En este módulo, pacientes de 46 a 55 años muestran sus experiencias con esta condición de salud.
Entrevista a Antonio
Sexo: Hombre
Edad en el momento del diagnóstico: 47 años
Año de diagnóstico: 2006
Tratamientos recibidos: Farmacológico
Edad en el momento de la entrevista: 53 años
Causas de la depresión
“Ella me dijo que no me quería, así de pronto, que no me quería. Entonces me derrumbé, cogí una depresión muy fuerte. Que yo, cuando tengo una depresión, yo he tenido una depresión pero esa depresión ha sido por un motivo, no ha sido una depresión porque así me ha dado la gana, ha sido una depresión. A lo mejor soy débil o yo que sé pero es una depresión por un motivo, superé ese motivo y ya está, ya me encuentro bien. Tuve una depresión también muy fuerte pero por motivo, otra vez, porque perdí el trabajo y encima estaba bien con mi mujer, con mis hijos, todo. Y cogí una depresión también muy fuerte. Pero era por motivos de trabajo, porque me encontré que no valía para nada, iba a los sitios y me rechazaban: “-Bueno, no tengo trabajo”. Pero fue una depresión así, hasta que encontré el trabajo y se me quitó, fue dos o tres meses. Yo tengo un carácter muy débil, muy así, que por cualquier cosa me… pero te lo digo, siempre con un motivo, no me derrumbo así. Siempre por motivos, porque perdí el trabajo, por el divorcio. ¿Y usted por qué cree que se produce la depresión desde su experiencia? No me lo había planteado nunca, pero… No sé, eso… Es que depende mucho de la persona también, hay personas que son ¿no? fuertes, porque se divorcian o pasa cualquier motivo y bueno: “-Hay lo que hay”. Pero otro se derrumba por cualquier tontería y no sé, realmente es de cada persona.”
Tratamiento farmacológico. Gestión del tratamiento farmacológico: prescripción, dosificación y efectividad
“Cuando vino acá estuvo usted con el doctor. ¿Le dijo qué diagnóstico le dio, se acuerda qué nombre le puso?, que tenía una depresión, pero ¿le dijo qué depresión era? No. ¿Qué tipo de depresión era, recuerda? Me dio una pastilla para que me la tomara muy fuerte para ver… el médico me dijo una depresión que lo pasé muy mal y que, claro yo quería dejar de tomar la pastilla y me decía, que no, “-Que lo pasaste muy mal… eso es una depresión muy fuerte que has tenido y eso no se puede dejar así”. Pues nada, el médico me puede dar lo que sea, pero el que sabe más de cómo me encuentro soy yo, no sé, yo me veía bien, bien, me puedo equivocar pero no sé, yo quería dejar la pastilla, pero él dice que no, que no, al final ya me la tomé por tomármela, para hacerle caso a él, pero yo casi estuve dos años con la pastilla y cuatro años me la tomé, pero me la tomé porque… como si no me la hubiera tomado, me encontraba ya bien y a los dos años ya estaba prácticamente yo bien ya.”
Actividades gratificantes
“No sé, como me gusta mucho el deporte, pues juego a fútbol, fútbol sala, natación, iba a piscina dos veces a la semana, a coger la bici, la mountain bike, hacer… intentar …. olvidarme un poco de todo eso, no? Empezó a hacer actividades que le gustaban. Sí, sí, para ¿me entiendes?, que me gusta mucho el deporte, no fumo, no bebo y me gusta…”
Tratamiento farmacológico. Efectos secundarios de la medicación
“¿Y después empezó el tratamiento aquí en este Centro de Salud Mental? Sí, sí, me lo llevaron aquí, bueno, me lo llevó y muy bien con él y todo. Y cuando empezó con este doctor aquí ¿Le daba otra medicación diferente? No, no, me dio esta… muy fuerte que lo pasé mal porque claro, estaba en casa y ya me movía a cada momento, no podía estar quieto, ya estaba… tenía ganas de no sé, de ir a trabajar y cuando trabajaba era todo al revés, estaba yo no sé, estaba fatal, fatal. Eso fue duro porque claro, no… bueno. ¿Y cómo fue el tratamiento además de la pastilla que tomaba? Pues bien, poco a poco se fue quitando, poco a poco, pero me costó porque son seis años que he estado en tratamiento tomando esta pastilla. ¿Y además de la pastilla hacían consulta, le comentaban un poquito cómo iba usted? Sí, sí, cada vez que venía le explicaba cómo me encontraba, todo eso y él bueno, lo anotaba y bueno, me decía, “-Bueno ¿qué te parece, seguimos con este tratamiento o rebajamos la pastilla? Buneo, depende cómo veía pues sí, rebajar la pastilla y ya poco a poco he ido… los seis últimos meses, los tres meses sin pastilla y muy bien ¿entiendes? ¿Se acuerda qué efectos secundarios le hacían las pastillas que tomó para la depresión? Usted decía que estaba un poco atontado, que estaba cómo…? Sí, no me dejaba, esas pastillas, la pasé muy fuerte hay tres clases de pastillas, me dio la más fuerte, claro, me dejaba chafado, con ganas de… de no hacer nada, de no pensar nada, como una momia, no sé, quedaba muy… en el trabajo ya no tenía ganas de hacer nada, no sé, me encontraba muy chafado, muy chafado.”
Vida social y amigos
“Que pocos amigos tengo porque la mayoría de los amigos están casados y cuesta encontrar amistad, lo que pasa es que yo tengo a los niños soy el hombre más feliz del mundo, no sé, estoy muy ¿Cómo se llama? Ahora uno juega al fútbol, la otra al vóley y siempre estoy entretenido.”
El mundo laboral
“¿Y estaba trabajando, volvió a su trabajo en ese momento? Sí, sí, yo salí ahí, fui a trabajar, también lo necesita, pero claro, estaba trabajando y me movía para arriba, para abajo, pensando, no hay trabajo, puedo estar en casa, no podía estar quieto y todo fue así, hasta que mira, la pastilla me fue… El trabajo me gusta mucho, el oficio que tengo, estoy muy a gusto en el trabajo, en mi casa, con mis hijos, no sé, no tengo ningún problema.”
Sentirse mejor poco a poco
“Y cuando empezó a tomar el medicamento. ¿Se acuerda en cuánto tiempo empezó a sentirse mejor, usted dice que fue más o menos rápido? Bueno, me costó porque yo pensé que a lo mejor ella volvería conmigo, no sé, siempre he tenido esta ilusión, los primeros dos años pensaba, no, a lo mejor se arrepiente. Pero fueron dos años prácticamente, después de dos años ya estaba bien, salía con los amigos, así. ¿Y usted por qué cree que se empezó a sentir mejor, un poco cuándo empezó a sentirse mejor, a qué lo atribuye? Yo creo que ha sido más por la pastilla o yo mismo que me he encontrado cada vez superándome, cada vez, porque estoy de esta manera. O yo mismo me encontraba mucho mejor, me encontraba no sé, poco a poco, me ha hecho efecto la pastilla y he vuelto otra vez a la vida normal, encontrar mejor en el trabajo, mejor en mi casa y no sé, bien. Distraerme yo mismo, no sé, olvidarme del problema que he tenido.”
Cambios en la visión de la vida
“Me siento más feliz, con más ganas de vivir la vida, me encuentro muy feliz, no sé, siento más las cosas, todo… soy más sensible, no sé, me veo más capaz ahora. Cualquier cosa me afecta mucho porque no sé, me siento hasta más fuerte, todo, no sé, antes no me acordaba que cumplía nadie, ahora me lo apunto, tengo más ganas de… no sé, y antes todo eso bueno, pasaba de todo, para St. Jordi desde hace 7 años, pues cada año le regalo una rosa a mi hermana, a mis dos hijas, mi hijo como tampoco le doy dinero o le compro… soy más… no sé.”
Calidad de vida actual
“¿En este tiempo ha tenido alguna recaída de depresión o no? No, no, no, qué va, no, para nada eh! Llevo cuatro años que no, no, nada de pensamiento así, al revés, me ha ido bien para todo porque me he abierto mucho más, no sé, estoy más feliz, más contento, con más ganas de todo, más sentimiento, más de todo, no sé, he mejorado en todo ¿me entiendes? Valoro mucho más las cosas, no sé, tengo más sentimiento, me afectan muchas cosas, no sé, todo eso. Mucho mejor.”
Mensajes a otras personas con depresión
“Y ahora otras preguntitas que van dirigidas un poco para otras personas ¿no? que pueden tener depresión, o sea, una persona que la está pasando o algún familiar. ¿Usted qué le diría a esa persona o a ese familiar de qué es la depresión? Ayudaría, no sé, porque tienen que entender, que tienen que salir un poco más, que no esté ahí, que esa depresión se supera, que no sé, sería la primera, no sé a motivar para que saliera, pues cada depresión tiene su… hay depresión de muchas maneras. Un mensaje ¿Qué mensaje le dejaría usted? Que eso se supera, que eso son etapas de su vida que pasan, mira, puedes perder un hermano, un hijo, y eso se va superando y lo que tiene que hacer es eso, distraerte mucho, no pensar en nada… para adelante.”
Entrevista a Javier
Sexo: Hombre
Edad en el momento del diagnóstico: 49 años
Año de diagnóstico: 2008
Tratamientos recibidos: Farmacología y psicoterapia
Edad en el momento de la entrevista: 53 años
Primeros indicios y episodios
“¿Y qué sentía usted Javier en ese momento, qué sentía, los síntomas, o qué le pasaba? ¿Los síntomas? A ver, los síntomas, los síntomas no tienes ganas de hacer nada, ni de comer, es que nada, es como yo qué sé, como una escoba, nada, no tienes moral de nada, y… no sé. Las ganas de no hacer cosas. De no hacer cosas. Es que a ver, si no puedes descansar por la noche tampoco tienes fuerza para emprender el día. ¿Y por la noche? Por la noche era imposible descansar, es que a la que metía en la cama aquello era… bueno, un desborde, un caos, aquello fatal.”
Proceso de diagnóstico
“Yo no me encontraba bien, no sabía qué es lo que me ocurría e iba a urgencias. A urgencias, pues allí me hacían análisis de sangre, de orina, o sea, lo normal, y bueno, no sabían el qué ni si me daban algún medicamento y me iba para casa. Cuando llegaba la noche aquello era horroroso, estarse en la cama aquello era imposible. Claro, al no poder descansar y por la mañana tener que realizar tu trabajo o lo que sea, era imposible, era imposible. Vamos de vuelva a urgencias otra vez, y así pues igual fui, no sé, cinco o seis veces por lo menos. Hasta que un día vino una doctora y se ve que se le encendió la bombilla y dice: “-Te hago un papel y ve a ver a un psicólogo, porque tú para mí tienes un principio de depresión”. Y a partir de aquí pues vine con el doctor y me diagnosticó esto. ¿Y usted le pidió información específica a su médico o al doctor? No, no, no. ¿Sobre qué era la depresión? Sí, sí, él me dijo que era depresión, que era un principio de depresión y bueno, me dijo si quería hacer el tratamiento, yo le dije que sí, sí, porque yo de aquella manera no podía estar y empezamos el tratamiento. Sí que me dijo que el tratamiento era un poco largo, a mí me da igual pero yo lo que quiero es estar como antes, no como ahora, que esto es… esto no puede ser.”
Causas de la depresión
“Bueno, a ver, todo empezó porque yo tenía un primo que le diagnosticaron cáncer, entonces duró poco, duró dos meses, y aquello pues, claro, me afectó, me afectó y a partir de ahí pues yo no me encontraba bien, no sabía qué es lo que me ocurría e iba a urgencias. Todo fue pues al principio de lo de mi primo. Pues mi primo pues desgraciadamente al cabo de dos meses, ya le digo, se murió y entonces a partir de allí fue cuando empezó todo, todo el problema. Sí, porque a ver, la familia pues es corta y de primos solo somos tres, cuando ves que van cayendo y más en una enfermedad así, tenía 52 años, era joven ¿no? y bueno. ¿Y usted por qué cree que se produce, Javier, desde su experiencia, tiene alguna teoría, alguna idea? No, no tengo ni idea, no. Es una cosa que a mí me vino y ahí está, no. No sé, por qué pasa eso no tengo ni idea.”
Itinerario terapéutico
“Yo no me encontraba bien, no sabía qué es lo que me ocurría e iba a urgencias. A urgencias, pues allí me hacían análisis de sangre, de orina, lo normal. Y bueno, no sabían el qué ni si… me daban algún medicamento y me iba para casa. Cuando llegaba la noche aquello era horroroso, estarse en la cama, aquello era imposible. Claro, al no poder descansar y por la mañana tener que realizar tu trabajo o lo que sea, era imposible, era imposible. Vamos de vuelta a urgencias otra vez, y así pues igual fui, no sé, cinco o seis veces por lo menos. Hasta que un día vino una doctora y se ve que se le encendió una bombilla y dice: “-Te hago un papel y ve a ver a un psicólogo porque tú, para mí, tienes un principio de depresión”
Tratamiento farmacológico. Gestión del tratamiento farmacológico: prescripción, dosificación y efectividad
“¿Y cada cuánto venía la consulta usted Javier? Cada… al principio cada dos meses, luego ya lo fue alargando. ¿Y ahora cada cuánto viene? Ahora vengo cada cuatro, cada cuatro. Hay veces que dice “-Bueno, podríamos dejarlo pero sabes qué: tiramos una temporadita más, porque…” Y yo la verdad, estando como estoy a mí no me hace nada de continuar con el tratamiento porque ahora estoy bien, es que… ¿Y eso quién le dice? ¿El doctor le dice tiramos un poquitito más de tiempo? Sí, sí. ¿Y usted está conforme así? Yo estoy conforme. Le viene bien. Sí porque a lo mejor no sé, puede que haga un año o una cosa así, me propuso de dejarlo: “-Intenta de dejarlo, vamos a probarlo”. Y no, no, no, no. ¿No quiso usted o no quiso él? No, no, no iba bien. Ah, no iba bien. No, no. Entonces volví a llamar y se lo comenté, dice “-Pues continúa como antes”. ¿Y por qué, qué sentía usted Javier para darse cuenta que no iba bien? A ver, es como si tuvieses dos cabezas, la una te dice “-Tira para la izquierda” y la otra te dice “-Tira para la derecha”. No sé, no coordinas bien, no. Yo notaba que no, que no iba bien.”
Tratamiento farmacológico. Efectos secundarios de la medicación
“Empezó con el tratamiento. ¿Y cómo fue esto de empezar a tomar las pastillas? En principio no fue bien, en principio no fue bien, supongo que me dio una dosis demasiado elevada y aquello, yo qué sé, se ve que hizo una reacción o no sé, fatal: vómitos, diarrea, un malestar, una cosa… Entonces yo llamé aquí al centro y pregunté a ver si me podían poner con el doctor para explicarle la situación, porque eso no… y sí, me dieron paso con el teléfono, le conté lo que había y me dijo que viniese aquí. Vine aquí y entonces me rebajó la dosis, no me acuerdo exactamente cuánto tomaba y según el doctor me dijo que había pacientes que les solía pasar esto, al darle mucha dosis entonces los nervios, no sé qué. Bueno, él sabe más o menos.”
