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Última actualización: 13-03-2020

Lupus

¿Qué es el Lupus Eritematoso Sistémico o Lupus? Es una condición de salud inflamatoria crónica del sistema inmunitario, no contagiosa, que ataca a las células y tejidos sanos. El sistema inmunitario es el encargado de combatir las agresiones externas o sustancias extrañas en el cuerpo, como las bacterias y los virus. Cuando hay una enfermedad autoinmune, como es el caso del Lupus, el sistema inmunitario está fuera de control y el cuerpo comienza a atacar a sus propias células. En el Lupus, el organismo crea anticuerpos que aparecen en el torrente sanguíneo, causan inflamación y dañan los propios tejidos.

¿Qué es el Lupus Eritematoso Sistémico?

Es una condición de salud inflamatoria crónica del sistema inmunitario, no contagiosa, que ataca a las células y tejidos sanos. El sistema inmunitario es el encargado de combatir las agresiones externas o sustancias extrañas en el cuerpo, como las bacterias y los virus. Cuando hay una enfermedad autoinmune, como es el caso del Lupus, el sistema inmunitario está fuera de control y el cuerpo comienza a atacar a sus propias células. En el Lupus, el organismo crea anticuerpos que aparecen en el torrente sanguíneo, causan inflamación y dañan los propios tejidos.

El Lupus es una condición de salud que puede afectar a muchas partes del cuerpo (prácticamente cualquier órgano o sistema), aunque las zonas más frecuentemente implicadas son las articulaciones, la piel, los riñones, los pulmones y el sistema nervioso. En cada persona el Lupus se manifiesta de manera diferente. Si usted tiene Lupus puede tener afectadas varias partes del cuerpo, sin embargo, es prácticamente imposible que una persona tenga afectados todos los órganos. El Lupus suele cursar con brotes de actividad que se pueden tratar y, en muchos casos, prevenir.

En España, se estima que 9 de cada 10.000 habitantes presentan Lupus, de los cuales el 90% son mujeres, principalmente entre 15 y 55 años de edad. En general, en nuestro entorno las personas con Lupus presentan una gravedad leve o moderada. En los últimos años, la supervivencia de las personas con Lupus se ha ido equiparando a la de la población general, por lo que el Lupus es considerado como una condición autoinmune crónica.

¿Cuáles son los síntomas del Lupus?

El Lupus presenta una amplia variedad de síntomas, así como una evolución y pronóstico muy variables. Por lo general, el Lupus se presenta como una mezcla de síntomas musculares, articulares, cutáneos o hematológicos y del sistema inmune, a lo que se le añaden síntomas generales como cansancio o fiebre. Hay pacientes en los que el Lupus se manifiesta a través de la afectación de determinados órganos (el riñón o el cerebro, por ejemplo). En general, los síntomas que dominan durante los primeros años de la enfermedad tienden a continuar posteriormente.

A continuación, se detallan los síntomas que pueden presentarse por el Lupus, tanto al inicio como en la evolución de la enfermedad:

SÍNTOMAS GENERALES

La fiebre, el cansancio y la pérdida de peso son los llamados “síntomas generales”, que están presentes en la mayoría de los pacientes con Lupus.

Síntomas de Afectación Orgánica o Sistemática

Los más frecuentes son:

