no dormir. Entonces yo… es que me volvía loca, es que no podía aguantar. No podía aguantar, no podía hacer nada. Pues eso, la sequedad de boca y claro, pues, lees el prospecto y bueno, de todo. A la circulación, para el hígado, para tal. Tienen sus efectos secundarios todos los medicamentos. Entonces, pero bueno, si los efectos secundarios son menos que el beneficio que te hace, pues entonces no queda más remedio que tomarlo. ¿Y usted tiene más beneficios? Claro, porque sin él, sin el Tryptizol® (AMITRIPTILINA Ver Glosario Medicación) no podría vivir. Y que unas medicinas a unas personas les hacen un efecto, a otras otro. Cuando probé antidepresivos, me decían: “-¿No te importa engordar o no te importa…?”. Así cualquier cosa ¿no? Digo: “-yo estando bien, mira, lo que sea.” Y luego me hacían todo lo contrario, empezaba a adelgazar y todo lo contrario a lo esperado. Y a unos les hacen un efecto, a otros les hacen otro efecto los antidepresivos.”

Un grupo de entrevistados tuvieron dificultades para percibir los beneficios de la medicación ya que pasado un tiempo de estar tomándola dejaban de sentir sus efectos positivos en el control de los síntomas e incluso llegando a sufrir recaídas en algunos casos. Por ese motivo, los médicos debieron modificar, según el caso, las dosis o el fármaco indicado.

Eva María experimentó resistencia como tolerancia a la medicación. En la primera etapa del tratamiento no obtuvo resultados por lo que le fueron indicando varios fármacos. Ella cuenta que al cabo de un tiempo dejan de hacerle efecto.

“Me vio un psiquiatra y me puso un tratamiento bueno ¿no? bueno pero no me hizo efecto. Me ponían un tratamiento ¿no? y al principio notaba una mejoría. Pero en cuanto como… como si el cuerpo se fuera adaptando, dejaba de hacerme efecto, ya el médico hasta… el mismo médico no se explicaba, y así me puse más hasta seis tratamientos. Entonces me daba igual lo que… me daba… Lo que sentía es que no me sirviera, pero no es porque yo no me los tomaba, es porque no me servían. Pero al principio yo es que quería que de un día para otro. Ahí no, ahí esperaba que hicieran su efecto, lo que es que fallaban, no sé por qué. Pero al principio es que no me daba cuenta; yo quería un efecto rápido.”

DEPENDENCIA Y ABANDONO DE LA MEDICACIÓN

Algunos medicamentos como los ansiolíticos e hipnóticos tienen un efecto más inmediato que pueden favorecer la automedicación y la dependencia.Algunas personas cuentan que el tratamiento les generó una dependencia, porque cuando no la tomaban se sentían muy mal (cuadro de abstinencia)

Actualmente Rafael toma la medicación que le prescribe el médico. Sin embargo, él mismo regula la toma dependiendo de las actividades que tenga planeado realizar durante el día.

“Hace dos o tres años le decía al médico “-A mí me gustaría quitármelo, porque yo…”, yo ahora prácticamente estoy muy bien, lo que sí, que por naturaleza, por naturaleza, soy así un poco, por naturaleza ya, de nativo, soy de pasar pena, de ansiedad, de dormir muy poco. Yo de niño no he dormido, o sea, esto… yo creo que todas las personas somos como somos ¿no? No hay ninguna igual ¿No? Yo siempre he dormido muy poco, cuando me excito me excito mucho ¿Sabes que te digo? Tengo las neuronas muy… cuando… Pero esto es que soy así, esto yo no es que sea una enfermedad ni es que sea nada, es que soy así. Pero ahora últimamente algunas veces he dicho al médico “-Me gustaría quitarme esto”. Y me dice “-Bueno, no tiene tanta importancia, en todo caso cuando te retires, porque…” ¿Se refiere a las pastillas? Quitarse esto ¿A qué se refiere? ¿A las pastillas? Sí, Tranquimazin R (Alprazolam, Ver Glosario Medicación) y Tranxilium, R (Clorazepato Dipotásico, Ver Glosario Medicación) porque veo que el prospecto dice que no se pueden tomar más de tres o cuatro meses seguidas, yo fíjate, hace quince años que estoy tomando. Pero ahora y todo no puedo estar sin, porque por ejemplo ahora me he tomado antes de tú venir. Claro porque ahora ya controlo más, hombre, yo sé más o menos lo que tengo que tomar pero que lo controlo más. Por ejemplo, si es un día que no tenga trabajo no tomo ¿Sabes que te digo? Ahora ya lo domino tanto que si por ejemplo, tengo que grabar o tengo que ensayar, sé que tengo que tomarlo antes de. ¿Sabes qué te digo? Si tengo un trabajo antes de, tengo que tomarlo, si no, no lo tomo porque si tengo que conducir sí, conducir sí que es muy complicado, porque cuando me falta para conducir soy peligroso porque las manos me tiemblan mucho. Pero esto ya lo domino y se trata… lo que me dice el médico, “-Tienes que tener este medicamento y ya está”. Pero esto ya no es nada para mí, o sea, es puramente, esto es una adicción ¿No? Es puramente una adicción, lo mismo que el que está enganchado…”

