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Terapia miofuncional: una alternativa posible al CPAP en la apnea del sueño

Dos mujeres realizan ejercicios faciales frente a un espejo como parte de una terapia miofuncional para tratar la apnea del sueño.
escrito por Anthea Santos Álvarez

La apnea obstructiva del sueño (AOS) es un trastorno frecuente y potencialmente grave. Ocurre cuando las vías respiratorias se colapsan parcial o totalmente durante la noche, dificultando la respiración y afectando el descanso.

El CPAP funciona, pero no siempre es fácil de usar

El tratamiento más habitual para la AOS es el dispositivo de presión positiva continua en la vía aérea, conocido como CPAP. Consiste en una máquina que mantiene las vías respiratorias abiertas mediante un flujo de aire constante a través de una mascarilla. Es eficaz, sí, pero muchos pacientes lo encuentran incómodo: mascarilla molesta, sensación de claustrofobia, ruido… y eso se traduce en una baja adherencia. Es decir, muchas personas dejan de usarlo.

¿Qué es la terapia miofuncional?

Como posible alternativa o complemento, el informe del Servicio Canario de la Salud (SESCS) analiza la terapia miofuncional, una técnica basada en ejercicios de lengua, labios, paladar y garganta. El objetivo es fortalecer esos músculos para evitar que las vías respiratorias se colapsen durante el sueño.

¿En qué consiste?

La terapia miofuncional orofaríngea es un conjunto de ejercicios diseñados para fortalecer y reeducar la musculatura de la lengua, los labios, el paladar blando y la faringe. Estos músculos juegan un papel clave en el mantenimiento de la vía aérea superior abierta durante el sueño. En las personas con apnea obstructiva del sueño (AOS), esta musculatura puede estar debilitada o descoordinada, lo que facilita el colapso de las vías respiratorias y desencadena los episodios de apnea.

La lógica detrás de la terapia es simple: si los músculos responsables de mantener abierta la vía aérea son más fuertes y funcionales, hay menos probabilidad de colapso durante la noche.

¿Cómo funcionan estos ejercicios?

La terapia miofuncional orofaríngea consiste en una serie de ejercicios diseñados para fortalecer y reeducar los músculos de la lengua, labios, paladar y garganta. Estos músculos son fundamentales para mantener las vías respiratorias abiertas mientras dormimos.

En personas con apnea del sueño, esta musculatura suele estar debilitada o mal coordinada, lo que favorece el colapso de las vías respiratorias. La lógica es sencilla: si fortaleces los músculos que mantienen la vía aérea abierta, hay menos riesgo de que se cierre durante la noche.

Los programas pueden variar, pero en general los ejercicios se centran en:

  • Lengua: se busca mejorar su fuerza, movilidad y postura. Algunos ejercicios típicos incluyen mantener la lengua pegada al paladar, empujar contra él o hacer movimientos específicos hacia los lados.
  • Labios: el objetivo es fortalecer el cierre labial, importante para fomentar la respiración nasal. Puede implicar mantener pequeños objetos entre los labios o practicar el sellado bucal.
  • Paladar blando y garganta: se trabaja el tono muscular del velo del paladar y la faringe, para evitar vibraciones (ronquidos) y colapsos. Esto incluye vocalizar sonidos como “ka” o “ga”.
  • Respiración y deglución: se reeducan los patrones respiratorios y la forma de tragar, promoviendo una respiración nasal eficiente y una correcta posición de la lengua en reposo.

El tratamiento suele durar entre 6 y 12 semanas, con sesiones semanales de 15 a 30 minutos, guiadas por logopedas o fisioterapeutas, y ejercicios diarios en casa (de 3 a 5 veces al día). La constancia es clave para notar resultados.

¿Es difícil de hacer? ¿Y qué pasa con los efectos secundarios?

Uno de los puntos fuertes de esta terapia es que puede practicarse fácilmente desde casa, bajo la guía periódica de profesionales como logopedas o fisioterapeutas. No requiere dispositivos ni técnicas invasivas. A simple vista, parece una opción accesible y amable para muchos pacientes.

Eso sí, como cualquier ejercicio físico, necesita compromiso y regularidad para funcionar. Y aunque se considera segura, es importante que esté bien pautada y supervisada.

¿Qué se necesita para que esta terapia llegue a más personas?

Aunque los ejercicios son simples, llevar esta terapia a más pacientes no es tan automático. Requiere profesionales con formación específica y cierta continuidad en el seguimiento. Hoy por hoy, no está disponible de forma generalizada, y tampoco es muy conocida fuera de algunos entornos especializados.

Su futuro dependerá de cómo evolucione la evidencia científica y de los esfuerzos para integrarla de forma equitativa y organizada en los distintos niveles del sistema de salud.

¿Y qué dice la ciencia sobre su efectividad?

Esa es la gran pregunta. ¿Sirve realmente? ¿En qué casos? ¿Puede ser una alternativa o solo un complemento?
En la próxima noticia, analizaremos lo que dice el informe del SESCS sobre sus beneficios, limitaciones y posibles usos según la evidencia disponible.
Te lo contamos todo en la siguiente noticia del blog.