En este módulo, pacientes de más de 36 a 45 años muestran sus experiencias con esta condición de salud.
Entrevista a Eva María
Sexo: Mujer
Edad en el momento del diagnóstico: 21 años
Año de diagnóstico: 1990
Tratamientos recibidos: Farmacológico y psicoterapia
Edad en el momento de la entrevista: 42 años
Primeros indicios y episodios
“Continuamente me daban mareos, me bajaba la tensión, me daban crisis de ansiedad, me han dado muchas crisis de ansiedad. Y muchas veces, porque estuve muy mal. Yo me subía en el autobús y yo no sabía en la parada que me tenía que bajar. Yo al conductor le daba el dinero, si no llevaba bono bus; y yo no sabía si me tenía que dar la vuelta o no. Es que yo iba ¡Vamos! Una sensación de que… como que tú no estás. Que todo pasa alrededor tuyo pero tú no te das cuenta de nada.”
Reconociendo la depresión
“Estaba tan mal que dejé, pues, como catorce kilos. Ahora estoy normal ¿no? Bueno, pues, catorce kilos menos en mí. Y ya empezó a decir mi familia y a hablar con mi médico de cabecera, que ¿Si es que tenía anorexia? Tuve que ir por mi familia, ahí, a un centro que hay para estos trastornos de alimentación. Hablé con una psicóloga y le dijo a mi madre que estuviera tranquila. Que no, que yo lo que tenía era una depresión tan grande que a mí me impedía comer. Porque yo lo que tenía era en el estómago. De hecho, cuando tengo, así, alguna recaída, es que a mí, los síntomas, somáticos así: en el estómago. Yo no puedo comer, si como vomito pero era por eso, por la depresión. Pero es que me quedé ¡vamos! que de verdad yo, de hecho todas las fotos las he roto. Porque es que es deprimente. Y mi madre cuando, así, se mete una racha que a lo mejor digo: “-¡Es que no puedo comer mamá!”, me dice: “-¡No por Dios, no vayas a quedarte como antes!”. Y eso ha sido la peor.”
Reconociendo la depresión
“Y yo recuerdo que salía de la academia y hasta que llegaba al piso, por todo eso, veía luces y yo iba llorando todo el camino, de lo mal que estaba. Y entonces fui a un médico de… al médico que tenía de cabecera y le dije que “-No sé lo qué…” De hecho, allí también en la academia me llamó uno de los profesores, me dijo: “-Mira, a ti que te pasa algo. Porque tú empezaste con mucha ilusión, tú hacías preguntas, tú estabas integrando grupos”, dice: “-Y ahora pues…” ¡Ah! Dice: “-Estás que, no estás en la clase siquiera, tienes mucha tristeza, te vas muchas veces de la clase”. Y él me recomendó a un psicólogo amigo suyo. Fui, pero ya dejé la academia, fui pero aunque ya, dije, ya fue tarde ¡Ya estaba mal! Y por un lado él me dijo que fuera su amigo el psicólogo que trabajaba en un gabinete con un psiquiatra. El médico de cabecera, pues, fui un día, le decía yo, tenía confianza con él y yo le dije que yo estaba muy mal, que yo no quería ni ir a mi casa, que no quería, que solo quería morirme, que ¡vamos! que no hacía más que llorar, que quería estar sola, que para mí, pues eso, nada tenía sentido.”
Descripción de psicoterapia
“Desde que estoy con la psicóloga ella me dice, porque ella sabe la de situaciones. Y entonces ella me ha dicho que desde que empecé con ella, que estaba muy mal hasta ahora, dice, que me he hecho una persona muy fuerte. Y dice “-¿Tú dices que tus amigas cuando les viene algo son fuertes?” dice: “-Tú no sabes la fuerza que tú has cogiendo”, porque dice: “-De las cosas malas o creces y te haces fuerte o te hundes”. Digo: “-Sí, pero es que porque tú no me dejas que me hunda”, dice: “-No, no, yo no hago el trabajo, lo haces tú”. Pues entonces yo… y como yo lo que noté mucha mejoría, fue con la ayuda psicológica, pues con la terapia. Y yo, de verdad, a mí eso sí que me dio la vida. Esta mujer, vamos, hemos conectado. Porque para mí, ya después de tanto tiempo y tanto, vamos, como le digo “-¡Me conoces más que mi madre!”. Una ayuda de verdad. No sé, puede más que la familia porque hay cosas que la familia ni entiende ni puedes contarles y yo considero también que una cosa es la parte médica, que es la medicación que tienes que tomártela porque lo sé perfectamente y otra cosa es una ayuda, pero que las dos tienen un único fin. Pero cada una por su lado. Entonces yo lo considero lo necesario.”
Tratamiento farmacológico. Gestión del tratamiento farmacológico: prescripción, dosificación y efectividad
“Yo estoy ahora en una fase que estoy más deprimida que antes. Pero que yo incluso ahora que necesito más estar mejor, pues me encuentro peor y no tengo ganas de nada y nada más que ganas de llorar y digo “-¿Por qué no me aumentó?” Tomo un Cipralex (Escitalopram, Ver Glosario Medicación) ¿no? por la mañana, digo: “-¿Por qué no me pone otro al medio día?” y me dice: “-No, porque te estás tomando la cantidad máxima que es 20, no te puedo poner… si ya 40 no se lo he puesto a nadie”, dice, “-Además tienes otro antidepresivo que es el Recep (Ver nombre del PA) Dice “-Ya con esos dos…” y sé que la Lamotricina (Ver Glosario, Medicación) me dijo él que era como un… a ver si me acuerdo, no sé decir, cómo que equilibra ¿no? la Lamotricina entonces no, me sale el nombre… Si, y entonces, yo sé eso que son los dos antidepresivos, que uno no me lo puedo…. no me lo podía aumentar la dosis, pero, después en concreto explicarme: “-Pues, esto es para esto o es que te viene bien, mejor por esto”. Yo no sé nada, yo lo que me manda me lo tomo y si me hace efecto, pues… Si no, por ejemplo cuando tuve esos síntoma se los he comentado pero dice que son, que son propios, de los sudores del picor de piernas, que la boca seca, que me queda mucho la mente en blanco, pues, son síntomas que son normales. ¿Y por qué crees que no te han informado? Es lo que te iba a preguntar. Bueno no sé. Quizás porque no haya preguntado o quizás porque se creen que no necesitamos esa información, que ellos con unas pastillas, ya nosotros eso es lo que tenemos que hacer.”
Tratamiento farmacológico. Efectos secundarios de la medicación
“Me vio un psiquiatra y me puso un tratamiento bueno ¿no? bueno pero no me hizo efecto. Me ponían un tratamiento ¿no? y al principio notaba una mejoría. Pero en cuanto como… como si el cuerpo se fuera adaptando, dejaba de hacerme efecto, ya el médico hasta… el mismo médico no se explicaba, y así me puse más hasta seis tratamientos. Entonces me daba igual lo que… me daba… Lo que sentía es que no me sirviera, pero no es porque yo no me los tomaba, es porque no me servían. Pero al principio yo es que quería que de un día para otro. Ahí no, ahí esperaba que hicieran su efecto, lo que es que fallaban, no sé por qué. Pero al principio es que no me daba cuenta; yo quería un efecto rápido.”
Tratamiento farmacológico. Dependencia y abandono de la medicación
“La primera vez que fui al psiquiatra, como estaba tan mal me mandó un tratamiento, pero como no veía el efecto lo dejé, entonces seguí peor ¡claro! Después… Empecé a tomarme el tratamiento me encontré un poco mejor y lo dejé también. Pero no se me quitaba porque, claro, estaba mejor pero yo necesitaba un tratamiento como lo llevo ya muchos años. Me puso un tratamiento. Pero yo dejé también el tratamiento porque yo decía cuando estás tan mal no tienes conciencia de lo importante que es tener un tratamiento y seguirlo ¿no? Aunque al principio no veas que de resultado. Porque también es verdad que los tratamientos estos de enfermedad mental no hacen un efecto rápido; sino que es bueno un mes, dos meses, tres meses. Y cuando estás mal… yo por lo menos y creo que todos nos desesperamos porque queremos tomarnos lo que sea, la pastilla y a la semana encontrarnos un cambio de ¡vamos! verlo todo de color de rosa y eso no es así. Entonces lo dejé.”