  • Artritis (inflamación de las articulaciones) y artralgias (dolor articular). Más de un 90% de los pacientes presentan alguno de estos dos síntomas a lo largo de la evolución de la enfermedad.
  • Afectación de piel y mucosas. Se presenta en un 60% de los pacientes al inicio de la enfermedad y hasta en un 80% en la evolución de la enfermedad. Entre ellos y por orden de frecuencia se manifiestan:
    • Eritema malar. Es el síntoma más característico del Lupus y consiste en la inflamación y enrojecimiento de la nariz y mejillas, pudiendo causar dolor, sensación de ardor y piel tirante. Suele presentarse con forma de mariposa y normalmente se relaciona con la exposición al sol. Otras formas de afección cutánea son el Lupus discoide (crónico y que deja cicatrices), el Lupus subagudo u otras erupciones cutáneas variadas.
    • Alopecia o pérdida inusual del cabello (especialmente en el cuero cabelludo).
    • Úlceras o aftas (llagas abiertas y dolorosas) en la boca.
    • Púrpura (manchas de color púrpura en la piel) y urticaria, aunque son mucho menos frecuentes.
  • Fenómeno de Raynaud. Síntoma muy habitual, especialmente al inicio de la enfermedad, que se caracteriza por la presencia de palidez, entumecimiento y frialdad en los dedos. En ocasiones los dedos pueden pasar del blanco al azul. Una vez acabado el episodio, la sangre vuelve a circular, los dedos se ponen rojos y aparece un hormigueo y sensación de escozor o quemazón.
  • Enfermedad renal. Se presenta en el 50-70% de los pacientes. El riñón se inflama, pierde proteínas (proteinuria) y puede no eliminar adecuadamente los residuos del organismo, por lo que se acumulan en la sangre.
  • Afectación neuropsiquiátrica y manifestaciones cerebrovasculares. Suele aparecer en los primeros años de la enfermedad (28% de los pacientes con Lupus). Los síntomas neuropsiquiátricos más frecuentes son dolores de cabeza, depresión, convulsiones, ansiedad y disminución de las funciones cognitivas (orientación, lenguaje, memoria…). Por otro lado, la enfermedad cerebrovascular suele presentarse, especialmente, de manera tromboembólica (presencia de un coágulo sanguíneo o «trombo», que obstruye el flujo de sangre a ciertas partes del cerebro). Solo en 1 de cada 3 personas, la presencia de estos síntomas pueden atribuirse directamente al Lupus.
  • Manifestaciones pulmonares. En el curso del Lupus se pueden presentar pleuritis (inflamación de la membrana que cubre los pulmones), neumonitis intersticial (inflamación con cicatrización de los pulmones) e hipertensión pulmonar (presión más alta de lo normal en la arterias de los pulmones). Las dos últimas son infrecuentes pero la pleuritis se presenta en el 50% de los pacientes con Lupus a lo largo de la enfermedad, si bien es raro que aparezca al inicio de la enfermedad. Estos síntomas se suelen presentar como dolor de pecho acompañado con dificultad para respirar.
  • Síntomas gastrointestinales. Son frecuentes en pacientes con Lupus, pero suelen estar más asociados al tratamiento que a la enfermedad en sí misma. Destacan la gastritis (inflamación o hinchazón del revestimiento del estómago) y la úlcera péptica (llaga en la mucosa que recubre el estómago), relacionadas con los antiinflamatorios no esteroideos y/o los glucocorticoides.
  • Manifestaciones hematológicas. Se presentan al inicio de la enfermedad en un 23% de los pacientes; sin embargo, durante el curso del Lupus pueden llegar a afectar al 80% de los pacientes. Entre las manifestaciones hematológicas más frecuentes se encuentran: la disminución del número de glóbulos blancos, seguida de la disminución de los glóbulos rojos (anemia) y de las plaquetas (trombocitopenia).
  • Síndrome antifosfolípido. Este síndrome se asocia con la presencia de trombos (coágulos sanguíneos) en arterias y venas. En mujeres embarazadas se suele asociar a complicaciones tales como abortos espontáneos de repetición, muertes fetales, partos prematuros y preeclampsia (forma grave de hipertensión inducida por el embarazo).

Los síntomas descritos tienden a aparecer y desaparecer. Cuando los síntomas aparecen se llaman “brotes”. Los brotes varían de leves-moderados a fuertes. En cualquier momento pueden aparecer nuevos síntomas.

¿Cómo se diagnostica el Lupus?

En la práctica clínica, el diagnóstico del Lupus se realiza habitualmente teniendo en cuenta la combinación de síntomas y de alteraciones inmunológicas propias de la enfermedad. Las diferentes formas de presentación del Lupus y la multiplicidad de características clínicas durante su evolución hacen que su diagnóstico sea generalmente complejo.

El diagnóstico de confirmación del Lupus requerirá la presencia de síntomas sugestivos que afecten a dos o más órganos o sistemas. Tras la presencia de estos síntomas, el profesional sanitario procederá a realizar los análisis de sangre que ayudarán a confirmar o descartar esta enfermedad. Obtener un diagnóstico puede ser difícil y puede tardar meses o años. Esta dificultad se debe a que las manifestaciones necesarias para establecer el diagnóstico no suelen presentarse simultáneamente, sino que van apareciendo con el tiempo.