El médico de Josefa le fue ajustando la medicación a lo largo del tratamiento y ella, cuando sentía que necesitaba, incrementaba las dosis o agregaba otra medicación.

“Yo empecé a tomar el Tranxilium (Medicación para la ansiedad, Ver Glosario: Clonazepato Dipotásico) después el Tranquiimazin, (Medicación para la ansiedad, Ver Glosario: Alprazolam) ahora el médico me puso uno un poco más flojo. De todas maneras, con el Tranquimazin (principio activo: Alprazolam) que era el más fuerte que el que estoy tomando ahora, dormía igual. Entonces él me dijo que esa era una cosa que me adaptaba él y no dormía, pero ahí me da hasta júbilo y no me hace dormir. Entonces, al final tengo que tomarme una pastilla para dormir un ratito porque tengo que descansar. Y descanso poco. Me mandó Tranxiluim porque estaba muy mal y me dijo “-Tú vas a estar bien… y los demás no te los tomes siete días”. Pero yo lo tengo aquí y cuando yo me encuentro muy mal, muy mal yo me tomo uno, porque encuentro que me relajo más, me encuentro relajada.”

Algunos pacientes abandonaron su tratamiento farmacológico sin consultarlo con su médico. Aquí cuentan los motivos por los cuales dejaron de tomar la medicación y los efectos que les produjo (síndrome de descontinuación).

Elisa Isabel quedó embarazada mientras tomaba la medicación y decidió dejarla de inmediato. Posteriormente, retomó el tratamiento por su cuenta y ella misma fue reduciendo las dosis hasta retirar la toma de la medicación. Actualmente toma un fármaco contra la ansiedad sin prescripción médica.

“Sí tomo algún tranquilizante de vez en cuando, pero un Tranxilium (principio activo: Clorazepato dipostásico, Ver Glosario) que es más flojito y no el tipo de tratamiento ese, no te engancha, no es igual. ¿Y por qué y cuándo lo tomas? Pues cuando me tengo que enfrentar a un ataque de fobia. A algo que sé que me puede producir un ataque, una crisis, me lo tomo. ¿Cómo por ejemplo? Como por ejemplo una salida en la noche para irme de marcha, me quiero ir, quiero salir, no estoy depresiva, pero sé que enfrentarme a eso me va a provocar una ansiedad. Entonces antes de salir. Me la… algunas veces me lo tomo. Algunas veces estoy aquí en casa relajada y a lo mejor noto, yo que sé una pulsada en el pecho o simplemente porque he estado limpiando más y los músculos y te duele ¿no? Pero yo me lo noto y ya directamente antes de que me provoque una crisis me tomo un tranquilizante. ¿Eso algún médico te lo ha recomendado o ha sido…? No, mi médico hoy por hoy soy yo ¿Vale? Yo soy la decido el cuándo, cómo y cuándo me lo quito.”

Eva María abandonó varias veces el tratamiento farmacológico. Hoy piensa que tendría que haber esperado más tiempo antes de dejar la medicación.