El mundo laboral
“Y en el trabajo ¿Cómo lo llevó durante ese período? En el trabajo pues bastante mal, en el trabajo bastante mal porque es eso, que no tienes ganas de nada y no sé, no… en el trabajo mal. Iba a trabajar igual usted. Sí, yo iba pero te cansas enseguida, no coordinas bien, no, no. No estás al cien por cien, es que no. ¿Y alguno de los compañeros sabía, no comentó nada en el trabajo? Sí, sí, mis compañeros lo sabían, sí. Ah, los compañeros sí. Sí, los compañeros lo sabían, los compañeros pues me decían, “-No, no, tú coge el tractor y te vas a labrar y así te distraes y tal y cual…” No, la cabeza siempre está allí metida en el mismo sitio y de allí no la sacas. ¿Pero los compañeros le brindaron apoyo cree usted? Sí, sí, sí, todo el apoyo, sí. Ellos sabían de lo que iba y… “-Tú tranquilo y si tienes que ir a ver al psicólogo vas que no pasa nada”, porque ya le digo, hay un compañero que tenía un hijo que…”
Mensajes a personas cercanas
“Que intente de comprenderlo y que le dé mucho apoyo porque la persona que tiene o está pasando la depresión es muy sensible, muy sensible, es como ¿Qué le diría yo? como un niño ¿no? A lo mejor según qué palabra… te afecta, según qué otra palabra pues te lo tomas a mal, no sé, yo le diría que tenga mucha paciencia, tiene que tener mucha paciencia porque el que tiene la depresión no sabe cómo contarlo lo que le ocurre. Porque le ocurren tantas cosas que no sé, demasiadas cosas en un mismo problema, es que… Así que sería eso, tenerle paciencia y brindarle apoyo. Exacto, brindarle apoyo porque si no, para salirse uno de eso, por uno mismo sin ayuda de nadie es imposible, yo lo veo imposible. Se necesita ayuda, aparte del doctor… Sí, sí, sí. Otra persona. Otra persona pues que te… si no te entiende por lo menos que te haga lado, lo que nosotros decimos, que tengas a una persona allí al lado, que tú le cuentes lo que te está ocurriendo, si lo entiende bien, pero por lo menos que te escuche.”
Entrevista a Pilar
Sexo: Mujer
Edad en el momento del diagnóstico: 50 años
Año de diagnóstico: 1992/2001
Tratamientos recibidos: Farmacológico y psicoterapia
Edad en el momento de la entrevista: 50 años
Primeros indicios y episodios
“Tampoco dormía. Porque yo lo primero que hago, es no dormir. Entonces, ya me desespero del cansancio y del agotamiento físico que tengo. Pues sí, en ese primer mes digamos de adaptación ya fui al médico. Estaba sin dormir y me encontraba muy, muy cansada. Tampoco podía tomar nada rápido porque le estaba dando el pecho. Entonces, digamos que, pues sí, dos meses, ya deje de darle el pecho y tomé cosas para dormir.”
Reconociendo la depresión
“Pues no se me pasaba, era algo que me duraba. Estuve sin dormir un mes. Ya no descansaba y fue cuando, pues ya, claro, tuve que ir al médico.”
Causas de la depresión
“¿Se acuerda qué le explicó? ¿Qué información le dio sobre qué era la depresión posparto? Hombre, la verdad es que aquel primer especialista tampoco me daba mucha explicación. Me decía que era una depresión posparto. Tampoco me explicó mucho. Me dijo que me iría muy bien hacer respiración, controlar un poco la respiración, que eso ayudaba mucho a las situaciones, así, de estrés. Pero vaya, tampoco me explicó demasiado. Conforme pasaron los años y yo tuve temporadas, así, de decaimiento, ya me tocó otro psiquiatra, que es el que tengo ahora en el ambulatorio. Entonces él ya me explicó que, por lo que parecía, era una depresión endógena. Que era algo genético. Mi madre no ha estado medicada pero sí estuvo también una temporada bastante más decaída cuando, pues, a los cincuenta años, algo así también. Pero no ha llegado a tomar nada. Este sí que me habló de la terapia.”
Atención psicológica y frecuencia de visitas
“No me ofrecieron terapia psicológica, no. Únicamente nos atendían en el ambulatorio y no había terapia psicológica. Yo, tampoco me dio por buscar un psicólogo. Fue después cuando ya lo busqué. No, conforme pasaron los años y yo tuve temporadas, así, de decaimiento, ya me tocó otro psiquiatra. Este sí que me habló de la terapia. Y entonces yo ya busqué una psicóloga que me atendía una o dos veces en semana y me ayudaba un poco a desmenuzar todos esos problemas que nos forjamos cuando estamos mal. Un poco a entender esa negrura.”
Descripción de psicoterapia
“A la terapia solamente personal, hice las dos (terapia personal y terapia grupal). Y él me animó mucho a volver a trabajar y a olvidarme del tema y a aceptar que eso está ahí y que, bueno, pues con eso también se pueden hacer cosas. [en el ámbito de la terapia] te ayudan, digamos que cuando estás mejor, a valorar esa situación y decir: “-Bueno, qué equivocada estoy. Si tengo un marido encantador, un hijo, un trabajo, unos amigos”. Todo en la vida yo creo que tiene su parte positiva y negativa. Te ayudan un poco a conocerte, a conocer ese problema, a conocer a otras personas que están como tú o peor, a ayudarles. De aquí nosotros uno cuenta una cosa, y el otro siempre le buscaba una salida. Y él, a lo mejor, esa salida no la ve.”
Tratamiento farmacológico. Gestión del tratamiento farmacológico: prescripción, dosificación y efectividad
“Ya tomo solamente mitad de un comprimido al día, que son 20 miligramos. Y a ver si ya puedo ir dejando de tomarlo. Porque yo también soy bastante reacia a tomar. La química para mí, pues no… Me gusta mucho, pues, tomar cosas naturales. Las medicaciones y eso no me van mucho. Y durante todo ese año usted tomó la medicación. Y después ¿Cómo transcurrieron los años posteriores? O sea, ¿Siempre siguió tomando o solamente recurría, como usted me dice, en ese momentos puntuales? Sí, en momentos puntuales. Ya te digo, pues cuando mi padre estuvo enfermo y cosas que te pasan. A lo mejor, disgustos del trabajo. Algún tropiezo así, pues sí, te hace un poco decaer. Pero yo ya empecé a leer cosas sobre el tema. Pero, vaya, tuve temporadas que estaba tranquila. Salvo en estos casos puntuales de… Y aparte de esta ¿Toma alguna otra medicación? No, lo único que si algún día estoy más nerviosa, más cansada que no he tenido que tomar nada, pues tomo algo para dormir.”
Tratamiento farmacológico. Efectos secundarios de la medicación
“En una ocasión, hace, a lo mejor, dos o tres años, intentó darme el doctor algún otro fármaco. Pero me sentó muy mal. Tomé únicamente media y me puso muy, muy, muy excitada. Estaba muy nerviosa, no dormía. Es que era un… me levantaba el ánimo pero de qué manera. Es que estaba como una moto. Yo creo que ha intentado darme un par de cosas y, claro, al final siempre seguía tomando lo mismo. Y esta, pues, la verdad es que me ha sentado muy bien.”
Tratamiento farmacológico. Valoración del tratamiento farmacológico
“Y él es el que la última vez me dio este medicamento, que es la Paroxetina (Antidepresivo, Ver Glosario), Daparox R. Que yo es lo que le atribuyo el mayor triunfo que he tenido. Porque es el que me ha cortado, digamos, esa emotividad. Porque, aparte de que lo ves todo negro, yo, es que escuchaba música y me entraban ganas de llorar. Cualquier cosa me producía una emotividad y el enfrentarme a las cosas, el ponerme nerviosa. Y ahora pues eso no lo tengo. ¿Enseguida que empezó a tomar la medicación empezó a sentir estos efectos usted? Sí, sí, pero muy rápido. Y ahora pues tomo media solamente. A ver, he empezado a tomarla ahora, a ver… el ir bajando la dosis, sí me funciona.”
Búsqueda de información sobre depresión
“¿O sea que a partir de ese momento usted empezó a conocer más sobre su condición de salud o ya venía desde que había tenido la depresión posparto informándose? No, no. Yo empecé a informarme pues a raíz de que ya pasaban los años y cada dos o tres años o cuando me ocurría una cosa importante, me hundía. Y mi marido siempre me insistía en que no, que eso es una enfermedad, que… Yo, bueno, pues ya empecé a leer. Y, claro, entre los que le decían unos y lo que leía yo, me he ido enterando y lo que he visto también en los compañeros. Porque tampoco conoces a mucha gente y muchos, pues, tampoco lo dicen. Hombre, a mí mi psiquiatra me dice que es un problema físico. Es algo, que es una carencia que hay que pues trastorna un poco el funcionamiento del cerebro. Pero bueno, claro, sí, me he ido informando. No he dejado de hacerlo. ¿Y le dieron alguna información de tipo escrita, algún folleto o algo en su momento? Sí, la psicóloga me daba textos para leer de… digamos, para afianzarte en tu comportamiento.”
Aprender a controlar los episodios de malestar
“Yo lo mismo insistiré en lo que he dicho, que no… que es una enfermedad pero, bueno, que otras enfermedades hay peores. Quiero decir, en el sentido de que de esto no se muere nadie. Aunque sea así muy drástico. Bueno, claro, si se llega a un grado… Yo hablo de mi grado, no de las personas que no están con una depresión así, que no tenemos que estar hospitalizadas. Supongo que habrá otras, que a lo mejor, las tienen que hospitalizar. Que para mí ha sido muy importante eso, el saber manejar la mente, los pensamientos. Hay que saber, hay que intentar aprender a controlar la respiración, a controlar la mente, controlar los pensamientos. Digamos, liberarse de esa esclavitud que son los malos pensamientos. Yo, para mí, eso es lo más importante. Yo ya empecé a leer mucho sobre el tema. Y empecé a hacer yoga y meditación. Y ya pues he ido investigando sobre el tema, pues practicando la meditación, la respiración, el control de la respiración. Y bueno, pues, me ha ayudado bastante eso. Yo creo que uno de los condicionantes que me ayudan es el yoga, el dejar… Porque también somos muy impacientes en estos casos. En el sentido de querer hacer las cosas muy deprisa, de… Y el yoga te ayuda un poco, la meditación sobre todo, te ayuda a dejar pasar ese momento malo.”
El estigma de las enfermedades mentales
“¿Y cómo cree usted que se ve socialmente la depresión? Pues yo creo que hay una parte de las personas que creen que somos, pues eso, personas cansadas y que nos paramos a descansar. Yo creo que sí, que hay una parte de la población que no lo entiende y menos en situaciones como la mía, que tienes una situación buena. Otra cosa es que digas: “-Ha cogido una depresión porque se ha muerto su marido”, o yo qué sé. O tiene una crisis económica grandísima y “-Fíjate qué situación tiene”. Pero si tú eres una persona normal, que tienes una vida medianamente cubierta, hombre, ahora no la tenemos nadie pero eh, pues te miran con eso de que… pues la gente que no tiene mucha cultura, que no ven mucho… Yo creo que socialmente no está todavía aceptada la… el tema de la depresión.”
Vida afectiva y sexual
“Lo único que sí que noto es un poco con el tema de las relaciones sexuales, que no es que no tengas ganas, sino que no llegas, digamos, al final.”
Vida familiar
“A mí ahora me ha ayudado mucho también mi esposo, que es una persona muy serena y estos problemas, pues, no los tiene. No necesita hacer yoga ni quitarse los pensamientos de la cabeza ni esas cosas. Y él me ha ayudado mucho. Y sobre todo mi familia. El pensar que tenías que preparar la comida porque ellos venían a comer. Si hubiera estado sola, pues lo habría pasado peor. Pero bueno, por la tarde, o sea, estaba con mi marido, con mi hijo; ellos intentaban distraerme o salíamos. Me gusta mucho el cine. En fin, intentaba distraerme todo lo que podía. Pero, vamos, mal. Porque claro, había ratos que veías que todo el mundo tenía su actividad y tú pues estabas allí. Claro, todo el mundo me decía: “-No, no, es que tú ahora tienes que hacer cosas que te gusten. Pues ve al gimnasio, vete a la peluquería, vete a comprarte ropa”. Y no tienes ganas, más que de estar en la cama y de estar tranquilo y que te dejen en paz. Pero, bueno, en fin, todo se pasa. Quisieras hacerle más caso a tu hijo, a tu esposo, te aíslas, a tus padres. Cuando estás bien, pues yo soy una persona a la que enseguida se le ocurren cosas. Podíamos hacer esto, podíamos hacer lo otro.”
Vida social y amigos
“Y cuando estás así, pues claro, se resienten tus relaciones. Te aíslas. Hay personas que insisten, otras que ya pues no son tan insistentes. Pero bueno, en casa también recibe el apoyo. Y los amigos, a pesar de todo, también apoyan. Sí, claro, sí, sí. Ellos intentan: “-Pues tenemos que salir, pues vamos a hacer esto, vamos a hacer lo otro”. Aunque hay veces que ya les dices claramente que prefieres estar solo y bueno, también ellos lo entienden. “-Pues bueno, pues ahora toca esta temporada. Pues ¡ala! estate ahí.” Y mi marido también es mucho así. Los compañeros, lo mismo. Pues bueno, de alguna manera, te dicen: “-No te hemos llamado porque sabíamos, que tampoco queremos que te sientas forzada a venir o que…”. No, la gente se porta bien, sí.”
El mundo laboral
“Me cambiaron la actividad en el trabajo. Yo estaba en un departamento, hacía una tarea muy concreta y la he hecho durante veintitantos años. Entonces, el cambiarme ha sido tan radical para mí que me ha hecho otra vez recaer de una forma más fuerte. Porque en mi casa, la verdad es que todo es igual, no tengo ningún problema, al contrario. Entonces usted atribuye este último episodio de depresión a estos cambios en el trabajo. Sí. ¿Y qué fue lo que empezó sentir ahí? ¿Me puede describir un poco los síntomas, qué malestar tenía? Hombre, es que te sientes también con muy poca autoestima. Entonces, te ves un poco… Yo qué sé, yo me sentía de decir “-Bueno, todo lo que he hecho en todos estos años no sirve de nada”. Ahora digamos que este servicio lo eliminan y yo pues no valgo nada. Me pareció que se me hundía el mundo. Me cambiaron de trabajo de una forma bastante drástica. Es una cosa que es normal en las empresas. Tampoco había como para tomarlo tan a mal. Ahora verdaderamente cambié de trabajo. Estoy haciendo un trabajo totalmente diferente y lo llevo bien. Y yo ahora este trabajo lo estoy desempeñando. Y, hombre, pues me canso, salgo cansada. Pero estoy satisfecha y mi autoestima ha subido.”