Para obtener un diagnóstico, su médico deberá considerar, entre otras cosas:

  • Su historial clínico
  • Un examen completo
  • Pruebas de sangre
  • Biopsia de la piel o de los riñones

El Lupus es un ejemplo de enfermedad multisistémica, por eso es importante que su manejo sea compartido por equipos multidisciplinares. Estos equipos deben estar liderados y coordinados por médicos con formación, experiencia y dedicación específica a las enfermedades autoinmunes, que en España son en su mayoría reumatólogos o internistas. Además, dependiendo del tipo de manifestaciones concretas en cada paciente, puede ser necesaria la participación de otras especialidades:

  • Nefrólogos
  • Neumólogos
  • Dermatólogos
  • Cardiólogos
  • Hematólogos
  • Endocrinólogos
  • Neurólogos
  • Obstetras y ginecólogos
  • Inmunólogos
  • Psiquiatras

También es muy importante la implicación de los médicos de Atención Primaria y su adecuada coordinación con los facultativos hospitalarios. Asimismo, cada vez se implica más en la atención a pacientes con Lupus a enfermeras, psicólogos, fisioterapeutas, trabajadores sociales…

Es muy importante que el trabajo de los diferentes profesionales esté coordinado, así como asegurar una fácil accesibilidad y rápida respuesta en situaciones de necesidad de los pacientes.

¿Qué puede causar la enfermedad del Lupus Eritematoso Sistémico?

Se desconoce la causa o causas del Lupus. Las investigaciones demuestran que la genética juega un papel importante, pero los genes solos no determinan quién padece de Lupus. En ocasiones, el Lupus se repite en las familias, lo que indica que existe una predisposición hereditaria. Aun así, esta predisposición no significa que se vaya a desarrollar el Lupus. Probablemente existen varios factores que contribuyen al origen de esta condición de salud, entre los que se contemplan factores hormonales, infecciosos y medioambientales (exposición al sol, medicamentos, estrés…).

¿Qué tratamientos existen para el Lupus?

En la actualidad, el Lupus no tiene cura, por lo que su tratamiento se centra en el control de sus manifestaciones. Como el Lupus puede afectar a diferentes órganos del cuerpo, que varían según la persona, el tratamiento será personalizado. Hay que tener en cuenta que los tratamientos aplicados pueden llegar a ser muy agresivos y generar importantes efectos secundarios.

Los grandes objetivos del tratamiento del Lupus se pueden dividir en cinco:

  1. Controlar los síntomas lo antes posible
  2. Reducir los brotes
  3. Evitar el daño irreversible de los órganos
  4. Reducir el riesgo de complicaciones asociadas a la condición de salud
  5. Reducir el riesgo de efectos secundarios de los medicamentos

A la hora de tratar las manifestaciones del Lupus, éstas se pueden dividir en dos grupos:

  1. Manifestaciones menores o que no ponen en riesgo la vida de la persona. En este grupo se incluyen la fiebre, las inflamaciones articulares (artritis), las lesiones de la piel y las inflamaciones de las diferentes membranas.
  2. Manifestaciones mayores o que pueden comprometer la vida de la persona. Entre ellas destacan la afectación del riñón, sistema nervioso central, células de la sangre (en forma de anemia o descenso de plaquetas), pulmón y corazón.

Medicamentos para el tratamiento del lupus

En función de la gravedad, el médico debe elegir entre los medicamentos que se detallan a continuación, ajustando el tratamiento y su posible toxicidad al compromiso que ocasiona la condición de salud. Es muy importante tener en cuenta que se debe evitar producir más daño con los tratamientos del que podría causar el propio Lupus.

Entre los medicamentos que se recomiendan habitualmente para tratar el Lupus se encuentran:

Los antiinflamatorios no esteroideos: Son medicamentos que combaten la inflamación. Sin embargo, en el Lupus su uso está restringido a tratamientos sintomáticos cortos, básicamente en casos con afección articular, ya que en general no pueden por sí mismos controlar la condición de salud. Suelen tolerarse bastante bien, pero puede ser recomendable utilizarlos junto a protectores gástricos, particularmente si se toman junto con corticoides. Aunque los efectos secundarios más importantes de estos medicamentos son digestivos, también existe riesgo de efectos adversos a nivel renal y cardiovascular (hipertensión e insuficiencia cardíaca en personas susceptibles).

Los glucocorticoides: Es un grupo de medicamentos importante para controlar muchas de las manifestaciones del Lupus. Los glucocorticoides son antiinflamatorios con un efecto potente y generalmente rápido, por lo que son muy útiles en brotes agudos de la condición. Sin embargo, sus efectos adversos son abundantes y muy serios, con capacidad para producir daño orgánico irreversible a varios niveles (diabetes, hipertensión, osteoporosis, infartos óseos -destrucción de parte del hueso debido a la falta de vascularización-, etc.), producir infecciones y cambios en el aspecto físico (obesidad, aumento del vello, estrías cutáneas), que pueden condicionar la vida de las personas tanto o más que el propio Lupus. En los últimos años se ha establecido que se deben evitar en lo posible las dosis altas de glucocorticoides por vía oral (prednisona) y limitar al máximo el tiempo de administración, siendo desaconsejables tratamientos prolongados con más de 5 mg al día.