“La primera vez que fui al psiquiatra, como estaba tan mal me mandó un tratamiento, pero como no veía el efecto lo dejé, entonces seguí peor ¡claro! Después… Empecé a tomarme el tratamiento me encontré un poco mejor y lo dejé también. Pero no se me quitaba porque, claro, estaba mejor pero yo necesitaba un tratamiento como lo llevo ya muchos años. Me puso un tratamiento. Pero yo dejé también el tratamiento porque yo decía cuando estás tan mal no tienes conciencia de lo importante que es tener un tratamiento y seguirlo ¿no? Aunque al principio no veas que de resultado. Porque también es verdad que los tratamientos estos de enfermedad mental no hacen un efecto rápido; sino que es bueno un mes, dos meses, tres meses. Y cuando estás mal… yo por lo menos y creo que todos nos desesperamos porque queremos tomarnos lo que sea, la pastilla y a la semana encontrarnos un cambio de ¡vamos! verlo todo de color de rosa y eso no es así. Entonces lo dejé.”

María del Carmen cuenta que durante algún período tenía indicada medicación pero como no sentía mejoría después de un mes, dejaba de tomarla. También disminuyó en algunas épocas del año, en invierno, porque se sentía mejor, pero lo hizo de manera paulatina.

“O sea que desde que empezó, hace diecisiete años atrás o más ¿Siempre estuvo en tratamiento? No, pues a temporadas así con ansiolítico o tranquilizante. Pero claro, yo digo, como veía que esto no me hacía nada así, si lo tomaba seguido, pues no podía ser. Entonces no tomaba nada. Había tiempo que no tomaba nada. La medicación continua, continua como la del Tryptizol® ahora, un antidepresivo que lo tienes que tomar continuo, pues no tomaba nada. Lo pasaba muy mal, muy mal pero no tomaba. Cuando ya me veía que ya no aguantaba más, pues por la noche algo para ayudar a dormir. Entonces durmiendo, pues parece que ya no te sientes tan mal, tan mal. Entonces usted, esta medicación que ahora está tomando de continuo ¿Cuánto hace que la toma? Pues desde entonces sería, pues hace diecisiete años o más. Cerca del invierno, estoy mejor. En pleno invierno es cuando mejor estoy, no sé por qué. No es por nada, pero en pleno invierno es cuando mejor estoy. Entonces, pues ya voy bajando la medicación, la voy dejando. ¿Eso lo va regulando usted misma? Sí, porque he tenido que… Vamos, yo se lo cuento al médico cuando voy ¿no? Le digo: “-Pues mire, hago esto o tal”. Y entonces, pues, el médico me dice: “Pues haz así, pues continúa así, a ver…”

VALORACIÓN DEL TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO

Aquí, las personas entrevistadas valoran la medicación recibida en sus tratamientos. Encontramos diferentes experiencias, quienes piensan que es efectiva en momentos puntuales, quienes consideran que debe combinarse con psicoterapia, y aquellos que no reconocen que haya sido eficaz para su depresión.

Para un grupo de pacientes, por motivos diversos, la medicación significó la única manera de salir de su depresión o, simplemente, de encontrar la mejoría necesaria para afrontar el problema.

Para Antonia, la única manera de salir de la depresión es a través de la medicación adecuada indicada por un especialista. Confía en el criterio del médico para tomar la medicación.

“El único que te puede sacar de eso yo pienso que es un médico especialista. Y que si no te va bien un tratamiento te va a poner otro. Y que según lo que como tú llegas a un hospital de mal, ellos ya tienen la suficiente capacidad como para ponerte el tratamiento adecuado. Y en fin, yo… mi valor es muy importante para los psiquiatras. Que mucha gente dice “-¡No! un psicólogo”. Yo entiendo que los psicólogos tienen una función muy buena porque te hacen ver la vida positivamente, que tú sepas cómo afrontar situaciones, cosas puntuales. Pero en fin, que cuando le hace falta un tratamiento yo creo que existen muy buenos, muy buenos tratamientos como para que una persona haga su vida muy normal, muy normal.”

Pilar considera normal la toma de medicación cuando se tiene tendencia a la depresión porque para ella es como cualquier otra enfermedad que requiere un medicamento.