Los grupos de apoyo
“¿Y entonces cuando fue el momento que buscó la ayuda aquí en la Asociación? ¿Cómo fue la relación? ¿Estuvo averiguando? Sí. Ellos pusieron un cartel de estos, allí en el ambulatorio. Lo vi de casualidad porque además el médico ni se había percatado. Porque yo me fijé que lo tenían allí, al lado de la puerta, y lo busqué en Internet y me pareció que era una buena idea. Porque yo había hecho terapia con una psicóloga y luego también con otro psicólogo después, que ella no podía. Pero así en grupo, lo que es en grupo, no había hecho nunca. Entonces, aquí había una persona muy joven, el psicólogo que dirigía el grupo. Es una persona muy viva, muy encantadora, que tiene muchas ganas, es muy majo. Entonces, yo vine y vi que había problemas como el mío o peores, mejores. En fin, cada uno tenía un problema y nos dábamos ánimo. Entonces, venía todas las semanas, los jueves, y para mí, claro, era una liberación poder hablar de tus problemas. Porque, claro, con los más cercanos a veces también te da un poco de pena el entristecerlos más de lo que ya te ven. Si encima tú les narras todo lo que pasaba por tu cabeza. Entonces veníamos aquí, nos dábamos apoyo unos a otros. Y yo ya me sentí mejor.”
Sentirse mejor poco a poco
“¿Y cuánto tiempo transcurrió desde que empezó el tratamiento hasta que empezó a sentir la mejoría, en general? Bueno, pues luego, a los cuatro meses… yo sí que noté enseguida mejoría. Porque claro, empecé ya dormir. Y a los cuatro meses yo ya me reincorporé al trabajo y fui a trabajar normal. Quiero decir que no me dieron ninguna baja ni nada.”
Mensajes a otras personas con depresión
“¿Qué mensaje le daría usted a otras personas, desde su experiencia, a otras personas que tienen o han padecido depresión? Pues eso, que no se centren en la enfermedad. Que se centren en la enfermedad en el sentido de que la acepten y que la conozcan y que lean y que estudien y que se informen, que pregunten. Pero que se centren en otras cosas. Que esté ahí como está cualquier otra cosa, y seguir por lo que a uno verdaderamente le gusta; si hay que atender a la familia, si el que le gusta viajar o el que puede permitirse el lujo de viajar, el que se lo puede permitir, digamos el mantener a los amigos, el hacer amigos nuevos. El centrarse en otras cosas, y eso olvidarse. Sobre todo el saber vivir sin esos pensamientos. Entonces, hay que saber callar la mente, callarla pero de verdad. ¿Y a los que no tiene depresión, a la población en general, qué les dice? Pues también. Un poco, pues no sé… todas estas ideas negativas que tenemos ahora con la crisis y… Pues vale, todos tenemos que ser críticos con la situación y pedir y exigir nuestros derechos. Pero también generar pensamientos buenos y bueno, pues aceptar a las personas.”
Entrevista a Vicente
Sexo: Hombre
Edad en el momento del diagnóstico: 50 años
Año de diagnóstico: 2010
Tratamientos recibidos: Farmacológico y psicoterapia
Edad en el momento de la entrevista: 51 años
Primeros indicios y episodios
“Era un… No dormía, cuando yo soy una persona que duerme todo y más. Me despertaba, por ejemplo, a las dos o a las tres de la mañana llorando. Luego no me volvía a dormir. Mi hermana en ese momento estaba en Madrid trabajando para esta empresa. Y había veces que, a lo mejor, a las cinco de la mañana la llamaba. Y ella se tenía que levantar a las siete para hablar porque es que era una situación… mal, muy mal. En cinco años no había habido un brote, digamos psicótico, [VER GLOSARIO] tan fuerte como este. ¿Un brote psicótico, te dijeron? Vamos, que esto lo he puesto yo. A mí me dijeron que había sido un ataque de ansiedad con un brote psicótico. Y que bueno, que verdaderamente estaba bastante mal. No me había dado nunca una crisis de ansiedad. Aquí lo comentábamos, pues, lo que era una crisis de ansiedad y tal. Yo no la había pasado nunca, la verdad es que nunca había tenido. Y la… conforme explicaban ellos y todo eso, pues, lo relacioné y cuando llegué allí dije “-Médico de urgencias, necesito que me miren porque es que…”. Y la verdad es que era una crisis de ansiedad bastante fuerte. Me inyectaron… Te ponen las inyecciones estas que te ponen para relajarte, tengas lo que tengas, es como la aspirina, te la ponen y ya está. Me calmé, empezamos a hablar y me dijo: “-Vente mañana que te visite tu médico de cabecera. Yo te consigo una hora y lo solucionamos”. Soy una persona que cuando está nerviosa engorda. Aquella vez fue todo lo contrario: perdí. Entonces, yo, cuando estoy bien, mantengo un peso más o menos equilibrado. Ahora estoy gordo por la depresión, porque me da por comer.”
Reconociendo la depresión
“Y tanto en la primera vez como en esta ¿Surgió por tu propia voluntad de buscar ayuda? ¿Te sugirió alguien? Sí, surgió por propia voluntad mía porque veía que me hacía falta. Me hacía falta porque no… yo sólo no podía. En la otra salí a base de… la verdad es que fue de la forma más tonta, de la forma que salí. Tengo la casa llena de libros de auto ayuda, de todo tipo de libros.”
Proceso de diagnóstico
“Pues eso es lo que no sé, porque esa vez, cuando tuve que llenar los papeles, el problema era el diagnóstico. En este caso me han diagnosticado depresión con inadaptación activa o pasiva. ¿Esto era? ¿Ahora o antes? Ahora. En la anterior, pues, no lo sé. Para mí, siempre ha sido una depresión. En el parte médico, la verdad es que no me fijo nunca de lo que me ponen.”
Itinerario terapéutico
“Ya había estado yendo a una médica de cabecera que tenía de la seguridad social, avisándole de que estaba muy mal. Me decía que eso se pasaba, que me relajara, que buscara tiempo. Yo le decía: ‘-Pero, vamos a ver. Si entro a las diez de la mañana y hay veces que salgo a las once de la noche ¿Qué tiempo tengo yo?’. Y al final, ya opté por cambiar de médico de cabecera. Este me dijo que estaba en una depresión impresionante y, pues, que tenía que tener un tratamiento acorde con ello. La verdad es que cómo solo trato con el médico de cabecera, bien. Además, lo sigo manteniendo pues porque hace ya muchos años que estoy con él. Fue el primero que me atendió con la primera depresión. Es un médico que cuando vas allí sabes a la hora que entras pero no sabes a la hora que sales porque tiene semejante cola, porque no es de los que están un par de minutos con el paciente, sino que se dedica más. Y si no te puede dedicar más en ese momento, te cita para otro día con una hora de esas que dan preferenciales, que puedes estar con él todo lo que quieras y más. La verdad es que, pues sí, se preocupa. Por un lado me dice: ‘-Tienes el problema, tienes que mirar de cómo arreglarlo tú’. Tuve que ir al médico de urgencias y ya me derivó al médico de cabecera. Al día siguiente me dieron la baja por el estado en el que estaba. La médica que me ha atendido en urgencias, pues la verdad es que era moza, mejor que lo que se portó es imposible. Porque otra en su lugar, pues, hubiera dicho: ‘-Cuando te toque con el médico de cabecera, te lo ventilas’. No. Vio la situación y dijo: ‘-Este es un peligro andante’. Se comportó muy bien y estoy agradecido.”
Opciones en el tratamiento de la depresión
“Y a nivel general ¿Piensas que, en todo este tiempo que has sentido un poquito más la depresión, piensas que los profesionales sanitarios han tenido en cuenta tu opinión al respecto de…? ¿A la hora, digamos, de recomendarte algún tratamiento? No. Llegué, me tocó el tratamiento y se acabó. Las veces anteriores, cuando pasé por psicólogos y psiquiatras, seguían manteniendo la medicación del médico de cabecera, que la veían adecuada y apropiada. No ha habido nada de decir: ‘- Pues ¿Qué te parece si cambiamos el tratamiento?’. Por ejemplo, aquí tengo compañeros que con el tratamiento… Hay una compañera que ha estado con cinco tratamientos probando a ver. Y a lo mejor es que soy muy conformado y sólo con el hecho de cambiarme una pastilla, me siento bien.”
Atención psicológica y frecuencia de visitas
“Me derivó porque yo lo solicité. Le pedí que me derivara a psicólogo, no quería psiquiatra. No sé. Las experiencias que había tenido de pequeño con la psiquiatría, la verdad es que no me ayudaban mucho. Entonces pedí psicólogo. Me tocó un psicólogo que no era el que me correspondía en el centro de salud sino que me tocó otra persona porque la otra persona se había cogido la baja por depresión, con lo cual iba a lo seguro. Y no, tuvimos una reunión y pasé completamente de la idea de volver. Pues aquí no encontraba ningún psicólogo que me llamara la atención. Leí un libro de una psicóloga que había publicado un ensayo. Intenté conseguir la dirección. Me la dieron en la editorial y empecé unas sesiones con ella. Entonces, la verdad es que estuvimos, la verdad es que fueron siete u ocho sesiones. Y no me terminaba de convencer.”
Tratamiento farmacológico. Gestión del tratamiento farmacológico: prescripción, dosificación y efectividad
“Y la primera vez, me decías, que te dieron medicación, la primera depresión. ¿Y no hiciste terapia psicológica en ese momento? No, estuve como dos años y algo con la medición. Luego, pues ya… ¿Te recuerdas cuál era la medicación? Sí, lo típico. Empecé con el Prozac (Fluoxetina (Ver Glosario Medicación). Luego derivamos a parecidos, al Vandral [se refiere a VENLAFAXINA], que es lo que estaba tomando hasta ahora. Y ahora ya me lo han quitado porque la verdad es que no hacía su efecto. Y me han dado una que es todo menos parecido a algo relajante. Me parece que se llama Stilopren (Ver Glosario Medicación) o algo así. O Escitalopran, todo lo contrario de la relajación. Entonces, con esto y con el Lexatin (Ver Glosario Medicación) famoso, pues voy acarreando. También me dio para contrarrestar el Orfidal (Lorazepan, Ver Glosario Medicación). Si veía que tenía… porque lo que más problema tengo es que me dan golpes, me dan prontos en ese momento y que en ese momento haría lo que fuera. Entonces, pues, tenía el Orfidal, me relajaba y tal.”
Tratamiento farmacológico. Efectos secundarios de la medicación
“¿Efectos secundarios? Sí. A él se lo comentaba, al médico de cabecera. Hubo una época, como pues, a ver… entre el principio de la medicación y más hasta ahora, pues como cosa de mes, mes y medio, que se me iban las cosas de la cabeza. Que verdaderamente, no me acordaba de hacer una cosa. O a lo mejor, dejaba una cosa aquí y decía: ‘-¿Y para qué la he dejado?’. O ponía agua a hervir y decía: ‘-¿Y para qué era?’. Y me decía, se lo comentaba: ‘-Es de la medicación, es de la misma depresión’. Pero eso es lo que te comentaba, que cualquier cosa que le comentaba me decía que era de la depresión, pues bueno, pues vale. Una pastilla que la verdad es que al principio me produjo bastante sueño… ¿Y te has sentido mejor con el tratamiento? Sí, la verdad es que sí. La verdad es que menos medicación que con el Vandral (Ver Glosario Medicación Venlafaxina). Porque las dosis del Vandral eran más fuertes porque era tomar trescientos al día. Y la verdad es que la tenía que dividir, no la podía tomar en dos tandas. Tenía que dividirla en tandas de cuatro. La verdad es que aquello sí que era no poder andar por la calle, no poderme levantar. La pasé muy, muy, muy mal. Entonces, lo fuimos… pues me dijo: ‘-Pues la adaptamos a como a ti mejor te vaya”. Y la adaptamos a eso: a cuatro tomas de 75, para hacer los 300. Sin embargo, con esta los 15 primeros días tuve problemas. Es simplemente una pastilla y luego añadir todas las demás. ¿Y qué problemas tuviste? Esto que decías que no podías andar ¿Y qué más? ¿Con el Vandral? Pues no sé el motivo. Tomarla así, individuales, en dosis más pequeñas no me producía nada pero en dosis más grandes, de golpe, me dejaban, pero vamos… que no era una persona. Era una piltrafa. Era dejarme sentado en un sillón y no poderme mover de ahí. Unos mareos impresionantes y… De hecho, salir a la calle y caerme, pero por la medicación. Porque era tomar dos dosis de 150. Entonces, hubo problemas… a la codeína, soy alérgico.”
Tratamiento farmacológico. Valoración del tratamiento farmacológico
���Y a nivel general ¿Piensas que, de todo este tiempo que te has ido atendiendo por el tema de la depresión, piensas que los profesionales sanitarios han tenido en cuenta tu opinión al respecto de…? ¿A la hora, digamos, de recomendarte algún tratamiento? No. Llegué, me tocó el tratamiento y se acabó. Las veces anteriores, cuando pasé, pues, por psicólogos y psiquiatras, seguían manteniendo la medicación del médico de cabecera, que la veían adecuada y apropiada. No ha habido nada de decir: ‘-Pues bueno ¿Qué te parece si cambiamos el tratamiento?’. Pues, por ejemplo, aquí tengo compañeros que con el tratamiento… Hay una compañera que ha estado con cinco tratamientos probando a ver. Y a lo mejor es que soy muy conformado y sólo con el hecho de cambiarme una pastilla, me siento bien. No lo sé. ¿Y tú qué valoración le das al fármaco, digamos, al medicamento? ¿Al fármaco? Yo le doy un 90%. Y la verdad es que sí. Si no ponemos el 90, ponemos el 80. Un 15% a eso y el 5% para la persona. Pero conforme uno va superándolo, otras cosas bajan pero el fármaco está ahí. La verdad es que es muy importante.”
Búsqueda de información sobre depresión
“La primera vez es, pues, lo que comentamos, empiezas a mirar en Internet. Todo el mundo te dice un montón de cosas y tal. Luego sí, pues te lees, pues lo típico. Entras a Internet porque yo ya estaba en Internet metido. Empiezas a mirar las cosas, pues con los libros que te compras y estas cosas. ¿Y qué mirabas en Internet? ¿Qué tipo de páginas? Pues, por ejemplo, pues lo qué es una depresión. Buscaba pues, lo que hemos comentado antes, pues, algún tipo de apoyo. Lo único que encontraba era algún escrito, alguna cosa de algún médico, algo de la Universidad de Navarra, que era la única que en ese momento pues publicaba algún artículo y cosas así. Pero lo típico. Encontraba: ‘-Pues es que a mí tal, me dejó Fulanito que esto y tal”. Pero a la hora de la verdad, no encuentras nada que te diga: ‘-Pues es que no eres un bicho raro, hay más gente igual’. Esas cosas.”
Aprender a controlar los episodios de malestar
“Además discuto, no me pueden decir nada. Discuto normalmente, sin alterarme y tal, que para eso he aprendido. Sí, porque si no, en una de esas discusiones uno de mis jefes hubiera tenido que ir al dentista. Estoy más sosegado. Sí, estoy más sosegado. Me han enseñado a controlar. La verdad es que me pienso mucho las cosas antes de decirlas, procuro no alterarme. Y cuando salga de aquí, si no se ha ido el director de tienda, procuraré poner en práctica todo lo que he aprendido.”