Los antipalúdicos: Se trata de medicamentos que inicialmente fueron sintetizados para el tratamiento del paludismo o malaria. Sin embargo, desde hace tiempo es bien conocido su efecto regulador sobre el sistema inmune y constituyen uno de los grupos de fármacos más usados en el Lupus, fundamentalmente la hidroxicloroquina.
Aunque durante años se ha considerado que la hidroxicloroquina estaba indicada solo en manifestaciones menores del Lupus, estudios recientes han mostrado un gran abanico de efectos beneficiosos. Hoy en día se considera que la hidroxicloroquina es el tratamiento de base fundamental para el Lupus, por lo que se recomienda su administración de forma prolongada en todos las personas sin contraindicaciones. Su excelente perfil de seguridad permite su utilización también durante el embarazo, por lo que no debe suspenderse en este período.
Dentro de los efectos adversos, la toxicidad retiniana es el más serio. Afortunadamente, es muy infrecuente en personas tratadas con hidroxicloroquina (no tanto con la cloroquina) y se puede prevenir si se detecta precozmente, motivo por el que se recomiendan exploraciones oftalmológicas anuales.

Los inmunodepresores: Son un grupo heterogéneo de fármacos con capacidad para inhibir la respuesta inmune y, por tanto, sirven de tratamiento para diversas condiciones de salud autoinmunes, entre ellas el Lupus. Existen fármacos inmunodepresores antiguos (como la ciclofosfamida, la azatioprina o el metotrexato) y otros de introducción más reciente (como el micofenolato o el tacrolimus). Se consideran fármacos alternativos, que se utilizan en casos de manifestaciones graves (por ejemplo, en la nefritis o la psicosis lúpica), pero también se emplean en formas más leves de Lupus que precisan terapia de mantenimiento con prednisona, de forma que se pueda disminuir la dosis de ésta. Si bien son fármacos considerados como potencialmente tóxicos, si se indican de forma adecuada, se controlan bien sus dosis y se monitorizan adecuadamente sus efectos adversos, su perfil de seguridad es bueno, sobre todo considerando que nos ayudan a controlar manifestaciones graves del Lupus y a minimizar la toxicidad asociada a glucocorticoides. Muchos de ellos están contraindicados en el embarazo, sin embargo, la azatioprina y el tacrolimus se pueden usar con relativa tranquilidad en este período.

Planificar la visita a su médico

Durante la visita a su centro de salud u hospital, en el proceso de evaluación, diagnóstico, tratamiento o seguimiento de la enfermedad de Lupus, va a tratar con diferentes profesionales. Para facilitar la relación y comunicación, puede tener en cuenta las siguientes sugerencias:

  • Antes de su cita prepare lo que quiere decir para planificar la visita. Usted es la persona que mejor conoce sus síntomas y su información puede resultarle muy valiosa al profesional que le atienda. Le puede ayudar preparar una lista con la respuesta a preguntas como:
    • ¿Qué síntomas tiene?
    • ¿Cuándo han empezado estos síntomas y qué hace que empeoren/mejoren?
    • ¿Ha tenido antes algún tratamiento para el Lupus? Si es así, ¿cuál ha sido?
    • ¿Está recibiendo tratamiento para alguna otra enfermedad? o ¿cuáles son los medicamentos que toma normalmente
  • Lo datos que aporte a a su médico sobre síntomas, problemas, actividades, familia y estilo de vida ayudarán a determinar el mejor plan a seguir.
  • Para planificar la visita, recuerde llevar siempre el tratamiento que está tomando y los informes clínicos disponibles.
  • Advierta sobre cualquier alergia a medicamentos que pudiera tener.
  • Debe informar sobre cualquier sustancia, medicamento, producto de herbolario o medicina “alternativa” que esté tomando.
  • No tema preguntar por aquellas cuestiones que no le han quedado claras.
  • Solicite que la información se le proporcione en un lenguaje sencillo y comprensible.
  • Tome notas durante la consulta si esto le ayuda, o solicite la información por escrito.
  • Es posible que desee que le acompañe a su cita médica alguna persona cercana, familiares o amistades.

