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Beneficios del ejercicio en personas con artrosis

By 12 noviembre, 2021 No Comments

La artrosis es una enfermedad osteomuscular en la que se ven afectada una o varias articulaciones del cuerpo (hombro, columna cervical o lumbar, cadera, rodilla, manos, o el tobillo), como consecuencia de una lesión del cartílago articular. Generalmente, para el diagnóstico de la artrosis se tienen en cuenta los síntomas que el paciente explica (rigidez, dolor, pérdida de la funcionalidad, deformidad en la articulación…), así como las alteraciones visuales que el profesional sanitario puede explorar en la consulta y que, en la mayoría de los casos, son contrastadas con pruebas complementarias como las radiografías, con el fin de confirmar el diagnóstico.

Los tratamientos disponibles para la artrosis tienen el objetivo de retrasar la evolución de la enfermedad, así como mejorar el dolor de la articulación para lograr una mejor calidad de vida. Entre los tratamientos se encuentran los farmacológicos (analgésicos inflamatorios no esteroideos, -AINEs- o paracetamol), así como los no farmacológicos. Dentro de este último grupo de tratamientos no farmacológicos se encuentra la cirugía para colocar prótesis artificiales y las medidas de físicas para la prevención del desgaste de la articulación, entre otras.  Como medidas de prevención física podemos encontrar el ejercicio físico moderado (por ejemplo, caminar, nadar, montar en bicicleta, etc.), que pueden ayudar en el control y prevención de la atrofia muscular. La selección de un tipo u otro de ejercicio físico dependerá, en gran medida, de la gravedad de la artrosis, así como de otras patologías asociadas que pueda tener la persona.

A continuación se describen los principales beneficios de la práctica de ejercicio físico en personas con artrosis, según la Fundación Española de Reumatología. El ejercicio físico puede ayudarte a:

 

  1. Fortalecer tu articulación, especialmente en la artrosis de rodilla y cadera. Pregunta a tus profesionales sanitarios qué tipo de ejercicio es más adecuado según tu caso particular.
  2. Controlar tu peso y reducir así la sobrecarga y el impacto del peso de la articulación.
  3. Disminuir y mejorar significativamente el dolor de tu articulación.
  4. Reducir el consumo de fármacos y los efectos secundarios asociados a éstos.
  5. Aumentar tu calidad de vida o tu capacidad funcional para realizar las actividades de la vida diaria.
  6. Mejorar la rigidez de tu articulación y la atrofia muscular.
  7. Tener un mayor control en los síntomas frecuentemente asociados, como la ansiedad, la depresión o el miedo.
  8. Aumentar tu autoeficacia, tanto en tareas físicas como domésticas o del día a día.

Fuentes y lecturas recomendadas: