
Escrito por Francesca Favaro, PhD
Una enfermedad silenciosa que no debemos ignorar
El cáncer no siempre se manifiesta con dolor ni con síntomas evidentes. A veces la única pista es un detalle tan sencillo como un cambio en la orina. Entre los llamados tumores silenciosos se encuentran el cáncer de vejiga y el del tracto urinario superior: el primero, común y un desafío sanitario en España; el segundo, menos frecuente pero de comportamiento más agresivo.
Hablar de ellos es importante porque afectan la calidad de vida de miles de personas cada año y, detectados a tiempo, sus tratamientos pueden ser mucho más efectivos. Por eso queremos explicar de manera clara qué son, qué señales dan y a quiénes afectan más.
¿Qué son y qué tan frecuentes son?
El cáncer de vejiga es el más común del aparato urinario. En España se diagnostican alrededor de 20 casos por cada 100.000 habitantes al año, lo que lo convierte en el quinto cáncer más frecuente en la población general. Afecta sobre todo a hombres y a personas mayores de 55 años.
El cáncer del tracto urinario superior (que incluye los uréteres y la pelvis renal) es mucho menos habitual, con una incidencia aproximada de 1 a 2 casos por cada 100.000 habitantes al año, pero suele ser más agresivo y con un pronóstico menos favorable.
¿Qué síntomas hay que conocer?
El signo de alarma más habitual en ambos cánceres es la sangre en la orina, visible a simple vista (orina rojiza) o detectada solo en un análisis. Según la American Cancer Society, este síntoma puede aparecer de forma intermitente y, en ocasiones, sin dolor.
En el caso del cáncer de vejiga, además de la hematuria, algunas personas experimentan una necesidad frecuente de orinar, molestias durante la micción o dolor lumbar y pélvico cuando la enfermedad está más avanzada.
En el cáncer del tracto urinario superior, además de la sangre en la orina, es común el dolor en el costado o flanco, que aparece cuando el tumor obstruye la vía urinaria. En muchos casos, estos tumores se descubren de forma accidental al realizar pruebas de imagen por otros motivos.
¿Quién corre más riesgos?
Los factores de riesgo de estos cánceres están bien identificados. La edad y el género influyen: son más frecuentes en hombres mayores de 55–60 años. El tabaco es, sin duda, el principal responsable: se estima que está detrás de hasta la mitad de los casos de cáncer de vejiga.
También existen riesgos externos, como la exposición prolongada a productos químicos utilizados en la industria de tintes, plásticos o pinturas. La irritación crónica de la vejiga -debida a infecciones urinarias repetidas o inflamación persistente- aumenta las probabilidades de desarrollar un tumor, al igual que haber padecido cáncer previamente o tener antecedentes familiares y síndromes hereditarios relacionados.
¿Qué significa padecer estos cánceres?
Un diagnóstico temprano marca la diferencia. En el cáncer de vejiga, detectarlo pronto permite optar por tratamientos menos invasivos y con mayor probabilidad de éxito. En el caso del cáncer del tracto urinario superior, aunque menos común, es fundamental actuar con rapidez para evitar complicaciones graves como la obstrucción del sistema urinario o la diseminación del tumor.
Ambos tipos de cáncer muestran la importancia de estar atentos a señales sencillas pero significativas: la presencia de sangre en la orina nunca debe ignorarse.
Atención a las señales
Si notas sangre en la orina, aunque sea ocasional y sin dolor, consulta a tu médico. Incluso si desaparece, puede ser un signo temprano de un problema importante.
Detectar a tiempo el cáncer de vejiga o del tracto urinario superior puede salvar vidas y evitar tratamientos más agresivos.