Estilo de vida y autocuidado en Lupus

Los estilos de vida y el autocuidado en Lupus pueden mejorar su calidad de vida y el control de su enfermedad. Tenga en cuenta los siguientes consejos:

  • Practique ejercicio aeróbico (caminar, nadar, montar en bicicleta, etc.) de forma regular (2 o 3 veces por semana, en sesiones de 30 a 60 minutos, en función de sus posibilidades).
  • Evite el sobrepeso y el sedentarismo. Los estilos de vida y el autocuidado en Lupus pueden ser clave para mejorar la calidad de vida. Es algo que hay que tener en cuenta.
  • Evite el consumo de tabaco, de esta manera ayudará a disminuir la actividad del Lupus, aumentar la eficacia de alguno de sus tratamientos y reducir el riesgo de condiciones de salud cardiovasculares.
  • Si consume alcohol, hágalo con moderación y consulte a su médico si existe alguna interacción con su tratamiento habitual.
  • Siga una dieta baja en grasas saturadas y rica en ácidos grasos omega-3 (pescado azul, marisco, almendras, nueces).
  • Si decide planificar una dieta, no olvide consultar con su médico. Él podrá evaluar posibles carencias de determinados elementos como hierro, ácido fólico, vitamina B12, calcio y vitamina D.
  • Evite la exposición excesiva al sol. Las exposiciones prolongadas pueden agravar su condición de salud e incluso desencadenar un brote grave. Protéjase a diario (incluyendo los días nublados) con cremas de protección solar (>SPF 50+) de calidad, y renueve la aplicación a lo largo del día (especialmente en caso de sudoración y tras cada baño de playa/piscina). Utilice ropa que cubra las zonas más sensibles. Procure no ir a la playa en las horas más cercanas al mediodía, cuando el sol puede ser más dañino. Algunas personas pueden ser muy sensibles al sol y requerir medidas de protección más drásticas. Consulte a su especialista habitual para individualizar estas medidas.
  • Desarrolle los estilos de vida y autocuidado en Lupus que le ayuden a reducir el estrés (adapte las actividades o sus objetivos diarios acorde a su estado físico, practique técnicas de relajación, repose a mediodía, etc.).
  • Descanse lo suficiente (se recomienda dormir una media de 7-8 horas/día).
  • Desarrolle un sistema de apoyo, rodeándose de personas de su confianza, capaces de comprender su proceso de salud (familiares, amigos, asociaciones de personas afectadas, etc.).
  • Adopte una actitud participativa, activa y colaborativa en su condición de salud fpy no responsabilice exclusivamente a su médico, familiares o cuidador de su estado.

¿Cómo ayudar a una persona con Lupus?

Las personas con Lupus pueden vivir momentos difíciles. En ocasiones, su familia debe adaptarse a cambios en sus actividades diarias y de ocio. Sus familiares deben entender bien en qué consiste la condición de salud y sus posibles limitaciones, así como el estilo de vida que le conviene llevar. Mantener un buen clima familiar es muy positivo. Para ello, puede ayudarle compartir sus temores y sentimientos.

Pautas para familiares, cuidadores o personas que conviven con la persona con Lupus:

  • Trate de no ser sobreprotector. Mostrar sobreprotección puede generar que la persona afectada se sienta incapaz para valerse por sí misma.
  • Trate de ser positivo y controlar las anticipaciones catastróficas relacionadas con la enfermedad. Habrá días malos, pero no se desanime. Recuerde que los pensamientos negativos son sólo eso, pensamientos, no son hechos. A veces es difícil responder a la pregunta ¿Cómo ayudar a una persona con Lupus?
  • Intente comprender posibles cambios bruscos de humor en la persona afectada. El Lupus, dependiendo de la gravedad, puede generar un impacto muy significativo en la vida de las personas, obligando a cambiar los hábitos cotidianos y, en muchos casos, a perder la autonomía. Ante este cambio de realidad, es frecuente que las personas con Lupus sientan frustración y expresen rabia, entre otras emociones. Muéstrese paciente y compasivo; no es algo personal con usted.
  • Intente que la condición  de salud no se adueñe de sus vidas. Haga una lista de las actividades con las que la persona afectada y usted podrían disfrutar.
  • Si tiene implicación continuada en el cuidado, saque tiempo para usted. Busque un momento para tomarse un descanso, con alguna actividad lúdica fuera de casa. Para reemplazarle en el cuidado, pida ayuda a familiares, amistades o a alguna asociación de personas afectadas.
  • Busque información fiable sobre el Lupus en páginas de Sociedades Médicas o Asociaciones de Personas Afectadas. Desconfíe de páginas que ofrecen curación a su enfermedad o que no tiene el respaldo de expertos.
  • Si considera que necesita orientación o información sobre otras ayudas a las que pueda optar, busque el asesoramiento de un trabajador social en su centro de salud, hospital o ayuntamiento.
  • Podrá encontrar apoyo y asesoramiento de personas con experiencias similares en asociaciones de personas afectadas.