“Y pienso que es como la tensión, mi marido, concretamente el segundo, tomaba una pastilla para la presión alta. Y ya era para toda su vida, unas veces entera otras veces media, y yo le decía “-Bueno, pues yo tomo mi pastilla igual” ¿Qué más da?. Si a la hora de la verdad es como la tensión, que la tienes que controlar. Yo me la controlo igual. O sea, yo no me la he tomado como que te aficionas a las pastillas, no. Tú tienes una falta de calcio y te tienes que tomar una pastilla. Tú tienes una falta de… o sea una diabetes o alguna cosa y te tienes que tomar otra pastilla. ¿Y por qué no con esto? Si tienes tendencia a ello, pues lo lógico es que te tomas una pastilla. Yo la veo muy normal. Somos muy amantes de decir que con un tratamiento de pastillas, un tratamiento de pastillas, te vas a aficionar a las pastillas y ¿Qué quieres? ¿Aficionarte a la depresión? Yo no es que sea amante de las pastillas, pero considero que cuando tienes un dolor de cabeza, te tomas una aspirina, si tienes una tendencia a engordar, buscas el alimento para que no engorde o buscas unas pastillas para bajar de peso ¿Por qué no vas a buscar algo para la depresión que es una enfermedad? O sea, es una enfermedad y como una enfermedad hay que tratarla.”

Vicente se trataba con su médico de cabecera por otras enfermedades y decidió seguir con él para el tratamiento de su depresión. También considera que es muy importante la utilización del fármaco en este padecimiento.

“Y a nivel general ¿Piensas que, de todo este tiempo que te has ido atendiendo por el tema de la depresión, piensas que los profesionales sanitarios han tenido en cuenta tu opinión al respecto de…? ¿A la hora, digamos, de recomendarte algún tratamiento? No. Llegué, me tocó el tratamiento y se acabó. Las veces anteriores, cuando pasé, pues, por psicólogos y psiquiatras, seguían manteniendo la medicación del médico de cabecera, que la veían adecuada y apropiada. No ha habido nada de decir: ‘-Pues bueno ¿Qué te parece si cambiamos el tratamiento?’. Pues, por ejemplo, aquí tengo compañeros que con el tratamiento… Hay una compañera que ha estado con cinco tratamientos probando a ver. Y a lo mejor es que soy muy conformado y sólo con el hecho de cambiarme una pastilla, me siento bien. No lo sé. ¿Y tú qué valoración le das al fármaco, digamos, al medicamento? ¿Al fármaco? Yo le doy un 90%. Y la verdad es que sí. Si no ponemos el 90, ponemos el 80. Un 15% a eso y el 5% para la persona. Pero conforme uno va superándolo, otras cosas bajan pero el fármaco está ahí. La verdad es que es muy importante.”

Rafael dice que no puede funcionar sin tomar ansiolíticos: piensa que lo tranquilizan y le permiten encontrar un equilibrio en su vida diaria, aunque le han creado una dependencia.

“Esto fue muy lento todo, muy lento, no fue dos meses ni un mes, fue años, años. Hasta que un día, de estar 4 meses sin dormir ni una hora, porque me metía a dormir y había un reloj en la iglesia que ahora ya no está, y daba las horas. Y me metía a lo mejor a las 12, y 12.15 me levantaba ya, ni 5 minutos. Y estuve por lo menos 5 meses sin dormir nada, pero ni 5 minutos, cómo vivía yo no lo sé, cómo vivía no lo sé.”

Aunque Rosina preferiría no tomar medicación, piensa que necesita ese tipo de tratamiento para salir de las crisis de su depresión porque la benefician en esos momentos puntuales.