Actividades gratificantes
“Mi perra, que me regaló, no me regaló, adoptó mi hermana una perra, hace cosa de cinco o seis meses. La verdad es que es con la que mejor… salimos de paseo, nos aireamos. Ella está loquita conmigo y, bueno, y súper bien, mi gata le tiene una manía que no puede con ella, le tiene celos porque es una gatita siamesa y tiene celos a todo el mundo. Pero la una en pequeño, la otra en grande, y muy bien. En eso me ha ayudado bastante. Aquí hay mucha gente que te dice: ‘-Es que necesito apoyo, es que necesito estar con gente y tal’. Es que solo estoy de maravilla. Además, desde que vivo aquí, en casa de mi hermana, que vivo en el campo, me he asilvestrado de tal forma que es que me da hasta pereza bajar a Zaragoza. En serio. El bajar a Zaragoza, de no ser para cosas así, pues, que me agradan o tal, o que quede con alguien para tomar un café y tal, el hecho de decir… Porque me comentaba: ‘-Pues bájate, tómate un café, bájate al pueblo y tal’. Y digo: “-Es que estoy tan bien en mi casa”. Me aburro, me doy una vuelta por el jardín. Siempre tengo que quitar alguna mala hierba. Salgo con la perra, la corro, me corre, me hace quiebros, no la puedo coger. Es que estoy contento. Si no, veo películas; si no, leo.”
El estigma de las enfermedades mentales
“Cuando tú le dices a una persona que estás deprimida, te dice: ‘-¡Bah, tontadas. Esas son cosas que te buscas tú’. O: ‘-¡Buah! eso es que no tienes nada que hacer.’ ¿Y tú cómo crees que la ven, en general, socialmente, cómo se ve la depresión? Mal, se ve mal. Y se ve como que no es una enfermedad. Se ve como una cosa que uno tiene porque quiere, porque no tiene otras ocupaciones. Aquí la mayoría de la gente que viene… Pues hay mucha gente ahora, en este mes, que se han juntado, personas mayores, sobre todo mujeres que hasta ahora no había pasado. Hasta ahora la mayoría éramos todos hombres y rondábamos todos la misma edad y tal. Pero ahora hay mucha gente, muchas personas de 65, 70 años. Y lo típico, lo primero que le sueltan: ‘Eso es porque tú quieres’. No es porque tú quieres. No se toma… Mucha veces se sienten solas, falta de cariño…”
Vida afectiva y sexual
“¿Y otros cambios en la parte de tu vida afectiva o sexual has sentido este tiempo? ¿Vida sexual? ¿Qué es eso? Bueno, de tus relaciones. Es que no tengo, no tengo. Cuando me mandasteis el cuestionario para rellenar que ponía, yo digo “-¿Y aquí qué les pongo? Les pregunto ¿Esto existe?” o alguna cosa así. Porque la verdad es que no… La verdad es que desde que volví de Barcelona no he tenido ningún tipo de relación. Ni duradera, ni no duradera, ni de polvo, ni de nada. Ningún tipo de relación. Y en esto de las relaciones con los demás ¿Tú crees que la depresión influye? Ya sea con los demás en el sentido amplio, para conocer alguna persona, con tus amigos o los compañeros de trabajo. Influye un poco. La verdad es que siempre te influye un poco. Pero no me quita para intentar conocer gente y… Soy un poco raro, la verdad es que soy un poco raro. Pero yo pongo medios. No sé, estoy apático, debe de ser la edad. Entonces, no es una cosa que me preocupe, la verdad. Lo que más me preocupa en este momento es el trabajo y es lo que más me trastorna.’
Vida social y amigos
“ A las amistades que tengo, las pocas que son, me dicen: ‘-¿Pero otra vez igual?’. Y al otro día a un amigo le dije: ‘-¿Chico qué quieres que te diga? El mismo problema que tiene tu mujer. Lo que pasa es que ella es funcionaria y se lo puede permitir”. Le sentó antipático. Pero la verdad es que aquí hay mucha gente que te dice: ‘-Es que necesito apoyo, es que necesito estar con gente y tal’. Es que solo estoy de maravilla. Además, desde que vivo aquí en casa de mi hermana, que vivo en el campo, me he asilvestrado de tal forma que es que me da hasta pereza bajar. Y tengo gente de conversaciones con chat. Amigos, pero es lo que comentamos, casualmente gente que está en Canarias o está en Madrid, en Barcelona. Con mis amigos de Barcelona, pues todos llevan… Pues no sé, dejé como a ocho o nueve amigos en Barcelona y todos: ‘-¿Cuándo vienes? ¿Cuándo te vamos a ver?’. Recibo correos de ellos estos días diciendo: ‘-¿Pero cuándo te vamos a ver?’, me imagino que no es que se hayan olvidado. Con unos más, con otros menos pero siempre es eso de decir, pues, por lo menos una vez al mes recibes un correo de uno que dice: ‘-Pero, Vicente, ¿cuándo vienes? ¿Cuándo te vamos a ver? Es que estás a hora y media, ahora con el tren’. Es que, claro, ‘-Que sí, que sí, que voy. Es que no tengo dinero”. “-Ahora que tengo, no puedo’. Todas esas cosas.’
Los grupos de apoyo
“Había empezado a venir a un centro para unas reuniones de terapia de grupo, que no había estado nunca, para intentar pues paliar, escuchar a otra gente, que dices: ‘-Bueno, pues hay gente que está peor que tú’. Y la verdad es que eso te anima. La verdad es que una vez a la semana, pues, ayudaba a relajarme. La verdad es que muy bien. Por ejemplo, he hecho amistad con gente. Ha habido gente que… El primer día, pues, una señora se echó a llorar porque no entendía por qué yo me podía reír cuando la depresión era tan dramática y todo esto. Y es que yo me río. Es que yo soy así. Ahora pues ella ha pasado cinco o seis semanas con la medicación, viene más contenta, se ríe y le digo: ‘-¿Ves cómo las cosas cambian?’, digo: “-Es que yo soy así.’
Mensajes a personas cercanas
“No lo sé. Yo creo que tendrían que enseñar más a psicólogos y psiquiatras a atender mejor a los pacientes. A no ser un mero número y ya no simplemente a los de la seguridad social, hay casos de privados que también pasa, no lo sé. Y agilizar las cosas. ¿Eso, tú crees que lo más importante sería eso? Sí, yo pienso que agilizar la tramitación es muy importante en estos casos. Eso lo que comentábamos. No puedes estar en un psicólogo y para que un psicólogo te vea tarde tres meses. Y la siguiente vez que te vaya a ver sean dos meses o tres meses o cuatro. O que un psiquiatra te trate de seis en seis meses. O estás como una verdadera cabra y te has cagado a media Zaragoza y te están viendo todos los días, es que eso es una dejadez total. En otras enfermedades, bueno, puedes decir: ‘-Bueno, puedo esperar cuatro o cinco meses’. No sé, que me duele la muñeca, puedes esperarte dos meses o tres. Pero si te están tratando de una enfermedad que supuestamente puede ir a peor en lugar de a mejor y te están dando unas pautas de tres, cuatro meses, dices… La gente se cansa. Y de hecho, pues, mucha de la gente que viene aquí no va al médico. Sí va al médico para la medicación, pero no va al psicólogo o al psiquiatra por el mero hecho de las esperas.’
Mensajes a otras personas con depresión
“¿Desde mi experiencia? Aquí lo comentamos y muchas veces, me ponen como caso de: ‘-Ya lo ha pasado, ahora está mejor’. Bueno, bueno. Pues. que intenten que la familia les apoye, buscar amigos en condiciones y buscar ayuda. Ayuda profesional y que se olviden de que si la vecina le ha dicho que en tal sitio el fulanito hace milagros tocando con la barita. Y que no te metas en Internet porque el meterse en Internet, de no ser una cosa ya muy constatada y tal. Por ejemplo, aquí en la asociación tienes una parte de la web en la que aparecen trabajos y cosas de estas. Pues vale. Pero esto de que entras en un foro y te dicen: ‘-Es que a mí me han dicho que me tome tal cosa porque mezclado con tal otra me irá mejor’. Pero ¿quién te lo ha dicho? Es lo que comentábamos. En Internet pues muchas veces te duele la cabeza y si consultas en Internet tienes un tumor fulminante. Entonces no sé. Que busque apoyo con otras personas. Efectivamente. La familia es importante, los amigos también. Pero los amigos. No todos son amigos.’
Entrevista a Begoña
Sexo: Mujer
Edad en el momento del diagnóstico: 50 años
Año de diagnóstico: 2006
Tratamientos recibidos: Farmacológico
Edad en el momento de la entrevista: 55 años
Primeros indicios y episodios
“Me dieron tres ataques de ansiedad bastante seguidos. El primero, como no sabía lo que era, yo creí que era un ataque al corazón. Pues, íbamos además mi marido y yo ¡La mar de bien eh! contando unos chistes en el coche y de repente empiezo a sentir que se me empiezan a adormecer las piernas, la boca, mucha presión en el pecho: “-Alfonso, que me está pasando algo, Alfonso que me muero”. Y en Villacasín, que no se me va a olvidar nunca ese pueblo, es un pueblito chiquitín. Mi marido, diga, que se metió hasta por debajo de los trailers. Multa, no nos ha venido nunca pero pisó a tela. Porque yo me moría, yo le decía: “-Alfonso yo me estoy muriendo, me falta el… me está dando algo al corazón”. Y ya, cuando salí en el pueblito ese que era nada, tenían un dispensario médico. Las chicas lo primero que hicieron fue aislar a mi marido. Porque yo ya iba inconsciente y luego me metieron una pastilla bajo la boca, yo de eso sí me acuerdo. Y reaccioné. Y me dijo: “¿-Qué le ha pasado señora? ¿La ha maltratado su marido?”, “-¿Qué dice usted?”, digo: “-Si mi marido es un ángel” … “-Pase señor”. Claro, porque ellos no sabían nada, y me dijo: “-Le ha dado a usted un ataque de ansiedad” y digo: “-¿Por qué? si yo…” Y dice que dan cuando más relajada estás. Si has tenido, por ejemplo, que estás con la adrenalina a tope o muy metida en una cosa y luego tienes un momento de relajación, ahí te vas abajo. Entonces me dijeron lo que tenía que hacer. Y me dijeron, el Alapryl ® [principio activo Halazepam] en vez de bebido, masticado, la bolsita de aire esa de que… y me dieron, eso fue en Enero, como a los veinte días me dio otro y ya hace mucho que me dio otro, ya no me han vuelto a dar.”
Tratamiento farmacológico. Gestión del tratamiento farmacológico: prescripción, dosificación y efectividad
“Y ahora tenemos problemas también con los… las medicinas genéricas, que si son iguales, como le dije yo a mi enfermera, porque yo fui donde la enfermera y me dio la genérica y le dije que no la quería y me dice: “-Begoña, yo no te puedo recetar ya la que te pone tu psiquiatra porque ya en el ordenador me salen los genéricos. Tienes que ir con la doctora”. Pues voy con la doctora, y me dice la doctora: “-Te la tengo que hacer a mano”, digo: “-Usted hágamela como quiera, porque yo sé perfectamente que la genérica no es igual que la otra, porque si son iguales, déeme la otra, a usted que más le da, usted me dice que es igual. Pues deme la otra, y fui y se lo consulté a mi psiquiatra y el psiquiatra… hay unos psiquiatras que dicen que son iguales. La mía me ha dicho que no y yo le tengo que hacer caso a mi psiquiatra porque por eso voy con ella. Me dijo: “-Mira Begoña, tenemos casos de rebotes, pero bien fuertes”. Yo tomo una dosis, la mínima, yo creo que aunque me pasarían la genérico, ni lo percibiría.”
Tratamiento farmacológico. Valoración del tratamiento farmacológico
“Yo me sentía igual, la medicina tarda mucho efecto en hacer efecto, de tres a cuatro semanas entrar en sangre. Ya cuando empecé a sentir que me entraba en la sangre, yo ya me empecé a sentir más tranquila.”
Búsqueda de información sobre depresión
“Y en cuanto a la información que buscó, buscó en libros, buscó también en algún otro medio ¿en Internet? En libros, en Internet muchísimo. Y luego en el centro y luego en el centro y luego en el día a día hijo. Y luego yo que me he encargado también de leer como… todos los libros que caigan en mis manos, yo soy… bueno soy una adicta a la lectura desde niña. Entonces procuré leer libros sobre cómo… el cerebro, libros de psiquiatras que han hecho cosas. Pero el cerebro es una parte del cuerpo, la más desconocida. Antes me comentabas que utilizas Internet para informarte ¿Qué opinas de la información que obtienes por Internet? Es buena, es buena, no es amarillista, al menos yo, la parte que me metí sobre la depresión, los síntomas. Para mí, lo más importante es que haya comunicación, pero así carnal, porque el Internet y esas cosas es muy frío. Ahí puedes coger información pero te quedas como antes. Puedes saber más, pero una cosa es la teoría y otra cosa es la práctica. Tú te puedes empapar de todo lo que quieras pero luego llévalo a la práctica ¿Cuesta eh? y mucho. Entonces necesitas de personas de carne y hueso, que te toquen, que te digan: “-Estoy aquí, cuenta conmigo”
Actividades gratificantes
“Yo a mis amigos no les he mentido nunca, ellos me conocen. Porque yo no quería hablar ni con ellos y era rarísimo porque yo hablo… Cuando estoy escribiendo, la mayoría de ellos son: “-¿cómo estás?, bien, hasta mañana”. Yo no, yo te escribo un Quijote, hasta mis amigas me dicen “-Tenemos que poner hasta altos”. ¿Hasta? Altos, cortes en lo que les meto, porque es que voy con los dedos y trruuu. Es una maravilla y todavía tengo mi maquina viejita, la de esas del crack y aprendí. Mi marido me enseñó, me compró mi portátil o el ordenador ese portátil. Ahí escribo, escribo mis poemas, mis escritos, lo guardo todo, estoy en contacto con los de México, estoy en contacto con los de Ibar, donde me crié, estoy en contacto con los de aquí, con todos, nos mandamos los email y tan ricamente. Muy fuerte, afecto a todos… yo creo que hasta al perro, sí, sí. Porque mi perro, que es, es parte de mí. Porque yo me metía a la cama y el perro se metía debajo de la cama y no había poder humano que lo sacaría, ni bebía, ni comía. Dice “-Bueno pues aunque sea por el perro sal, aunque sea por el perro, por las navidades”. Y aunque algunos que no aman los animales digan “-Pues anda que…” Pues sí es cierto, es cierto, yo veía su cara y le decía “-Oso ¿quieres ir a la calle?” se ponía contento, ahora, en cuanto me volvía a meter a la cama, él se volvía a meter a la cama conmigo.”
