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Emociones y salud cardiovascular

Las enfermedades cardiovasculares son un grupo amplio de enfermedades que se originan por la disminución del riego sanguíneo en una zona de cuerpo. A pesar de que en los últimos tiempos se han producido múltiples avances respecto a su prevención y abordaje, siguen siendo a día de hoy la principal causa de morbilidad y mortalidad en los países occidentales. De esta manera, se han puesto en marcha estrategias de prevención con el objetivo de minimizar los factores de riesgo y el impacto de las enfermedades cardiovasculares por medio de la promoción de hábitos saludables.

La Sociedad Europea de Cardiología, en su guía para la prevención de la enfermedad cardiovascular, señala que la falta de apoyo social, el estrés laboral y familiar, la depresión y la ansiedad contribuyen al riesgo de desarrollar una enfermedad cardiovascular y se relacionan con un peor pronóstico [1]. Los factores estresantes agudos, como la exposición a una catástrofe natural y otros episodios vitales graves, pueden actuar como desencadenantes del síndrome coronario agudo. Asimismo, otros factores como el estrés crónico en el trabajo, los síntomas depresivos y el agotamiento vital o los ataques de pánico aumentan la incidencia de enfermedades cardiovasculares. Por otro lado, estos factores de riesgo psicosociales actúan como obstáculo para la adherencia terapéutica y dificultan la implementación de cambios importantes en el estilo de vida, como el establecimiento de una dieta saludable o la práctica de ejercicio físico habitual [1].

Es importante, por tanto, aprender a afrontar y gestionar las emociones para mantener una buena salud cardiovascular. A continuación, presentamos una serie de recomendaciones que pueden ser de utilidad para el manejo de las emociones y la gestión del estrés:

  • Presta atención a cómo te sientes. Identifica qué emociones están presentes en ti y cómo de intensas son.
  • Habla con tu entorno. Compartir tus preocupaciones puede ayudarte a manejar la situación.
  • Reduce tus niveles de activación. La respiración y el ritmo cardíaco están íntimamente relacionados: aprende técnicas de respiración y ponlas en práctica.
  • Busca tiempo para ti. Dedícate tiempo y practica actividades que te resulten agradables.
  • Trata de gestionar el enfado. Expresa tus frustraciones de forma asertiva, no confrontativa.
  • Utiliza el sentido del humor. La risa puede ser muy beneficiosa para la salud, ya que podría reducir el estrés y mejorar el estado de ánimo.
  • Practica ejercicio físico. Te ayudará a liberar tensiones y a combatir otros factores de riesgo cardiovascular.
  • Limita el consumo de estimulantes. Tomar cafeína o teína en exceso puede aumentar la presión arterial y la frecuencia cardíaca.
  • Si tienes dificultades para gestionar tus emociones y estado emocional, recuerda que puedes pedir ayuda psicológica a un profesional.

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