“Sí, porque a pesar de que los efectos: me ha engordado, me ha retenido líquido, una serie de… ¿Cómo se llama? De lo que… tienen los efectos secundarios, pero es que yo me he sentido mejor, me he sentido mejor. Más animada, más positiva, me ha ayudado a reflexionar. Crees que ambas cosas te han ayudado: tanto los tratamientos farmacológicos como la terapia. Si, lo que yo no me gusta tampoco es estar, ya digo estar medicada, no me gusta nada, no me gusta nada la sensación de estar medicada, en principio, cuando ya uno se habitúa, bueno pues, ya es de otra manera. Pero esa sensación de no poder, de no controlar, de tener que estar siempre dependiendo de una pastilla no, a mí, por mi forma de ser, no me gusta. Pero considero que cuando se llega al hoyo que yo llegué, hazlo. A los dos psicólogos que he tenido nunca les ha gustado que… el tratamiento médico, de pastillas. Pero por otro lado han considerado que como ha sido siempre poco tiempo, han sido nada más que seis meses, cinco meses, pues que bueno eso dentro de lo malo siempre han considerado que es mucho mejor una terapia. Lo que pasa, que a lo mejor yo creo que he necesitado quizás una ayuda farmacológica en los primeros días, en los primeros meses de estar… de encontrarme tan mal, me ha ayudado, la química.”

Para Antonia, los beneficios de la toma de medicación han sido notorios. En un período en el que estuvo ingresada ha sido medicada para dormir y ha respondido muy bien al tratamiento.

“¿Me dices que todavía sigues tomando algún tipo de medicación? Sí. Y bueno porque el médico no me la quita. Yo me… Hombre, supongo que estoy tan bien porque me tomo esta mínima parte de medicación. Pero que bueno, yo ya duermo bien de noche desde que empecé. Desde luego con el tratamiento porque lo que más le importaba al médico es que yo durmiera. Y dormir, duermo muy bien; nada más que acostarme y ya hasta mis seis horas, mis siete horas. De día, si me quiero echar un ratito de siesta, duermo estupendamente. Que no me acuesto porque no puedo y siempre estoy de actividades con los niños para arriba y para abajo, no estoy cansada. Nadie nota que tomo medicación y ya está. Porque sí hay veces que notas que la gente está tomando medicación pues porque los ves un poquito más… no sé cómo diréis vosotros… ¿Más decaídos? Más decaídos o algo… En cuanto llegué también me recuperaron del sueño. Del sueño, que no dormía, ya dormía y di con una doctora muy buena, me mandó un tratamiento muy bueno.”

Rafael encuentra positivos los efectos que le produjo la medicación: dormir y quitarle la ansiedad.

“El médico lo primero que me hizo fue dormir, dormir, dormir ¿Sabes qué te digo? Me dice “-Ya vas a dormir” Por lo menos dormí, claro, ya fue otra cosa, muy fuerte, muy fuerte pero dormí. A ver, no había tomado nunca una pastilla para dormir y dormí. Y ya cuando está… y sí que luego el ansia te va… el medicamento te quita el ansia, comes un poco, te relajas. Luego esto sí, empecé este proceso que todavía lo sigo ese proceso. La medicina me ayudó, sobre todo, a dormir y a tranquilizarme y a afrontar. Y cuando empezó a sentir mejoría orientada o mejor dicho, producto de la medicación ¿Fue porque pudo empezar a dormir? Sí, sí, esto fue igual que poner… el primer día que me tomé la primera pastilla, porque no había tomado nunca la pastilla y dormí. Bueno y empecé a dormir una hora cada día por ejemplo, pero dormía una hora. Y luego claro, cada seis horas o cada ocho horas tomaba un ansiolítico y luego para dormir, el primer mes ya dormí una hora, luego dormí dos horas. Ahora, yo no duermo, puedo dormir dos horas diarias o tres o cuatro.”

Mientras que para algunas personas el efecto beneficioso de la medicación fue muy rápido, para otras la mejoría no fue percibida hasta pasado un tiempo. Incluso, en algunos casos, los médicos tuvieron que probar diferentes fármacos y combinaciones de dosis hasta conseguir la mejoría.

Para Pilar, el medicamento antidepresivo ha mejorado su situación. Han intentado cambiando la medicación pero ella piensa que la que mejor le hace es la que toma habitualmente. Cuando un medicamento le funciona bien, rápidamente siente los beneficios.