El estigma de las enfermedades mentales
“Es que aparte existen los estigmas. Tú le dices a alguien: “-Oye ¿Qué te pasa?”, “-No pues es que me duele el hígado”, “-Hay pobrecita, a ver si te curas”, pero si le dices: “-Vas al Psiquiatra”, dice “-Está loca” “-No, me duele la cabeza, me duele el alma, porque el corazón es un músculo”. Y no te debe de dar vergüenza decirlo pero no se puede decir porque todavía hay mucho estigma, mucho. Algunas van de piadosas, de piedad, o sea: “-¡Ay pobrecita, que es que no…” ¿Sabes? Pero te hacen todavía mucho más daño. ¿Y cómo crees se puede, digamos, palear ese estigma? Con muchísima información, lo mismo que nos bombardean con otra clase de noticias, con estas. Cuando hubo el SIDA, cuando las campañas tan tremendas del SIDA, todo el mundo tenía tanto miedo que tomaba precauciones. El SIDA sigue existiendo pero como no hay campañas, ahora ¡Ala, anchas Castillas! como le decimos nosotras. Que se siga pero desde las escuelas, desde las escuelas les tienen que enseñar a los niños lo que es un estigma, que ahí empiezan. Por llamarte cuatro ojos, que el gordito, que nariz chueca o que el gafudo, eso es tremendo.”
Vida familiar
“Había momentos en el día pues, que tenía mucha tristeza dentro de mí y era todo lo contrapuesto, el día era noche, lo blanco negro, me sentía muy irritada, no sabía porque, lo pagaba con los hijos, con el perro con el que pudiera. Y yo no era así. Yo soy una persona muy alegre, muy comunicativa y yo me sentía muy mal. Me agarro un libro y me meto en el baño porque estando en el baño nadie me molesta. Si estoy en la cama: “-Mamá ¿qué te pasa?” mi marido, “-¿Oi chaparrita que estáis mala?” Porque como veo que están muy preocupados encima de mí, como que se preocupan demasiado. Si tardo con el perro: “-¿En dónde has estado, qué te ha pasado?” “-No me ha pasado nada, que he estado cotorreando con el vecino”, “¿Una hora?”, “-pues ya sabes que sí”. Y entonces les digo “-Me voy al baño ehh, me voy a bañar”, me cojo mi libro, media horita.”
Vida social y amigos
“Antes me comentaba también, bueno, después del psiquiatra, o sea, o… además del siquiatra ¿Ha visitado algún psicólogo o psicóloga? Mis amigos ¿Pero que son psicólogos? No, no, no, no, no, si la psicología es una rama de la psiquiatría .¿Por qué antes no había psicólogos? Porque había amigos, todo el mundo largaba. Las mujeres, mi abuela se iba al río y ponía a parir a la vecina, la otra a ella y la otra a ella, y todo el mundo sabía de todo el mundo. Y nadie sabía nada, era un secreto a voces. Para qué ibas a ir al psicólogo, teniendo amigos que te sepan escuchar, porque hoy en día, nos aterra hasta que nos llamen por teléfono a mitad de mañana. Y tenemos de todo en las casas, antes no tenían de nada y tenían tiempo para oír a los demás, y lo que nosotros necesitamos más que nada es comunicación, que te escuchen y si tienes un buen amigo y te escucha, eso es maravilloso, y ni te digo encima gratis. ¿Y cómo ha sido la ayuda de esos amigos? Maravillosa, yo tengo amigos desde que nací, y tengo amigos en México, y en México también me han ayudado.”
Los grupos de apoyo
“Entonces pues dije: “-Tres meses para que vuelva otra vez ¿Qué hago yo en esos tres meses?” Si volvía a tener las mismas recaídas. O sea, es ir a la psiquiatra e ir a casa, yo me sentía igual. La medicina tarda mucho efecto en hacer efecto, de tres a cuatro semanas de entrar en sangre. Ya cuando empecé a sentir que me entraba en la sangre yo ya me empecé a sentir más tranquila. Pero así y todo yo decía: “-Esto no puede ser, yo necesito alguien que me ayude más”. Y me fui a hablar con una trabajadora social, la trabajadora social me ubicó a la asociación en donde estoy. Y hacer cosas que te gusten, eso te ayuda mucho, yo pinto, escribo, vengo al centro, yo el primer día que… Mi marido se dio cuenta de todo estas cosas, porque era bastante escéptico, cuando me veía que salía del centro y salía como que me habían lavado por dentro. O sea todo lo veía bien, iba a casa a cocinar con un gusto, no me enfadaba. Ya sobre el miércoles o el jueves, ya empezaba a cambiar y me decía: “-Si es que vas al centro y sales como nueva” y digo: “-¡Es que es así!”, “-Sales como nueva”. ¿Y como descubrió el centro, ya que me habla de..?. Por eso, la trabajadora social, le expliqué lo que me pasaba, que yo quería ayuda, yo quería comunicarme con los demás, gente que habría pasado por algo parecido a lo mío y que podía aprender de ellos y que yo no me sentía bien y quería sentirme bien y que yo no quería entrar a la cama tres días ni cuatro ni cinco, yo no quería estar ninguno. Y que quería volver a sonreír y a bailar porque yo bailo en la cocina un montón, pongo mi música y bailo, estoy todo el día bailando. Y esas ganas de… hago las cosas como por hacerlas y… Que te sientes muy mal, que hasta al cielo azul le ves gris. No iba a la pintura, dejé de pintar, dejé de leer. O sea, yo leía una página y volvía sobre la misma página cinco o seis veces. No te concentras porque el cerebro te manda otra información, te machaca continuamente, ¡paf!, ¡paf!, ¡paf!, ¡paf!, y por mucho que le digas… “-Oye, que me dejas en paz”, no sabes cómo hacerlo. Entonces hay gente que sabe como he de hacerlo, pues aprende de ellas. ¿Y qué haces en el centro? Ah, pues, tenemos muchísimas cosas, la maestra, yo le llamo maestra, con respeto, es la palabra más hermosa, pues nos enseña a llevarnos, primero el día a día, a querernos, a sentirnos fuertes, a valorarnos como personas, a respetar a los demás y a no hacer lo que no nos agradan.”
Mensajes a otras personas con depresión
“¿Qué nunca haya tenido depresión? Pues que ojalá y no la conozca. Que entonces sí que, mira a mí la palabra felicidad tampoco existe en mi vocabulario, pero afortunada sí. Ahora, dudo mucho que haya personas que no tengan depresión o melancolía. Lo que pasa es que a lo mejor no lo saben, que eso es distinto. Habrá cantidad de personas que no lo sepan, que se confundan y que digan: “-Pues estoy triste por…”, pues cuando una persona esta triste es por algo hijo, cuando te duele el alma es por algo, cuando estás mal es por algo y ese algo lo tienes que buscar, tiene que estar en algún sitio. Cuando te sientes mal, algo anda mal. Y no te debe de dar vergüenza decirlo, pero no se puede decir porque todavía hay mucho estigma, mucho. Algunas van de piadosa, de piedad, pues: “-¡Ay pobrecita! que es que no…” ¿Sabes? pero te hacen todavía mucho más daño. Que salga, que luche, que no se quede en la cama, por Dios si lo que quiere el colchón es atraparte. No, no, que salga, que busque ayuda por donde sea y como sea que la hay. Y la hay. Y si no la comprende su marido ni la comprende su hijo ni la comprenden sus amigas, va a haber gente que la va a comprender y luego se la van a oír todos. Pero que no, que salga, cuesta, la varita mágica no existe. Yo lo defino así: es como un pozo que te caes en él y mira, las paredes no son lisas pero si te tienes que quebrar las uñas subiéndolas, las subes. Ahora lo más cómodo, aunque suene mal, es decir: “-Aquí me quedo, a ver si me ven”. No te van a ver, tienes que gritar, tienes que decir: “-¡Qué estoy aquí!” hasta que te quedes afónica. Alguien te va a oír y te va a echar una cuerda y te va a costar subir y a lo mejor subes la mitad del pozo y te vuelves a caer, pero tú vuelves a subir otra vez y ahí tienes que estar día con día, todos los días: “-Yo puedo, yo quiero y yo valgo”. Eso es lo que les diría. Y que cuando se sientan mal, que no pasa nada, que no crean que se va a volver a repetir, no se repite, si tú no quieres no se repite.”
Entrevista a María
Sexo: Mujer
Edad en el momento del diagnóstico: 42 años
Año de diagnóstico: 2002
Tratamientos recibidos: Farmacológico y psicoterapia
Edad en el momento de la entrevista: 51 años
Primeros indicios y episodios
“Dormir mal, yo lo asociaba a no poder bajar el ritmo. O sea, yo llevaba tal, tal carrera en mi cuerpo y tal frustración, ambas cosas. A no poder, a no poder parar, tal, tal revolvimiento y tal, tal, tal a la cabeza, tan darle a la cabeza, supongo buscándole una solución que no había.”
Proceso de diagnóstico
“Pues nada, cuando llegaron determinados días en que yo no paraba de llorar, yo no paraba de estar triste, yo no paraba de que… a que me hicieran así, pues pegaba cuatro voces, pues yo dije: “-Pues no, pues este no es un estado normal de una persona”. Y entonces fui al médico, al médico de cabecera. Pues, que le planteé que no, que yo nunca había sido unas castañuelas anímicamente pero que yo no me sentía bien. Y entonces él me planteó una batería de preguntas. Pues, recuerdo pues preguntas tipo, de si había tenido ganas de hacerme daño, de hacer daño a alguien. Sobre todo esas, de ese tipo, de que pues eso, de si lloraba o no lloraba, de si tenía ganas de hacer cosas, no tenía ganas de hacer cosas, que cómo me levantaba, con ganas, sin ganas de… Entonces, pues, yo entonces, según la respuesta que yo le dije en ese momento, me dijo, me habló de que tenía un depresión leve. Me puso el primer tratamiento… El problema de la depresión es este, que no sabemos. Yo, por lo menos, hablo en plural porque yo vengo a un grupo de autoayuda aquí en la fundación. Entonces, todas las personas parece que coincidimos un poco. Las personas que padecemos una depresión endógena no tenemos un motivo. Y veo que comparas mucho la depresión con enfermedades crónicas. ¿Consideras que es una enfermedad crónica? A lo mejor me dejo influenciar por la mía, que es endógena. Entonces yo no quiero pensar en lo que me va a pasar a mí, porque a lo mejor, un día el cable que está aquí se conecta bien, la serotonina empieza a funcionarme bien y ya está. Pero tampoco, lo mío está más cerca de una enfermedad crónica que de otro tipo de enfermedad. Quiero decir, a mí se me muere mi padre y yo en ese momento puedo tener una reacción depresiva. Y hay otra persona que tenga otra de… mi hermano, puede que no tenga una depresión, tenga una tristeza de… elabora su duelo y no tiene una depresión. Yo tendré una crisis más fuerte en esos días o no la tendré. Pero lo mío está más cerca de la cronicidad porque es una cosa endógena, química, lo que sea, que mi hermano o que mi hermana.”
Causas de la depresión
“Era una suma, es un… más que nada, una suma de acontecimientos, que supongo, que no me eran agradables. O sea, pues eso, del trabajo a la casa, de la casa al trabajo, del trabajo a la casa, de la casa al trabajo. Y no tener ningún otro tipo de, no voy a decir de divertimento, pero de… o de tiempo para mí o de, yo qué sé, o de afectos, o de otras actividades, o de, no sé decirlo ¿no? o de saber vivirlo o de vivirlo de determinada manera o de encontrar un apoyo para hacer todo eso que se me venía encima. Yo creo que fue un acumulo de cosas, de cosas que no supe manejar. Yo no sé si habría incluso familias o tipos de caracteres, tipos de… no de caracteres sino de temperamentos, no sé si de caracteres o de temperamentos o las dos cosas, que tendieran más a la depresión. ¿Pero qué quieres decir con sensible? ¿O sea, es más frágiles? ¿Te refieres a ese tipo de sensibilidad? No más frágiles, no más frágiles, sino, era lo que decía antes. A ver, es que es difícil, con una inteligencia emocional menos o más formada, con más o menos recursos emocionales. Por algo. Entonces a lo mejor, pues… O sea, se mezclaría un poco, como si dijéramos, la química de uno como con el medio de uno. Yo creo que la infancia, el período de la infancia, no sé hasta qué edad, no puedo determinar hasta qué edad. Pero yo creo que la infancia puede determinar muchísimo, aparte de lo químico, lo genético, lo que lleva uno adentro, puede determinar muchísimo la vida posterior de uno.”
Tratamiento farmacológico. Efectos secundarios de la medicación
“Entonces pues ibas dejando la pastillita para dormir, y bien, yo nunca he tenido problema con ese compuesto. De hecho una vez, que era una sustituta y tuve también una crisis de sueño me mandó otra y me sentó tan mal que desde entonces me niego a que me manden otro compuesto para dormir. Dije “-No, no me mandes otra porque no me la voy a tomar”. Me tomo pasiflora o me tomo lo que sea, pero yo no paso por otro, por otro… otras sensaciones tan extrañas de alucinaciones y demás, que no he tenido ningún problema con el Dormodor R (Flurazepam, Ver Glosario Medicacion) y con otros sí. Con los tratamientos de la Fluoxetina con el Dormodor, raramente… no, no tuve ninguna, con Paroxetina ninguna, pero con otras, o sea, cuando fui al psiquiatra sí que me advirtió que por ejemplo iba a poder tener amargor de boca. De hecho, siempre me ves a lo mejor con un caramelito, con un chicle, o algo así, porque ese es el que no se me quita. Que podría tener picores en las manos, en los pies, eso me duró un tiempo, se me han ido quitando, incluso temblores. Pero se me han ido pasando todos, salvo la sensación de tener la boca amarga. Eso me dura. Y hubo uno, uno en concreto que me lo cambió porque cogí mucho volumen, más que peso, volumen, y entonces fue en verano que me dijo que lo llamara por teléfono para ver que tal me sentaba esa medicación nueva y yo le llamé diciendo que estaba cogiendo mucho volumen. De tal forma que la ropa que me había llevado a vacaciones, había dos cosas que me podía poner pero las demás no. Dice “-Pues que raro porque no tiene por qué sentar así”. Pero cuando volví a la consulta, él recordaba, dice “¡Uyuyuy, sí, sí. Sí que te está engordando esto, pues vamos a cambiar” y desde entonces lo que tomo es ¿puedo decir e…? Sí, sí el nombre sí Topamax R, (Topiramato Antiepiléptico) en vez del otro compuesto.”
Búsqueda de información sobre depresión
“Y en cuanto a la información que pudo haber obtenido en Internet, libros, como me cuenta ¿Se ha informado tanto por Internet como por libros, no? Sí, libros que incluso él me recomendaba, aparte de los suyos. Porque sí él me ha obsequiado los libros suyos y me ha recomendado libros, libros de otras personas. Y yo luego por mi cuenta ¡Pues he cogido libros de otras personas! A mí me parece que me han informado suficiente, lo que pasa que luego yo soy muy curiosa. Entonces, pues sí que aprovechando Internet, sí que me he metido. Aparte de que este componente que tiene no sé que no sé cuánto, lo científico, lo que hay, que no entiendo mucho, me he metido en algún foro para que también ver en lenguaje cotidiano de la gente y decir: “-A mí me ha pasado esto”, “-A mí me ha pasado esto”, “-A mí me ha pasado esto”. Y todo poniéndolo un filtro de que la gente a veces pues exageramos, no exageramos y cada uno tiene su lenguaje.”