Vida familiar
“Pues a mí mi familia me ha apoyado mucho. Yo, cuando he estado tan mal, mis primos se han esforzado porque salga, me han llamado por teléfono. Si no he tenido ganas, igual ellos han tirado de mí: “-Porque tú te tienes que venir”. Hay veces que iba y otras que no. Pero ya eso me hacía reaccionar más. Y mi familia me ha ayudado, vamos. Si han tenido que ir conmigo al médico, mi madre de hecho ya…, al principio no, porque te he comentado que iba yo sola a Málaga pero después ella venía conmigo. Y en el día íbamos y veníamos en el autobús a Málaga las dos, iba al médico conmigo o a la psicóloga, volvíamos las dos ¡vamos! que yo doy muchas gracias por la familia que tengo, que son los que me han apoyado. Te digo sinceramente, yo no quiero cobrar 500 euros. Yo, me gustaría estar trabajando de maestra que me encantan los niños. Porque incluso tu familia, aunque te quiere ayudar, muchas veces te hace más daño que te ayudan, porque ellos te dicen “-¡Mira si eso no es nada, si eso tú puedes, si eso…!”. Eso hace que tú todavía te encuentres peor porque tú mismo te sientes culpable de no hacer el esfuerzo que ellos se creen que tú puedes. Pero es que no, en realidad es que no puedes hacerlo. Poder… da igual si hubiera conocido alguien, tener mi familia, pero de hecho yo conocí una persona y tampoco me pude plantear tener mi familia, por la enfermedad. Entonces, para mi esos son trabas que otras personas no las ven pero las vemos los que las tenemos.”
Vida social y amigos
“Ahí sí, mi amiga esta de Málaga, pues como una hermana se ha portado conmigo. Mi amiga pues para mí fue ¡vamos! En ese momento me ayudó pero ¡vamos! muchísimo. Igual que ahora ella sigue en Málaga y eso y ella pues tiene su vida, llama menos pero ya dice que le da igual que nos veamos menos, porque ya sabe que yo ya estoy bien ¿no? Pero cuando estaba mal ha estado muy preocupada. Y me acompañaba ella, me cogía en la estación de autobuses, me llevaba a la consulta, porque yo estuve un tiempo que yo, no sabía ni por dónde iba.”
Mundo laboral
“Yo tenía un proyecto, con esta enfermedad… algunas veces por eso digo, me dicen: “-Bueno pues tú hiciste una carrera”, digo: “-Ni me lo recuerdes, porque eso me hace sentirme peor todavía.” Porque, tener una cosa que ahora, ya te digo, es como un trabajo que has hecho pero que ya has perdido, has perdido el tiempo haciendo ese trabajo ¡es un fracaso! por eso mira: un fracaso en el trabajo, un fracaso en la familia porque yo veo a todos mis primos, a toda mi familia que tienen sus trabajos, su vida montada su, yo qué sé. Pues yo, te digo sinceramente, yo no quiero cobrar 500 euros, yo me gustaría estar trabajando de maestra que me encantan los niños.”
Calidad de vida actual
“No es una cosa que siempre esté igual, ni que haya desaparecido sino que ayuda más y, aparte, hay periodos en los que estoy mejor, como es ahora. Y otros en los que tengo unos bajones… ”
Mensajes a personas cercanas
“Yo pienso que… lo que tú has dicho, de darnos más información a los pacientes, estaría muy bien, porque por lo menos los que yo conozco y en mi caso en concreto, yo es que voy… y lo que te he comentado, a mi me dan un tratamiento, a mi no me explican nada, porque hasta los efectos secundarios voy yo diciéndoselo al médico. Y él, yo pienso que me debería decir: “-Bueno, pues te puede pasar esto pero si te pasa no te preocupes que esto es normal que pase.” Entonces, yo creo que información nos deberían de dar mejor. Y también estar más tiempo con los pacientes, otra cosa que hay que mejorar. Y una ayuda psicológica, otra cosa que hay que mejorar. Hay unas cuantas cosas por mejorar.”
Mensajes a otras personas con depresión
“¿Qué dirías a las personas que no han tenido nunca depresión, cómo se lo explicarías? Mira, que ojalá no la tengan. Porque es una cosa que se sufre bastante y que no te puede ayudar cualquiera. Porque incluso tu familia, aunque te quiere ayudar, muchas veces te hace más daño que te ayuda. Porque ellos te dicen: “-¡Mira si eso no es nada, si eso tú puedes! Si eso…” Eso hace que tú todavía te encuentres peor porque tú mismo te sientes culpable de no hacer el esfuerzo que ellos se creen que tú puedes, pero es que no. En realidad es que no puedes hacerlo.”