“Y él es el que la última vez me dio este medicamento, que es la Paroxetina (Antidepresivo, Ver Glosario), Daparox R. Que yo es lo que le atribuyo el mayor triunfo que he tenido. Porque es el que me ha cortado, digamos, esa emotividad. Porque, aparte de que lo ves todo negro, yo, es que escuchaba música y me entraban ganas de llorar. Cualquier cosa me producía una emotividad y el enfrentarme a las cosas, el ponerme nerviosa. Y ahora pues eso no lo tengo. ¿Enseguida que empezó a tomar la medicación empezó a sentir estos efectos usted? Sí, sí, pero muy rápido. Y ahora pues tomo media solamente. A ver, he empezado a tomarla ahora, a ver… el ir bajando la dosis, sí me funciona.”

Pilar en cambio no sintió los beneficios de la medicación inmediatamente, sino un tiempo después de comenzar a tomarla.

“En cuanto a las pastillas que le han recetado ¿Se ha sentido mejor y si esa mejoría ha sido desde el primer momento o ha sido algo que ha notado la mejoría de forma, digamos, más paulatina? No, ha sido casi como aquel que dice de momentos, o sea, he visto más calmada, más calmada y no sé… con más espíritu ¡Hombre! el primer día y el segundo día no lo consideras porque relativamente eso no es una aspirina, que lo tomes y al día siguiente ya estás como nueva. Tienes que ir un proceso de tiempo, por supuesto, pero vamos ha sido rápido, no puedo decir…”

Begoña sintió los efectos positivos de la medicación unas semanas después de comenzar a tomarla.

“Yo me sentía igual, la medicina tarda mucho efecto en hacer efecto, de tres a cuatro semanas entrar en sangre. Ya cuando empecé a sentir que me entraba en la sangre, yo ya me empecé a sentir más tranquila.”

Un grupo de pacientes piensa que la medicación no resultó una ayuda para mejorar su situación, sino todo lo contrario.

Elisa Isabel valora negativamente la medicación porque piensa que ha sido mal medicada.

“Yo me levantaba por la mañana y cuando me faltaba la pastilla me daba la crisis de ansiedad me y ponía a temblar, directamente. Entonces una pastilla que es capaz de relajar a una persona drogodependiente ¿Por qué me las mandan a mí? Si no sabes qué grado de ansiedad tengo, si yo no he tomado en mi vida un tratamiento para la ansiedad, si tú tenías que haber empezado con uno que fuera la cuarta parte del que me estás dando. Porque ya a mí me hubiese relajado, si ves que no relaja, entonces empiezas a subir la dosis. No me mandes 1 miligramo ahí directamente por la mañana y otro por la noche y… ¿Qué pasa? Yo creo que ese médico me mandó eso, me quitó de en medio un año y se acabó. Y si te he visto no me acuerdo. Ya te digo, yo a una paciente que viene en las circunstancias en las que yo llegué, jamás, jamás le hubiera mandado el Tranquimazin R (Alprazolam, Ver Glosario Medicación) y muchísimo menos cuando de antemano me han detectado fobia social y agorafobia. No lo entiendo.”

Algunas personas cuentan que la medicación les ayudó a salir de los momentos de crisis cuando los síntomas les impedían seguir con el desarrollo de su vida cotidiana. Plantean que la medicación es primordial para comenzar a mejorar, aunque posteriormente se necesiten otros tratamientos como la psicoterapia (Tratamientos combinados), porque, para superar la depresión afirman que necesitan hablar de sus problemas o complementarlo con otros recursos.

Rafael considera que la medicación genera alivio pero no alcanza para tratar la depresión.

“Es verdad que hay algunos medicamentos que te pueden aliviar un poquito, pero un buen psicólogo es el que te cura mejor que nadie, más natural que nadie. Sin dejarte, sin dejarte atontado, sin dejarte esa… que a veces vas caminando y no sabes por dónde caminas con esas pastillas que te dan, que no me han servido para nada.”

Myriam piensa que el tratamiento farmacológico le ayuda a estabilizar funciones cerebrales, pero cree que es necesario complementarlo con psicoterapia para tratar otros aspectos (Link Tratamientos combinados).

“La única terapia alternativa, más que alternativa, alternativa no, complementaria, sería la psicoterapia. Pienso que es un trastorno, una enfermedad digamos cerebral ¿no? que se desajustan esos neurotransmisores y necesitan, pues, química para compensarla. Sí hay mucho componente cognitivo y conductual, que por eso pienso que se puede beneficiar de la terapia psicológica.”

