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Siento un dolor en el pecho… ¿qué me pasa?

La cardiopatía isquémica es un problema de salud coronario producido por la obstrucción parcial o completa de las arterias que suministran la sangre al músculo del corazón. Su prevalencia aumenta con la edad y en Europa se estima que la cardiopatía isquémica implica el 47% de toda la mortalidad. En España, según la última encuesta de salud realizada por el Instituto Nacional de Estadística en 2017, las cifras asociadas a mortalidad continúan en aumento.

No existe una causa única para el desarrollo de la cardiopatía, pero entre los principales factores de riesgo que podrían producirla se encuentran: mayor edad, los antecedentes de cardiopatía isquémica en la familia, el aumento del colesterol, -sobre todo el LDL (el llamado “colesterol malo”)-, tener hipertensión, diabetes u obesidad, o haber presentado previamente algún infarto o angina, entre otros. Sin embargo, la cardiopatía isquémica se puede prevenir de forma significativa modificando los factores de riesgo personales, estilos de vida o problemas de salud asociados que cada persona pueda presentar. El dolor torácico en el pecho, -definido como una opresión, y que en ocasiones se extiende hacia el cuello, la mandíbula, los brazos o la espalda-, la sensación de falta de aire, sudoración, palpitaciones o incluso pérdida de conocimiento en algunos casos, pueden ser los primeros síntomas.

El proceso de diagnóstico de cardiopatía isquémica puede ser un momento delicado, crítico y diferente para cada persona. Las pruebas de sangre, la consulta de la historia clínica electrónica y las pruebas de esfuerzo o la radiografía, entre otros, suelen formar parte del proceso de diagnóstico clínico. Sin embargo, afrontar un diagnóstico de cardiopatía suele ser una experiencia dolorosa y desconcertante, por el impacto que genera en los hábitos de vida, y en ocasiones, en los de su entorno. En este sentido, ¿cómo se puede afrontar un diagnóstico de cardiopatía isquémica y convivir con la nueva realidad? A continuación, ofrecemos algunas pautas que pueden ayudarte en este proceso:

  1. Intenta acudir a la consulta en compañía de alguna persona de confianza (pareja, familia, amistades, etc.). Esto te permitirá estar más tranquilo/a.
  2. Comparte tus emociones, tus sentimientos y lo que te preocupa con tus profesionales sanitarios y con tu familia.
  3. Pregunta cuál es tu tipo de cardiopatía isquémica e infórmate de los tratamientos disponibles para tratarla (medicamentos, cirugía, rehabilitación cardíaca).
  4. Infórmate de cómo puedes mejorar tu salud cardíaca (alimentación, ejercicio, trabajo, etc.) y qué plan terapéutico puedes seguir, según tus necesidades, valores y preferencias.
  5. Pregunta cómo puedes acceder a páginas webs o materiales informativos fiables para llevar a cabo unas buenas pautas de autocuidado cardíaco y consúltalas para ponerlas en práctica.
  6. Los testimonios de otras personas que ya han pasado por una cardiopatía isquémica, pueden ayudarte en tu propio afrontamiento. Pregunta cómo puedes tener acceso a esos testimonios a tus profesionales sanitarios.

Si quieres saber más sobre la cardiopatía isquémica y cómo se diagnostica, consulta los siguientes recursos: