Es una experiencia subjetiva que una persona reconoce en su cuerpo o mente, y que puede ser indicativa de una enfermedad o alteración de la salud. A diferencia de los signos, que son datos objetivos que un médico puede observar o medir (como fiebre o erupciones en la piel), los síntomas son reportados por el propio paciente y no pueden ser directamente verificados por otro.
Los síntomas pueden ser tanto físicos (como dolor, fatiga o náuseas) como psicológicos (como tristeza, ansiedad o confusión).