Algunas personas se muestran contrarias al tratamiento farmacológico. Los motivos no derivan únicamente de su experiencia con la toma de medicamentos para tratar la depresión sino también de su visión personal sobre la atención a la salud. Hay quienes piensan que, en lo posible, se deben evitar los fármacos y buscar otras formas de ayuda.

Guillermo conoce, por su experiencia profesional, los efectos de la medicación y por ese motivo es reacio a tomarla. Como psicólogo, no estuvo de acuerdo con el tratamiento farmacológico que le prescribieron, si bien aceptó tomar medicación durante unos días hasta que logró dormir.

“Bueno, no es que decidiera no buscar, cuando me hizo falta lo busqué, que fue el momento del trastorno de pánico y de los días de insomnio, etc. Cuando conseguí dormir dos días seguidos medio bien, pues entonces, ya no sentí la necesidad de continuar con la medicación. Yo creo que ahí cada persona tiene sus… tiene sus propios termómetros digamos, tanto los funcionales como los cognitivos como los de comportamiento. Toda la vida he visto ingresos y he visto reducir episodios de agitación y he visto… he hablado con los pacientes sobre los efectos de la medicación. Pero sobre todo porque estoy con una actitud muy crítica a la actitud de, demasiado para mí, demasiado rígida y demasiado prepotente de la psiquiatría, digamos biológica, esta estándar, que es la que yo estoy… Y esto me ocurre estos cinco, seis últimos años. O sea, no sé si he respondido a tu pregunta, incluso en este episodio me negué a medicarme. Yo estoy cada día también intentando pues suavizar mis maneras, ir eliminando mis prejuicios y centrarme en escuchar y ser un facilitador de las propuestas que me hagan los pacientes. Esto estoy muy acostumbrado aquí dentro, de ver hablar de beneficios, de riesgo, de signos secundarios y he comentado mi opinión: al paciente no se le escucha, es invisible. Tengo mis convicciones, tengo mis creencias también. Y yo creo que la forma de gestionar mi problema estuvo muy condicionada por mi experiencia, mis creencias, mis convicciones y de mi experiencia profesional, etc. Es un problema estructural para mí, estructural… y claro, muy afianzado por estas ideas y creencias del modelo biológico ¿no? y de estas actitudes de excesivo convencimiento de lo que ponen en los prospectos y de la promoción que hacen los laboratorios.”

Manuel no está de acuerdo con el uso de medicación en todos los casos y cree más en la eficacia de otro tipo de terapias.

“Yo, personalmente sé que es una propuesta muy difícil. Tampoco soy político pero les daría más nociones de medicina alternativa, de medicina moderna, de técnicas alternativas como son… masajes quiroprácticos o como es el yoga, tai-chi, o incluso hacer deporte que es lo que yo tenía que hacer en muchos de estos casos, y en lugar de hacer deporte lo que hacía es tomar más medicamentos para mejorar mi salud. Y sobre todo que tengan más en cuenta que es psicológico, que la psicología cuenta muchísimo en todas las enfermedades.”

En el año 2011 se implantó en España la regulación a la Ley de Garantías (RDL-9/2011) por la cual se obliga a los profesionales a recetar por principio activo siempre que el fármaco de la marca comercial tenga un coste superior al mismo producto del genérico. Este hecho, que en principio no debería repercutir sobre el tratamiento que recibe el paciente, ya que la biodisponibilidad del genérico es 80% igual a la de originales de marca comercial. En la actualidad, se permite una variación máxima de alrededor de un 20% de biodisponibilidad entre medicamentos genéricos y originales de marca. El que esa diferencia sea clínicamente significativa no termina de aclararse del todo. Para algunos profesionales podría provocar ligeras diferencias. Por otro lado, encontramos la desconfianza del propio paciente que también podría producir diferencias, al menos subjetivas (Ver: Kesselheim AS, Misono AS, Lee JL, Stedman MR, Brookhart MA, Choudhry NK, Shrank WH. Clinical equivalence of generic and brand-name drugs used in cardiovascular disease: a systematic review and meta-analysis. JAMA. 2008 Dec 3; 300(21):2514-26).