Embarazo y anticonceptivos en mujeres con Lupus

Las mujeres con Lupus pueden tener bebés sanos. Es importante involucrar al equipo de atención médica durante su embarazo, en estrecha colaboración con el ginecólogo/obstetra. Existen algunas consideraciones a tener en cuenta si usted está pensando quedar embarazada:

  • El embarazo en las mujeres con Lupus se considera de alto riesgo; sin embargo, la mayoría de mujeres tiene embarazos sin complicaciones.
  • Si bien el embarazo es de alto riesgo, éste no es igual en todos los casos, ya que depende de la gravedad de la enfermedad, características personales o tratamiento recibido.
  • Las mujeres embarazadas con Lupus deben visitar a su médico más a menudo.
  • Un brote de Lupus podría ocurrir en cualquier momento del embarazo pero, con una buena planificación, suelen ser leves.
  • Es importante una planificación cuidadosa antes del embarazo e intentar que éste se produzca tras un período de 6 a 12 meses de enfermedad bien controlada, con bajo nivel de tratamientos.

En cuanto a las medidas anticonceptivas, debe tener en cuenta los siguientes aspectos:

  • Las mujeres con Lupus que no desean quedar embarazadas o que toman medicamentos que pueden ser perjudiciales para el bebé tal vez deseen un método confiable para el control de la natalidad. Estudios recientes han demostrado que algunos anticonceptivos orales (píldora) son prácticamente inocuos para las mujeres con Lupus inactivo y sin otros factores de riesgo de trombosis, como los anticuerpos antifosfolípido o el consumo de tabaco, siempre que las dosis de estrógenos que contengan sean bajas.
  • Los beneficios de la píldora pueden superar a los riesgos en muchas pacientes. En cualquier caso, desde medicina y ginecología realizarán una evaluación de su caso y le informarán de las medidas más apropiadas para usted.

Asociaciones de pacientes

ÁMBITO ASOCIACIÓN
Nacional FELUPUS – Federación Española de Lupus
Almería ALAL – Asociación de Autoinmunes y Lupus de Almería
Córdoba ACOLU – Apoyo a la Convivencia con el Lupus en Córdoba
Granada LUPUS GRANADA – Asociación Granadina de Lupus
Huelva HULUA – Huelva Lúpicos Asociados
Jaén ALUJA – Asociación Jienense de Lupus
Málaga ALA – Asociación Malagueña de Lupus
Sevilla ALUS – Asociación Autoinmunes y Lúpicos de Sevilla
Zaragoza ALADA – Asociación de Lupus de Aragón
Asturias ALAS – Asociación de Lúpicos de Asturias
Baleares AIBLUPUS – Asociación de Lupus de Islas Baleares
Las Palmas de Gran Canaria CANALUP – Asociación Canaria de Lupus
Cantabria ALDEC – Asociación Lupus de Cantabria
Barcelona ACLEG – Asociación Catalana de Lupus Eritematoso Generalizado
Ciudad Real ALMAN – Asociación de Lupus de La Mancha
León ALELYSA – Asociación Leonesa de Lupus y Síndrome Antifosfolipídico
Salamanca ASALU – Asociación Salmantina de Lupus
Valladolid ASVEL – Asociación Vallisoletana de Enfermos de Lupus
Badajoz ALUEX – Asociación de Lupus de Extremadura
A Coruña AGAL – Asociación Gallega de Lupus
Madrid AMELYA – Asociación Madrileña de Lupus y Antifosfolipídico
Madrid Asociación Lúpicos Solidarios de Madrid
Murcia AMLEA – Asociación Murciana de Lupus y otras Enfermedades Afines
Navarra ADELUNA – Asociación de Lupus de Navarra
Valencia AVALUS – Asociación Valenciana de Afectados de Lupus
Vizcaya ADELES–VIZCAYA – Asociación de Ayuda a los Enfermos de Lupus de Vizcaya
Álava ADELES-ÁLAVA – Asociación de Enfermos de Lupus de Álava

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