
Escrito por Anthea Santos Alvarez, PhD
El Accidente Cerebrovascular (ACV) es una de las enfermedades más graves y discapacitantes a nivel mundial. Es un evento inesperado que puede cambiar la vida de una persona y de quienes la rodean. Por eso, saber reconocer un accidente cerebrovascular a tiempo es fundamental para reducir sus secuelas.
El ACV ocurre cuando el flujo sanguíneo al cerebro se interrumpe, lo que puede provocar daño cerebral. Existen dos tipos principales de ACV:
- Isquémico: Se produce cuando una arteria que lleva sangre al cerebro se bloquea, lo que impide que las células cerebrales reciban el oxígeno que necesitan.
- Hemorrágico: Sucede cuando un vaso sanguíneo en el cerebro se rompe, provocando sangrado en el cerebro.
Ambos tipos pueden causar secuelas graves, pero la buena noticia es que la prevención es posible y el conocimiento de los factores de riesgo es clave para reducir el riesgo de sufrir un ACV.
¿Por qué deberíamos preocuparnos?
Cada año, millones de personas sufren un ACV, y muchas de ellas no son conscientes de los factores que aumentan el riesgo de padecerlo. La hipertensión, el tabaquismo, la alimentación poco saludable y el sedentarismo son los principales enemigos en la lucha contra esta enfermedad. Si bien existen otros factores de riesgo que no se pueden modificar, como la edad o los antecedentes familiares, muchos pueden ser controlados a través de hábitos saludables.
Los tres pilares para prevenir un ACV:
- Controlar los factores de riesgo: El diagnóstico temprano de la hipertensión, la diabetes y otros trastornos cardíacos es fundamental. Revisar regularmente la salud y controlar estos factores puede marcar la diferencia.
- Estilos de vida saludables: Comer de forma equilibrada, hacer ejercicio y evitar el consumo de tabaco no solo mejoran la salud general, sino que también ayudan a reducir el riesgo de sufrir un ACV. Estos hábitos deben adoptarse de forma preventiva, no solo cuando se presentan los síntomas.
- Educación en la comunidad: Hablar abiertamente sobre el ACV, sus síntomas y factores de riesgo permite que las personas tomen decisiones informadas sobre su salud. A través de programas comunitarios, los centros de salud tienen un rol crucial en la educación continua y en la detección temprana de pacientes en riesgo.
Conmemorando el Día Mundial del Ictus
Cada 29 de octubre, el Día Mundial del Ictus nos recuerda la importancia de la prevención, detección temprana y tratamiento adecuado del ACV. En nuestra noticia publicada anteriormente, destacamos que en 2019 más de 12 millones de personas sufrieron un ACV, convirtiéndolo en la segunda causa de mortalidad a nivel global. Aprovechamos esta fecha para recordar que con una respuesta rápida y educación sobre los factores de riesgo, podemos reducir el impacto del ACV y salvar vidas.
Actuar rápido puede marcar la diferencia
Como se mencionó anteriormente, la prevención no solo involucra hábitos saludables, sino también la capacidad de reconocer los síntomas en el momento adecuado. El tiempo sigue siendo el factor más importante en la respuesta a un ACV, y cuanto más rápido se actúe, mayores serán las posibilidades de reducir las secuelas.
Si en algún momento experimentas síntomas como debilidad repentina en un lado del cuerpo, dificultad para hablar, visión borrosa o dolores de cabeza fuertes, es crucial que busques ayuda inmediatamente. La intervención temprana en estos casos puede salvar vidas y reducir las secuelas a largo plazo.
La atención primaria y el empoderamiento del paciente
La atención primaria juega un papel central en la prevención. El personal de medicina de atención familiar y comunitaria no solo se encargan de controlar enfermedades preexistentes, sino también de educar a pacientes sobre el riesgo de padecer un ACV. Además, es importante que los pacientes se sientan empoderados para tomar decisiones informadas sobre su salud. Promover el acceso a la información y herramientas de autogestión puede marcar una gran diferencia en la reducción de factores de riesgo y la mejora de los resultados de salud a largo plazo.
Conclusión: La prevención comienza hoy
Aunque el ACV es una enfermedad seria, muchos de sus factores de riesgo se pueden prevenir y controlar. Con un enfoque proactivo, una mejor educación y el compromiso de la comunidad, podemos reducir significativamente el número de casos y salvar vidas.
Actúa ahora: Comienza a hacer pequeños cambios en tu vida para prevenir el ACV y comparte esta información con tu familia y amigos. Juntos podemos mejorar la salud de nuestra comunidad y reducir los riesgos de esta grave enfermedad.