Búsqueda de información sobre depresión
“A mí por ejemplo, yo sé, me enteré después, que allí había grupos y a mí no es que me hayan dificultado, es que a mí no me mandaron, por ejemplo, a ningún grupo allí. No sé qué condiciones había que cumplir y eso me enteré mucho tiempo después. Pero, no me han dicho nunca: “-Ves aquí a… a la vez que me ves a mí, cítate aquí en el grupo de relajación que hay o en el grupo de tal, o en el…”, que sé que los hay, pero no sé qué, qué condiciones… No, tampoco, tampoco, yo sí que sé que a veces que he estado allí, he subido arriba, que están en la planta de arriba, he mirado su cartelito de, de eso, pues con la esperanza también de ver algún cartelito de asociación de tal, tal. Veo que últimamente, es que se me metió en la cabeza, antes de venir aquí, el encontrar un sitio donde poder expresarme o, por lo menos, oír a otros. Y no sé muy bien por qué, tampoco se muy bien por qué me lancé a decir: “-Aparte de leer y aparte de esto, tengo que… tengo que hablar”. Llevo demasiado callada y tengo que hablar.”
Aprender a controlar los episodios de malestar
“Pues he dejado de hacer muchas cosas que antes hacía y que me ha traído, pues, gritar mucho menos o nada. Y que yo creo que aunque no lo digan, que se note, que se note que no las hago. ¿Me podría explicar un poquito más, que no entiendo? Antes a mí, mi familia, me acusaban, por ejemplo, de que yo me enfadaba mucho y que me duraban mucho los enfados. Pues, ahora es muy difícil que yo me enfade. Ahora utilizo, a lo mejor, la ironía. Pero yo, por ejemplo, dije “-Vale, pues, si no me da la gana porque no me gusta nada guisar, pues no guiso”, que aquí somos cuatro. Que le he dado más importancia a la casa que a las hijas, me decían, digo “-Pero es que si le doy más importancia a irme a darme un paseo, cuando vuelva tengo el doble y lo tengo yo porque vosotros no echáis una mano”. Entonces teniendo en cuenta que las niñas ya no se arrastran y que no van a coger una infección por arrastrarse por el suelo. Pues, comemos muchísimo congelado, o sea todo, porque a mí no me gusta la cocina, plancho y lavo de vez en cuando, cuando, cuando realmente quiero, pero mi casa no está para invitar a nadie la verdad. Me gustan muchísimo las plantas y me paso mucho tiempo con las plantas.”
Actividades gratificantes
“Me gustan muchísimo las plantas y me paso mucho tiempo con las plantas. Cuando hace buen tiempo, ahora no, coso y hago labores cuando quiero. Pues, que me gusta mucho. Me he apuntado a un gimnasio, me voy a hacer danza del vientre. Que por cierto se viene mi hija conmigo, cosa que antes no hacía ninguna actividad con ella, porque me dijo: “-Mamá, como te apuntes tú me voy yo”, dije “-Ah, perfecto”. Y leo mucho más, que me encanta, manejo el ordenador, que antes con las siete horas de trabajo, me era más que suficiente y busco cositas de estas que me interesan y cosas parecidas. Y todas esas cosas que comenta ¿Qué influencia tienen en relación a su depresión? Ah, yo estoy mucho más a gusto conmigo, el que quiera compartirlas conmigo, pues las comparte. Si no quiere compartirlas conmigo, pues no las comparte. Que un día dice “-¿Nos vamos al cine a ver tal, a comer tal y a ver tal cosa?” “- Perfecto, nos vamos”. Y yo digo “-Los jueves me voy a tal grupo que me he encontrado una asociación que se llama tal que me costó mucho encontrarla por Internet, que sepáis que pueden ir los familiares, repito, que sepáis que pueden ir los familiares”.”
El estigma de la enfermedades mentales
“La desgracia de los depresivos es que al final, damos tanto, bueno damos tanto… tendemos como si fuéramos a aislarnos. Entonces pues bueno, hay que hablar de ello, no estigmatizarnos a nosotros mismos pero tampoco hace falta poner el bando en todas las esquinas. Que en el equilibrio está la cuestión. Y que no nos sintamos estigmatizados, que hay muchas enfermedades crónicas, que hay gente que vive con diabetes, que hay gente que vive con una bolsita colgando y va a al mercado con la bolsita colgando, que hay gente que tiene cáncer, que hay gente que tiene psoriasis, que hay gente que tiene muchas cosas y que la depresión es una cosa que… que se vive, que se vive con ella.”
Vida familiar
“O mis padres, mis hermanos, pues relativamente… Bueno yo con la familia he tenido poco, ya le digo, mi pareja que de… hubiera deseado que fuera mi apoyo en alguna forma o por lo menos, si no mi apoyo, por lo menos soy la madre de sus hijas. Venían mis hijas y porque no me vieran así pues entonces era cuando me vestía o me ponía a hacer con ellas. O mientras que ellas hacían deberes me ponía a hacer una labor, que saben que me gusta mucho, o a leer un libro o a hacer que leía un libro o a ver la televisión simplemente, estar allí sentada con ellas pero pero maldita la gana que tenía yo de estar levantada.”
Vida social y amigos
“Da la casualidad que hay una compañera mía que sí, que se preocupa bastante por mí, que tiene a una hermana con una depresión muy fuerte también. Con la que sé que estoy bastante vinculada es con esta persona que de alguna forma me contactó con… o que yo le pedí, que en principio era también compañera de despacho, que también lo estaba pasando ella muy mal. También tenía el traslado pedido, también lo consiguió afortunadamente. Y es la que de alguna forma nos hemos también apoyado en esos momentos difíciles. De eso que no es una amistad a lo mejor muy, muy, muy de estas de uña y carne, pero es una persona en la que me he apoyado mucho.”
El mundo laboral
“Las cosas se han ido rompiendo, tanto en casa como en el trabajo. Paralelamente, el sentimiento ha sido un poco paralelo tanto en el trabajo como en casa, y un poco similar. Sé que en el trabajo las cosas iban de mal en peor, con mi persona, llevaba muchos tiempos con un traslado pedido que no me concedían, aunque la gente parecía que no estaba a gusto conmigo, parece ser que se me sacaba el jugo suficiente como para aguantarme. Prefiero estar en un trabajo eminentemente administrativo más que ser tan político. Porque soy muy poco diplomática. Por ejemplo con el doctor, del médico de cabecera este, eh, pues sí que yo tenía de alguna forma la, la opinión… que pensaba que, bueno que, que veía más conveniente aunque estuviera deprimida, seguir trabajando que no estar en mi casa comiéndome la cabeza. ¿Esa era opinión del médico o suya? Mía, mía, mía y del médico, de los dos, pero cuando yo llegué a la tercera vez, qué cara no me vería el médico, que antes de contarle nada, yo estaba escribiendo el papel de la baja. Y yo no dije que no me la diera.”
Los grupos de apoyo
“Veo que últimamente es que se me metió en la cabeza, antes de venir aquí, en encontrar un sitio donde, donde poder expresarme o por lo menos oír a otros. Y no sé muy bien por qué, tampoco sé muy bien por qué me lancé a decir “-Aparte de leer y aparte de esto tengo que, tengo que hablar. Llevo demasiado callada y tengo que hablar”. Mi empeño era en que ya que yo en mi casa no podía hablar de la depresión, de mi depresión con nadie porque no les interesaba, tenía que hablar con alguien. Y yo me empeñé en buscar asociaciones de depresivos y encontraba de alcohólicos, de esquizofrénicos, de bipolares, de amantes de los perros blancos, de los que les gustaba les redales rusos, de cualquier cosa, pero de depresivos no encontré ninguna en Madrid. Y encontré eso, y entonces en cuanto me dio el teléfono y el sitio, pues, pues vamos, al jueves siguiente estaba aquí. Y desde entonces no he dejado de venir. ¿Y qué le ha aportado la asociación? Pues me ha aportado lo que ellos pretenden, que aquí hablas en un idioma que te entienden. Aunque en una sesión haya solamente dos o tres personas y en otra veinte, ves que no eres tú la única, que hay problemas complicadísimos. Que yo digo que me puedo dar con un canto en los dientes porque lo que me pasa a mí no es nada. Con todo lo que sufro o he sufrido no es nada para lo que la gente es capaz de aguantar. Y sobre todo, luego tenemos una hora de… que lo da otra persona de… ¿Cómo se llama? de… de inteligencia emocional. Y entonces, como que te da unas claves, que a lo mejor al principio no las entiendes muy bien o dices “-Va, teoría”, pero que te va dejando pozo… te va dejando pozo, y a mí me está sirviendo de mucho. Muy bien. Porque son cosas que desde luego, yo que sé, tendrían que enseñar casi en el colegio. A mí por ejemplo, yo sé, me enteré después que allí había grupos. Y a mí no es que me hayan dificultado; es que a mí no me mandaron por ejemplo a ningún grupo allí. No sé qué condiciones habría que cumplir y eso me enteré mucho tiempo después. Quiero decir, siempre me ha dicho: “-Si tienes dificultades en los próximos x meses, me dice en tres, seis meses, no hace falta que vuelvas al médico de cabecera y le digas que te derive sino vienes aquí directamente y pides cita”. Pero no me han dicho nunca “-Ves aquí a… a la vez que me ves a mí, cítate aquí en el grupo de relajación que hay o en el grupo de tal, o en…”, que sé que los hay, pero no sé qué condiciones… No, tampoco… yo sí que sé que a veces que he estado allí, he subido arriba, que están en la planta de arriba, he mirado su cartelito de eso, pues con la esperanza también de ver algún cartelito de asociación de tal, tal… Pues no, no veo yo ese movimiento. Veo otros, pero no hay ese tipo de… que he ido a ver si lo encontraba allí.”
Mensajes a personas cercanas
“Que no juzguen. Que no pueden entenderla si no la han pasado. Que no juzguen, que no presionen a la persona deprimida, que se limiten a acompañarla. Que es difícil, que es difícil. Que muchas veces se van a ver con ganas de tirarla de los pelos porque yo entiendo que es difícil a veces aguantarnos. Pero es que a veces no nos aguantamos nosotros y tampoco sabemos lo que nos pasa. Y que el candidato a la depresión puede ser cualquiera, que lo piense. Sobre todo eso.”
Mensajes a otras personas con depresión
“Ah, que busque ayuda en cuanto pueda, cuando tenga la mínima sospecha. Que más vale que le digan: “-A ti no te pasa nada, es algo momentáneo, es algo reactivo a esto que te ha pasado”. Pero si tiene la mínima posibilidad de tenerla, o sea de sospechar que puede tenerla, que busque ayuda, vamos, más pronto que tarde. ¿Qué tipo de ayuda? Profesional, profesional. Profesional y si tienes la grandísima suerte de tener a alguien que los escuche, que los escuche con la paciencia suficiente. Vamos, no que la aprisione ni que le capte solamente para ellos y que… eso. Pero si tiene la grandísima suerte de poder hablar con alguien y demás, que bueno, que aprovechen esa oportunidad porque la desgracia de los depresivos es que al final damos tanto, bueno damos tanto, tendemos como si fuéramos a aislarnos. Entonces, pues bueno, hay que hablar de ello, no estigmatizarnos a nosotros mismos pero tampoco hace falta poner el bando en todas las esquinas. Que en el equilibrio está la cuestión. Y que no nos sintamos estigmatizados que hay muchas enfermedades crónicas.”
Entrevista a Toñi
Sexo: Mujer
Edad en el momento del diagnóstico: 44 años
Año de diagnóstico: 1996/2007
Tratamientos recibidos: Farmacológico
Edad en el momento de la entrevista: 47 años
Primeros indicios y episodios
“Pues cuando nació mi hija, que tenía yo muchas ganas de ser madre, porque ya fui con treinta y cuatro años y era una ilusión muy grande, muy grande. Tengo la niña y a raíz de tener la niña, pues, perdí sueño. Perdí el sueño, perdí el sueño y ya como que empecé a caer, pues, en una depresión. Ya sin ganas de nada, me tuve que ir a casa de mi madre para que me cuidara la niña. Y, poco a poco, pues, en un pozo sin fondo. Que nada, no tienes ganas de nada, ni de comer, ni de vestirte, ni de cuidar a tu hija. Te sientes incapaz de todo, no tienes ganas de ver a nadie y así fue como caí en la depresión.”
Reconociendo la depresión
“Yo lloraba, no quería ir a trabajar, no quería salir a la calle, como nada. Si yo sabía qué era. A mí me hacía falta, me hacía falta un tratamiento, me hacía falta algo. Lo que pasa es que eso sí, tú te das cuenta si estás muy mal o no estás muy mal. Yo no sé si podemos engañar al exterior o no. Yo creo que ya hay veces en que no engañamos. Pero, que uno interiormente, yo, por lo menos, sí me notaba que si está medio, medio, o si está muy mal, muy mal. Eso se lo nota el paciente. ¿Qué los que están alrededor no te lo notan o sí te lo notan pero no sabe hasta qué punto? No lo sé.”
Proceso de diagnóstico
“En el caso de las depresiones, yo creo que casi nadie sabe el tipo de depresión que tiene una persona. Muchas veces ni los propios médicos. A no ser que ya hagas cosas muy fuertes. Pero yo, en mi caso, sí se notaba que estaba mal, mal, mal. ¿Por qué? Porque cuando te lo dicen, pues, estás perdida totalmente. Es como cuando tienes una depresión, tú estás perdida, perdida, perdida totalmente y no sabes por dónde vas a salir. Gracias a Dios, pues bueno, llegamos al sitio adecuado, te ponen tu medicación, te recuperan y ya dices: “-Dios mío, que hay, hay esperanza” ¿No? Como en todo, como en todo.”
