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La toma de decisiones compartida en Europa necesita un impulso

By 22 julio, 2015 agosto 15th, 2015 No Comments
Foto de Andyde de https://www.flickr.com/photos/andyde/4762141677/

La revista The International Journal of Person Centered Medicine publica en su último número el artículo ‘European Experience with Shared Decision Making’. Entre los autores del mismo figura Lilisbeth Perestelo-Pérez, investigadora del Servicio de Evaluación del Servicio Canario de la Salud (SESCS) y de PyDeSalud. Junto a ella también constan Angela Coulter, Martin Härter, Nora Moumjid-Ferdjaoui y Trudy van der Weijden.

La toma de decisiones compartida (TDC) es una forma de trabajo conjunta entre el paciente y el profesional sanitario para elegir entre dos o más opciones de un procedimiento diagnóstico o terapéutico sobre el que puede existir incertidumbre. En este proceso, basado en la confianza y el respeto mutuo, hay flujos de información desde el profesional al paciente (sobre el problema de salud, sobre el balance riesgo-beneficio de las opciones disponibles, etc) y viceversa (valores y preferencias personales). Tras el intercambio de información, ambos deciden juntos qué tratamiento creen que sería el más adecuado para la salud y bienestar del paciente.

A pesar de que la TDC es defendida con frecuencia por sus beneficios lo cierto es que su implementación en Europa está lejos de estar ampliamente extendida. Este artículo recoge los resultados de un trabajo que consistió en una evaluación cualitativa de las políticas clínicas y de la disponibilidad de servicios de apoyo a la TDC en cinco países: Alemania, Francia, España, los Países Bajos y el Reino Unido.

Los investigadores analizaron los diez factores que consideran vitales para promover una adopción generalizada de la TDC y que son: 1) evidencias de la investigación, 2) liderazgo clínico, 3) demanda por parte de los pacientes, 4) incentivos para los profesionales, 5) formación y apoyo, 6) disponibilidad de herramientas de ayuda para la toma de decisiones compartida (HATD), 7) integración en la historia clínica electrónica, 8) apoyo institucional, 9) certificaciones y 10) medida y retroalimentación.

Los autores observaron que en los cinco países estudiados se constata un interés creciente en torno a la TDC liderado por grupos de investigación sólidos que ya cuentan con una cifra significativa de artículos sobre el tema. También se muestran interesados por la TDC las asociaciones de pacientes, los profesionales sanitarios, las aseguradoras de salud y los responsables de las políticas sanitarias. De hecho, está siendo promovida por grupos de referencia y algunos cuerpos profesionales, pero en su promoción hay una notable carencia de asociaciones profesionales.

También se destaca el hecho de que en todos los países a estudio se han desarrollado y evaluado HATD, pero muchas de ellas se han creado con una finalidad puramente investigadora, sin contar con apoyo institucional o con un plan posterior de diseminación. Asimismo, la incorporación de las HATD en el historial clínico electrónico es escasa y no hay procesos de certificación. En lo que respecta a su evaluación, los cuestionarios dirigidos a pacientes para medir si se produce realmente un proceso de TDC están aún en desarrollo y no existen evidencias científicas de un enfoque sistemático para su implementación en ninguno de los territorios.

En el caso concreto de España, los trabajos sobre TDC se han centrado el tratamiento del cáncer, la salud mental, la artrosis, la diabetes, la atención primaria y algunas enfermedades raras. Así pues, no sorprende que los profesionales sanitarios que la promueven estén vinculados a las condiciones citadas: oncología, psiquiatría, endocrinología, traumatología y atención primaria. Las asociaciones de pacientes que han señalado la TDC como una prioridad son el Foro Español de Pacientes, GEPAC y FEDER.

Cambios en la praxis médica

Los autores concluyen que para que la TDC se convierta en una práctica clínica habitual, será preciso promover un liderazgo efectivo así como acciones formativas y de apoyo práctico. Los autores también señalan la necesidad de aumentar la disponibilidad de HATD, preferiblemente integradas en los historiales clínicos electrónicos. Eso sí, la implementación de la TDC en la práctica clínica exigirá un doble cambio en el ejercicio de la medicina: por un lado, incentivar a los profesionales para que adopten nuevas prácticas, y por otro, lograr la implicación activa de los pacientes en las decisiones que afectan al cuidado de su salud. ¿Y cómo saber qué cambiar para lograrlo? Pues a través del estudio y análisis de medidas adecuadas de desempeño y de resultados.

Fuente: Angela Coulter, Martin Härter Härter, Nora Moumjid-Ferdjaoui, Lilisbeth Perestelo-Perez, Trudy van der Weijden. European Experience with Shared Decision Making. The International Journal of Person Centered Medicine. 2015; 5(1); 9-14.