Causas de la depresión
“Hombre, a mí, la depresión primera, pregunté, dice: “-Esto es depresión posparto”. Que las… no sé si se dice las hormonas o lo que sea, se alteran mucho a la hora del nacimiento de un hijo. Luego, la niña nació con problemas de muchos gases, uno es madre primeriza, la niña no dormía de noche. Tú estás… a lo mejor tú también… según sea uno ¿no? pierdes el sueño, pues, por tanto, estar pendiente de la cría. A lo mejor, en los primeros días tampoco dices: “¡-Yo voy a descansar un ratito!” Yo sé que yo entré ahí en quince o veinte días en perder totalmente el sueño por estar muy pendiente también de la niña, más la alteración que yo tuviera. Y creo que fue por lo que caí en esa depresión posparto. Pues yo creo que también sería como un agotamiento físico porque yo estuve trabajando hasta el momento antes de tener la niña. Siempre que si te gusta dejarte tú casa medio arreglada y dejar todo preparado para cuando viene el hijo a casa. Como que no quieres fallar por ningún lado. Y luego también dicen que las hormonas, a la hora de dar a luz o tal, pues, también como que se disparan o no sé qué. Yo ya no sé si la mía fue superior o se juntó con el agotamiento físico, lo cierto es que yo ya casi, casi, en el hospital, ya estaba llorona. Ya lloraba porque la niña no cogía el pecho, ya todo era tristeza, en vez de esa alegría que ¡Vamos! que yo me suponía era tener una niña. Pues nada, el segundo, me pronostican que tengo un cáncer de mama. Y bueno, a mí no me cayó mal, hombre no te cae bien pero bueno, yo lo llevé muy bien, muy bien. Lo que pasa es que nadie actúa ahí. O te puede dar cuando te lo dicen, o te puede dar en cuando estás en tratamiento o incluso te puede dar una depresión bastante fuerte cuando acabas el tratamiento y has pasado lo que es la quimio y tal. De hecho yo, que he vivido esa experiencia, me doy cuenta que la gente lo pasa muy mal, muy mal, muy mal, no está tratada, no está tratada.”
Itinerario terapéutico
“Pues yo fui al médico de cabecera porque yo no me encontraba bien, yo lloraba, no quería ir a trabajar, no quería salir a la calle. Si yo sabía qué era a mí, me hacía falta, me hacía falta un tratamiento, me hacía falta algo. Pero el médico de cabecera, de esto hace ya trece o catorce años, un médico bastante mayor, pues como que no tienen conciencia de lo que es eso. Me mandaba como unas vitaminas: “-Te tomas estas con agua”, no sé qué. Yo me tomaba aquello y yo sabía que aquello a mí no me hacía nada. De primeras vas al de cabecera para ver si te manda a salud mental. De hecho yo sí debo de reconocer que los médicos de cabecera no suelen mandar a la gente con facilidad a salud mental. No sé, le mandan pastillas para dormir, le mandan algún antidepresivo. Pero que nunca sale de un médico de cabecera, de familia, mandar a la gente a salud mental. Que yo creo que estarían mejor tratados, por supuesto. A mí me ha ido muy bien, muy bien, fantásticamente las dos veces que he estado ahí en salud mental, he tenido dos ingresos en hospital.”
Opciones en el tratamiento de la depresión
“Cómo he llegado! ¡Vamos como yo he llegado de mal al médico! Y bueno, el mismo médico ha ido decidiendo lo que me va poniendo y además me han ido cambiando algo, yo sé que han acertado, las dos veces, las dos veces que he estado lo han acertado totalmente. Sí. Tampoco pedí yo explicaciones. Porque yo, cuando a mí me mandan un tratamiento, me lo estoy tomando, me está yendo muy bien, no soy de las personas que quieran llegar hasta el fondo de: “-Yo quiero saber”. No, no leo nunca ni los prospectos de nada, porque si lees los prospectos no te tomas nunca una medicación. Como que no presto atención, me da igual que me pongan lo que quieran, lo que ellos vean, me pongo en sus manos, yo siempre me he puesto en las manos de los médicos y siempre me ha ido bien, gracias a Dios.”
Atención psicológica y frecuencia de visitas
“Me comentabas que nunca has ido a un psicólogo ¿Verdad? No, no. ¿Y por qué? Pues porque no me han mandado. Yo creo que porque no me han mandado. Seguramente, haría una labor también muy importante junto con, o cuando deje la medicación o incluso con medicación, yo supongo que un… De todas maneras psicólogo, psicóloga más bien, tengo una que voy de vez en cuando. Que es de la asociación del cáncer. Entonces ella tiene el teléfono siempre abierto, si alguna vez te… cualquier cosilla. Pues también ese escape sí lo tengo pero que no es por la seguridad social.”
Tratamiento farmacológico. Valoración del tratamiento farmacológico
“El único que te puede sacar de eso yo pienso que es un médico especialista. Y que si no te va bien un tratamiento te va a poner otro. Y que según lo que como tú llegas a un hospital de mal, ellos ya tienen la suficiente capacidad como para ponerte el tratamiento adecuado. Y en fin, yo… mi valor es muy importante para los psiquiatras. Que mucha gente dice “-¡No! un psicólogo”. Yo entiendo que los psicólogos tienen una función muy buena porque te hacen ver la vida positivamente, que tú sepas cómo afrontar situaciones, cosas puntuales. Pero en fin, que cuando le hace falta un tratamiento yo creo que existen muy buenos, muy buenos tratamientos como para que una persona haga su vida muy normal, muy normal.”
Tratamiento farmacológico. Valoración del tratamiento farmacológico
“¿Me dices que todavía sigues tomando algún tipo de medicación? Sí. Y bueno porque el médico no me la quita. Yo me… Hombre, supongo que estoy tan bien porque me tomo esta mínima parte de medicación. Pero que bueno, yo ya duermo bien de noche desde que empecé. Desde luego con el tratamiento porque lo que más le importaba al médico es que yo durmiera. Y dormir, duermo muy bien; nada más que acostarme y ya hasta mis seis horas, mis siete horas. De día, si me quiero echar un ratito de siesta, duermo estupendamente. Que no me acuesto porque no puedo y siempre estoy de actividades con los niños para arriba y para abajo, no estoy cansada. Nadie nota que tomo medicación y ya está. Porque sí hay veces que notas que la gente está tomando medicación pues porque los ves un poquito más… no sé cómo diréis vosotros… ¿Más decaídos? Más decaídos o algo… En cuanto llegué también me recuperaron del sueño. Del sueño, que no dormía, ya dormía y di con una doctora muy buena, me mandó un tratamiento muy bueno.”
Búsqueda de información sobre la depresión
“Es que yo pienso que tanto la depresión, como un cáncer, como una enfermedad cardiovascular; yo creo que nos empezamos a interesar cuando te pasa a ti. Nadie te la da tampoco así, pues bueno, si tiene una depresión, tienes la suerte de que vas al médico adecuado, tienes la suerte de que te cura, pues, siempre vas a tener ya esas ganas de saber desde de lo que son las depresiones de cómo se sale, de estar siempre al cuidado de no volver a caer otra vez, tomas interés por esa enfermedad. Y ya pues te gusta coger información, intentas ayudar que veas que has estado o que pasa por el mismo sitio que tú has pasado. Yo de hecho ahora soy voluntaria también de la asociación del cáncer, voluntaria del testimonial del hospital.”
El estigma de las enfermedades mentales
“Yo creo que la depresión es una cosa muy mal… más que mal vista por la gente es que no la entendemos o no la entiende la gente hasta que no la pasa. Uno sabe lo que es una depresión si ha estudiado para eso o si lo ha pasado. Pero que quien vive con una persona depresiva o conoce a una persona que tiene una depresión muy fuerte o lo que sea, está muy mal visto. No mal visto, es que no lo entienden, no entienden a las personas con depresiones. Se creen que es por su gusto, que se creen que se han sumido ahí porque quieren, porque no quieren salir, porque no tal. Pero que la depresión es una enfermedad que puede llegar a ser muy grave, muy grave y que si no es cogida, pues, puede fallecer una persona. Igual que con algo del corazón o con un cáncer que no se detecta o con otra cosa. Porque la gente se cree que si tú vas a un psiquiatra, tú estás loco. Y de loco ya no vas a volver para atrás ¡hombre yo puedo sí! estar mal mentalmente, muy mal, muy mal, pero que te puedas recuperar. Por supuesto que sí.”
Vida familiar
“Yo creo que influye en que a todos les has dado un mal rato ¡Vamos! No saben cómo te van a hablar, no saben. Ellos te quieren animar, ellos están encima tuyo; lo que pasa es que tú te crees que les estás haciendo a ellos también, en ese momento que tú estás tan mal, tan mal, y ellos están pendientes… y que te vigilan y que te “-¡Come!” Y que… cómo que te crees que eres una carga para ellos. Tú eres una carga para… ¡Vamos! Mi madre como si yo fuera una niña chica ¿no? Pero que te cuida con mucha gana, con mucho gusto, pero tú dices “-¡Dios mío y yo por qué le tengo que dar esta carga? ¿Y por qué le tengo que yo que estar aquí molestándoles a ellos que todos tienen su vida normal y yo que no sirvo para nada? Y como que tú ves que ellos sufren por ti también ¿no? En ese momento, en eso sí te das cuenta. Ese año me retiré con mi madre. Yo lleve a mis niños al colegio, venía pero tenía mucha ayuda. Gracias a Dios que la tuve y mucha ayuda médica y te puedo decir porque, que bueno, desde que volví a mi casa hasta hoy. Sé que han estado muy pendientes de mí y de mis niños, mi familia de mí, mi marido, pues sí. Pero que vamos, eso tú no lo valoras hasta que ya luego te das cuenta que cuando ya sales, que sí, que han estado muy pendientes de ti sin que te hayas dado cuenta. ¿Te has sentido apoyada por tu entorno familiar? Sí, tanto familiar, como de amigos, te das cuenta cuando sales. Porque en un momento o cuando estás mal, te crees que te están jorobando.”
Vida social y amigos
“Ellos estaban muy pendientes de mí. Me invitaban a su casa, yo ponía mil excusas para no ir a casa de nadie. Me llamaban por teléfono, mi amiga íntima, a lo mejor una vez me ponía… sí, no, cortaba rápidamente. No tenía ganas de ver a nadie, a nadie, a nadie, a nadie, a nadie. Y ya una vez que estaba mejorando, ya otra vez vuelves igual a tener ganas de estar con tus amistades, es decir, que cuando una persona no quiera estar con sus amigos o es que está mal.”
El mundo laboral
“Sí, sí, trabajaba pero llega el momento en que al final no vas al trabajo. Como el trabajo era una empresa mía, yo iba, lloraba porque no estaba bien, me salía a la calle, me daba un paseo, volvía, mi marido que me acompañaba, entonces: “-Que me voy a mi casa, que me voy para acostarme”
Los grupos de apoyo
“A mí siempre me ha interesado mucho este problema y tenía muchas ganas de venir apuntarme a la asociación. Ahora vamos a hacer ya un viaje juntos, me estoy apuntando a cosillas que hacen aquí, como aprender a usar el ordenador y varias cosas. Que viene el psicólogo, que vienen psiquiatras, que tal, que… Hacen cosas muy positivas y muy importantes en estos sitios. Pues también va muy bien porque hay muchas reuniones, hay gente que todavía sigue con sus depresiones tratándose. Hay algunas que se curan más y algunas que te estabiliza un poquito pero que en fin… te pueden dar mucha terapia, mucha ayuda cuando te hace falta. Y luego, pues, también se hacen muchas actividades, que viene, venimos. Que si hay yoga, que si hay información de nutrición. Y la verdad es que bueno, muchos viajitos los domingos. Es gente que como habitualmente tampoco tiene muchas amistades, pues aquí se sienten a gusto, hacer un viajes juntos, en fin. Pues se junta mucha gente que tiene los mismos problemas y te entiendes también. ¿Te ha servido de ayuda a ti la asociación de pacientes? Pues sí, sí. Claro que sí.”
Sentirse mejor poco a poco
“Empecé a dormir bastante con la cura de sueño que me hicieron, el tratamiento que me pusieron, el antidepresivo. Y bueno, al cabo ya de dos semanas, pues ya sí me dieron el alta definitiva, yo ya iba contenta a la casa. Ya tenía mucha ilusión por mi niña. Simplemente yo me quedé bien gracias a Dios y ya está, ya llevé mi vida, luego a los tres años tuve otro hijo y lo he llevado bastante bien. Hasta que tú ya sales, ya sales con otra alegría, ya sales con otra cosa, ya disfrutar otra vez de tus hijos y ya vas volviendo ¿no? Tenía mucha ayuda. Gracias a Dios que la tuve y mucha ayuda médica y te puedo decir pues que bueno, desde que volví a mi casa hasta hoy. En cuanto te empiezas a poner tu medicación empiezas a vivir. Entonces yo ya empezaba y yo creo que una vez que tú ya empiezas a dormir, como que cuando despiertas, vas viendo cada vez mejor la cosa y más luego ya lo que ellos vean qué te pasa.”
Cambios en la visión de la vida
“Yo, la terapia… Es que una vez que me mejoro, cojo mi vida habitual, cada vez, la vida la veo de otra manera por lo que he pasado ya. Por mis dos depresiones, por el cáncer, para mí la vida es muy distinta. No me tomo las cosas a pecho por nada. Nada más que por lo verdaderamente… por enfermedades, por cosas que no tengan remedio. Pero yo, por tonterías no. Yo ya para mí, mi terapia me la sé yo imponer. Dijéramos, disfruto con todo, con llevar a mi hijo al colegio disfruto, con tener… con estar yo en mi casa haciendo las cosas disfruto, con ir con una amiga a tomarnos un café disfruto, con un viajito de fin de semana, con una comida, con lo que sea. Esa es ahora… porque no sé, eso yo creo que lo aprendes de lo que has pasado.”
Calidad de vida actual
“Pero yo estoy con un control total, total, total. Duermo bien, si me quiero echar una siesta, duermo. Si no me quiero echar una siesta porque no tenga tiempo o llevo el día muy bien, muy bien, no me agoto. No tengo ansiedad ninguna, tengo muchas ganas de hacer cosas. Es lo único que tomo, a mí me va muy bien. Le digo al médico “-¿Me va quitar usted la medicación?”, “-No tengas prisa, ya te la quitaré”. Yo la verdad que me encuentro, pues, como si no estuviera tomando nada, me encuentro muy bien, muy bien, muy bien.”
Mensajes a otras personas con depresión
“Habrá enfermedades que sean irrecuperables pero siempre, si están tratadas, la gente que va a vivir mucho mejor que si no está tratada. Y los que seamos recuperables, somos recuperables, pues para llevar nuestra casa, nuestra familia igual que antes. Que no la tengan nunca, pero que si alguna vez la tienen, que no se dejen, por favor nunca. Que si hay que ir a un psicólogo, a un psicólogo, si hay que ir a un psiquiatra, a un psiquiatra, si hay que internarse en un hospital, internarse en un hospital, porque es lo más rápido y cuanto antes va a salir de una depresión.”
Entrevista a Myriam
Sexo: Mujer
Edad en el momento del diagnóstico: 24 años
Año de diagnóstico: 1987
Tratamientos recibidos: Farmacológico
Edad en el momento de la entrevista: 47 años
Primeros indicios y episodios
“Pues, una tristeza infinita, a pesar de que… O sea, encima de que yo decía: “-Pero vamos a ver ¿Por qué estoy triste? Tengo un trabajo que, aunque no sea muy estable, tengo un trabajo, mi hija está sana, mi madre está bien”. A pesar de eso yo tenía una tristeza enorme, un trastorno del sueño importante y ya te digo, también acompañado de trastorno de ansiedad, por ese estrés también que tenía. Y bueno, me costaba la vida levantarme por las mañanas.”
Primeros indicios y episodios
“No era la tristeza que tenía recién fallecido mi marido, sino tenía una que es difícil de explicar. Que lo ves todo gris, como si fueras andando con una nube encima ¿no? gris ahí, todo, todo, no le ves color a nada. Una anhedonia enorme. Se pierde el placer por las cosas que te gustan, deportes. Te procuras centrar en lo fundamental que… tus hijos, tu familia. Pero era una pérdida absoluta de las cosas cotidianas que te gustaban y que disfrutabas. Y ahí fue cuando ya me preocupé y empecé a pensar que necesitaba apoyo de otro tipo.”
Proceso de diagnóstico
“Pues me hubiera gustado estar informada en todo momento de cómo podía desarrollarse la enfermedad. También, yo supongo que en muchas ocasiones dan por hecho que yo lo sé y tampoco caben más explicaciones. Pero uno también pierde la objetividad cuando se trata de uno mismo ¿no? o de orientarte hacia grupos de apoyo, asociaciones o formas de hacer terapias, que si uno no la puede, se la puede financiar ¿no?”
Causas de la depresión
“Al principio me comentaba que su madre tuvo depresión no diagnosticada ¿Me comentaba? Sí, sí. Mi madre siempre ha sido también una persona alegre pero ha tenido una vida no muy fácil. Y yo reconozco, ya ha pasado en mi madurez o en mi adultez, empecé a conocer y reconocer síntomas en ella ¿no? Esa mayor introspección o menos deseo de comunicación con el entorno; como que se apagaba ¿no? Es que hace treinta años las cosas eran muy distintas. Y tú, además con tres niños chicos que no te permites ponerte malo ¿no? Lo vas tirando lo mejor que puedes y ya está. Y si vas, bueno es que afortunadamente las cosas han cambiado mucho. Pero antes las cosas estaban complicadas, tú ibas al médico: “- Me siento así” y “-Estás buscando excusas para no trabajar”. Las cosas van cambiando afortunadamente.”
Itinerario terapéutico
“Acudí a un compañero del hospital, con el que normalmente tenía un buen trato. Y él era neurólogo, entonces, pues inicialmente, me empezó él a poner medicamento, a probar, a ver. Durante un tiempo probamos muchísimas cosas, no salía, entonces este señor se tuvo que ir del hospital y decidimos pasar a la unidad de psiquiatría.”
Atención psicológica y frecuencia de visitas
“El tema de la terapia, sigo teniendo el mismo problema de siempre, no hay solvencia digamos como para mantener una psicoterapia de manera continuada. Cuestiones crematísticas. Fundamentalmente, no me lo he podido pagar. Y ya te digo el seguro privado, si el psiquiatra lo considera oportuno. La verdad es que el tema de la psicoterapia, es que para verle color, necesita un tiempo. Tú puedes hacer un esfuerzo un tiempo determinado pero tú no puedes ir todas las semanas y pagar un dinero extra, podrá ir quien se lo pueda permitir pero yo tengo otra serie de gastos, que sí, que este puede ser prioritario en algún momento pero no para mantenerlo de forma continuada o de forma continuada en un tiempo.”
Atención de la depresión a través de psiquiatría
“El psiquiatra siguió probando con todo lo que encartaba, fue cuando le propuse hacer psicoterapia y me dijo que bueno, que en todo el centro había un psicólogo, que principalmente estaba para los pacientes que estaban ingresando, lo cual es bastante lógico pero yo no me podía permitir una terapia particular. Insistí en hacer psicoterapia porque yo necesitaba hablar del tema y bueno, no. El médico en su momento no lo consideró oportuno, también pienso que no lo consideró oportuno porque había un psicólogo en todo el centro y supongo que estaría desbordado. No, un poco es cubre el expediente ¿no? O sea: “-Tómate esto. ¿Cómo va? ¿Duerme? ¿No duerme?”. Yo entiendo que el tiempo es… que disponen de poco ¿no? pero muchas veces se pierde la sensibilidad, que lo que tiene adelante es un ser humano que sufre.”
Tratamiento farmacológico. Efectos secundarios de la medicación
“Principalmente lo que tengo son efectos secundarios más que, más que efectos positivos. ¿No? ¿Qué efectos secundarios más o menos los mismos que me comentabas antes? Más o menos los mismos o bueno, suelen ser siempre intolerancia, dismetría (Ver Glosario), pierdo… por ejemplo, si voy conduciendo no estoy segura si voy a caber por un… ¡tengo un coche pequeño menos mal! pero o al llevarme el vaso a la boca, son, son reacciones bastantes adversas y raras ¿no? que, yo soy el 0,01 por ciento de las personas que… ese que lo ponen en los prospectos porque tienen que figurar, pero a nadie le pasa, me suele pasar a mí. Aunque procuro no leer los prospectos para no somatizar ¿no? El tema de efectos secundarios nunca te lo dicen. Yo pienso que será porque no se somatice ¿no? pienso, pero vamos. Sí me hubiera gustado estar informada por que sin el síndrome Serotoninérgico (Ver Glosario) lo pasé muy mal y no relacioné. Como era nuevo, en los… las cosas que me había pasado esa modalidad era nueva me pilló un poco de sopetón y desconcertada, no relacionaba. Supuse que era pero tampoco estaba segura que era por eso ¿no? Entonces, entiendo que no den esa información, pues, para no predisponer a la gente. Pero sí me hubiera gustado tener cierta información. O no… siempre vas con la expectativa de ¡bueno, pastilla nueva 4 a 6 semanas e iremos probando, 4 a 6 semanas es poco vamos a seguir probando y! es un poco ¿cansino no? En esa época pues recuerdo haber empezado con antidepresivos, tricíclicos (Glosario). Sí le vi todos los efectos secundarios del mundo a todas las medicaciones que probé, a pesar de ello, procuraba no desistir para darle tiempo a funcionar la medicación, pero sin notar grandes mejorías. ¿Y qué efectos secundarios? Pues el… con los tricíclicos concretamente, pues visión borrosa, sequedad de boca, cefalea. Ese, principalmente ese tipo de efectos secundarios, son lo que… Luego también tuve con uno de ellos, con un ISRS [ se refiere a Inhibidor Selectivo de la Recaptacion deSerotonina] tuve un Síndrome Serotoninérgico. Que ese sí fue muy, muy fuerte y ¡Vamos! Abandoné ahí la medicación, no le di más tiempo porque era insoportable ¿no? ¿Qué significa el síndrome? Pues es, supongo que será el SRS actúa sobre la serotonina (Glosario) y pues supongo que sería una… es demasiada o un funcionamiento anormal. El caso es que producen cuadros de mucha ansiedad, vómitos, diarrea, desorientación ¡Vamos! esa sí que la suspendí porque es que era inaguantable.”
Tratamiento farmacológico. Valoración del tratamiento farmacológico
“La única terapia alternativa, más que alternativa, alternativa no, complementaria, sería la psicoterapia. Pienso que es un trastorno, una enfermedad digamos cerebral ¿no? que se desajustan esos neurotransmisores y necesitan, pues, química para compensarla. Sí hay mucho componente cognitivo y conductual, que por eso pienso que se puede beneficiar de la terapia psicológica.”
Búsqueda de información sobre depresión
“Sí, la red, libros, en fin, tenía la información propia de la formación que uno tiene. Pero, claro siempre va más allá, o informarte de… informarte sin que sea en exceso ¿no? Yo pienso que todo lo que sea un extremo es malo. Igual no saber nada que estar sobre informado ¿no? Y bueno pues eso revistas científicas, artículos, la red, libros. ¿Y qué opinas de toda esa información? Pues que hay que ser muy objetivo y no… saber discernir, pero vamos, en la red, con cualquier cosa que vayas a buscar tienes que aprender a discernir porque también hay mucha basura ¿no? Igual como también hay muchísimas cosas buenas. Y saber un poquito coger lo que… contrastar, en fin, pienso que, hoy en día hay mucha más posibilidades de información que hace quince o veinte años ¿no?”
Aprender a controlar los episodios de malestar
“Pues influye en que no me deja vivir tranquila, no me deja hacer las cosas que me gustan, las cosas que voy haciendo las hago con mucho esfuerzo, pero procuro hacerlas. Y yo la teoría me la sé muy bien pero no siempre es fácil de llevarla a la práctica. Yo sé que debería de retomar hacer ejercicio porque me beneficiaría para mí enfermedad y también para la depresión. Yo procuro poner todo lo que esté en mi mano, salvo cuando no puedo, como en esos episodios que te conté de hace una semana y diez días ¿no? Pero, bueno, yo posteriormente me jubilé porque mi enfermedad se acrecentó. Y entonces yo intenté invertir ese… buscar siempre el lado positivo ¿no? “-Bueno ahora tengo más tiempo para hacer lo que siempre he querido hacer y no he tenido tiempo”. Pero a su vez no podía ¿no? viajar porque no me encontraba bien del otro cuadro.”
El estigma de las enfermedades mentales
“Con las patologías mentales que son siempre barreras invisibles ¿no? Y la depresión todavía, pero otro tipo de enfermedades mentales, uno procura ni mencionar que las tiene porque encima el estigma ¿no? hace tanto daño. Concretamente en el caso del depresivo, es pues eso, que hemos comentado antes: como de si está llamando la atención y demás. Pero en otras enfermedades mentales, la palabra enfermedad mental ya echa para atrás. Un diagnóstico ya te cercena del todo. Sobre todo si los medios de comunicación se encargan de hacer mal uso de la información, por ser sensacionalistas ¿no? “-¡Esquizofrénico mata a su madre!” Esas cosas que sí pasan, pero bueno ¿por qué ha pasado? ¿Se dice diabético mata a su madre? Porque también hay diabéticos que matan a su madre ¿no?”
Vida social y amigos
“Y en cuanto a tu relación con tu marido o con tus amigos y eso ¿Cómo ha influido la depresión? Bueno, evidentemente cuando está uno peor, pues está un poquito irritable o está, no está tan por la labor como normalmente. Yo pienso que quien es tu amigo y tu gente que te quiere, pues lo entiende y respeta esa parcela porque sobre entiende que es algo transitorio ¿no? De todas formas, yo procuro siempre igual, con la depresión que con cualquiera de las otras enfermedades que padezco, que no intercepte en mis relaciones. No siempre es fácil, pero bueno también a la vez soy mucho de no dar explicaciones. Ese, el típico ¿cómo estás? Sé que mucho más rápido decir bien, a explicar por qué no estás bien y traspasarle al otro tu angustia ¿no? ¿Te has sentido apoyada por tu entorno familiar? Sí. ¿De amigos y todo? Sí, sí. ¿Y cómo valoras ese apoyo? 200 por 100.”
El mundo laboral
“Yo pasé mi duelo lo mejor que pude porque también tenía la motivación de mi hija pequeña. Pero yo veía que quizá por ese… por el estrés del sistema de trabajo de entonces… Estuve prácticamente todo el tiempo sin ninguna baja por la enfermedad, solamente en una ocasión que ya era insostenible y estuve tres semanas de baja, el pico más álgido del episodio ese. Yo también hacía, me esforzaba muchísimo porque yo en esa época estaba eventual o interina y no, no… coges una baja y no te llaman más. O sea: o te esfuerzas o te vas. Entonces era un poco así.”
Los grupos de apoyo
“El paciente, por llamarnos de alguna manera, porque ya muchas veces no tiene uno ni paciencia, necesita ser parte activa de su rol de enfermo que le ha tocado ¿no? O sea, no es simplemente un como elemento prescrito ¿no? Tómate esto, tómate esto y ¡no! pienso que es muy importante que se creen grupos de ayuda, asociaciones donde no la haya, porque bueno. Yo, al final me he liado con otro tema que no tiene nada que ver con ninguna de las cosas que yo padezco y yo he visto lo beneficioso que es el pertenecer a un grupo. Nosotros en la asociación a la que pertenezco, somos 250 personas, entre afectados y familiares. Y la gente llega muy perdida, entonces, tienen necesidad, primero de identificarse con un grupo de personas similares a ellos. Y sobre todo, de no sentirse un bicho raro ¿no? ni una persona que está fingiendo, una identificación ¿no? y pertenecer a un colectivo y yo creo que es importante. Siempre ¿no? está el bichillo raro sobre todo, porque, en la depresión concretamente pues está lo típico… es para llamar la atención, es para un chantaje emocional, cuando lo que tiene uno encima es la pena de no poder dar la talla 100 por 100 o de estar fuera de cobertura en tantos momentos ¿no?”
Sentirse mejor poco a poco
“Que pasaron, de pronto, no sé muy bien qué, cambié dentro del hospital de puesto de trabajo y en cuestión de un mes yo empecé a ponerme mejor sin que fuera o yo lo relacionara con algo reactivo a la medicación. Yo creo que simplemente impactó la mejoría o se me arreglaron los neurotransmisores y ya está. ¿Y el segundo proceso me contabas que en el 97 no? Sí. ¿En todos estos años, del 90 al 97? Estuve asintomática, no tuve ningún síntoma de depresión, sí tenía mucha ansiedad porque, bueno, soy una persona también un poco nerviosilla, digamos ¿no? Y aparte pues tenía un trabajo un poquito estresante pero lo llevaba bien y mi ánimo era bueno, yo siempre he sido una persona positiva y con fuerza. Al encontrarme mejor también de ánimo, pues, recuperé mi forma de ser digamos ¿no? ¿Y qué pasó? ¿A qué se debía ese cambio de? Sí Pues no sé, yo creo que simplemente se acabó la depresión, no hubo ningún desencadenante ni encontré un príncipe azul ni me tocó la lotería. Yo creo que encartó y ya está. Y a raíz de la enfermedad de mi marido, de mi segundo marido, como que decidí que tenía que retomar, que necesitaba mi apoyo y yo creo que te crece un poco ¿no? Y ahí empecé a mejorar, salió una fuerza, no sé de dónde, creamos la asociación y la verdad es que trabajo muchísimo. Yo no sé cómo antes podía trabajar en la calle y en la casa. Ahora me falta tiempo para todo ¿no?”
Calidad de vida actual
“Salió una fuerza no sé de dónde, creamos la asociación y la verdad es que trabajo muchísimo. Yo no sé cómo antes podía trabajar en la calle, en la casa y ahora me falta tiempo para todo ¿no? Tengo mis episodios de más intensidad pero digamos que, me mantengo en un 4 y medio, 5 y medio, 6 y voy así tampoco.”
Mensajes a personas cercanas
“Entonces, sí pienso que hay que sensibilizarse con las personas que tengan cualquier discapacidad de manera continuada o transitoria. El hecho de que nosotros lo desconozcamos no quiere decir que no exista, por ejemplo, con las patologías mentales que son siempre barreras invisibles ¿no? ¿Por qué ese estigma siempre hacia la enfermedad mental? Entonces yo pienso que hay que concienciarse siempre con la persona que, por una causa o por otra sufre. Nadie le gusta sufrir, eso es anormal, es contra natura. Y ponerse en los zapatos del otro, de manera transitoria y luego volver a tu vida. Cada uno tenemos nuestros problemas y nuestras cosas. Pero sí pienso que es importante entenderlo, si no comprenderlo, entenderlo o escuchar a la persona que te esté hablando sin que haya un menosprecio de por medio ¿no?”