Las personas entrevistadas cuentan que fueron diversos los motivos que colaboraron para que comenzara, muy lentamente, el proceso de recuperación. Habitualmente fueron varios motivos entrelazados los que potenciaron la recuperación. Sin embargo, cada persona desde su experiencia pone el acento en un aspecto diferente y describe caminos particulares.
LA RECUPERACIÓN
Algunas personas cuentan que comenzaron a mejorar a partir de la toma de la medicación antidepresiva.
Antonia nos relata que comenzó a recuperarse a las pocas semanas de comenzar el tratamiento farmacológico. Empezó a sentir más fuerza, a tener más ganas de estar con su familia y a recuperar su vida normal.
“Empecé a dormir bastante con la cura de sueño que me hicieron, el tratamiento que me pusieron, el antidepresivo. Y bueno, al cabo ya de dos semanas, pues ya sí me dieron el alta definitiva, yo ya iba contenta a la casa. Ya tenía mucha ilusión por mi niña. Simplemente yo me quedé bien gracias a Dios y ya está, ya llevé mi vida, luego a los tres años tuve otro hijo y lo he llevado bastante bien. Hasta que tú ya sales, ya sales con otra alegría, ya sales con otra cosa, ya disfrutar otra vez de tus hijos y ya vas volviendo ¿no? Tenía mucha ayuda. Gracias a Dios que la tuve y mucha ayuda médica y te puedo decir pues que bueno, desde que volví a mi casa hasta hoy. En cuanto te empiezas a poner tu medicación empiezas a vivir. Entonces yo ya empezaba y yo creo que una vez que tú ya empiezas a dormir, como que cuando despiertas, vas viendo cada vez mejor la cosa y más luego ya lo que ellos vean qué te pasa.”
Ramón recuperó un poco su capacidad de memoria, tiene mejor ánimo y está más contento. Piensa que el medicamento que toma actualmente le hace bien.
“Sí, problemas que tenía de… problemas colaterales de, en concreto de memoria, he recuperado bastante, he estado unos meses fatal de memoria Aquello que no me acordaba de nada, hacíamos cualquier cosa y… hablábamos de un tema y luego no me acordaba del nombre. Pero una memoria fatal, fatal. Y ahora, últimamente, con el cambio de la medicación y así, pues, me ha mejorado. Tomo una medicación que creo que me va muy bien y estoy también, aquello, más animoso, también una determinada cosa que hace un efecto relativamente próximo, o sea pronto. No es aquello de decir que cuentas el efecto de aquí al cabo de medio año sino que más o menos es un efecto, pues, que… la medicación creo que se nota más o menos así y en ese aspecto estoy muy contento.”
A los pocos meses de iniciar el tratamiento, Pilar comenzó a notar que se recuperaba: dormía bien y pudo retomar su vida laboral.
“¿Y cuánto tiempo transcurrió desde que empezó el tratamiento hasta que empezó a sentir la mejoría, en general? Bueno, pues luego, a los cuatro meses… yo sí que noté enseguida mejoría. Porque claro, empecé ya dormir. Y a los cuatro meses yo ya me reincorporé al trabajo y fui a trabajar normal. Quiero decir que no me dieron ninguna baja ni nada.”
Antonio cuenta que transcurrieron dos años hasta que logró sentirse completamente bien. En este proceso, le ayudó la medicación.
“Y cuando empezó a tomar el medicamento. ¿Se acuerda en cuánto tiempo empezó a sentirse mejor, usted dice que fue más o menos rápido? Bueno, me costó porque yo pensé que a lo mejor ella volvería conmigo, no sé, siempre he tenido esta ilusión, los primeros dos años pensaba, no, a lo mejor se arrepiente. Pero fueron dos años prácticamente, después de dos años ya estaba bien, salía con los amigos, así. ¿Y usted por qué cree que se empezó a sentir mejor, un poco cuándo empezó a sentirse mejor, a qué lo atribuye? Yo creo que ha sido más por la pastilla o yo mismo que me he encontrado cada vez superándome, cada vez, porque estoy de esta manera. O yo mismo me encontraba mucho mejor, me encontraba no sé, poco a poco, me ha hecho efecto la pastilla y he vuelto otra vez a la vida normal, encontrar mejor en el trabajo, mejor en mi casa y no sé, bien. Distraerme yo mismo, no sé, olvidarme del problema que he tenido.”
Para otros entrevistados, ha sido el compromiso de cuidar a otras personas lo que les dio el empuje para comenzar su proceso de recuperación.
Myriam explica diferentes aspectos que contribuyeron a su recuperación. En una oportunidad mejoró por los efectos de la medicación o quizás debido a un ciclo natural de la enfermedad. En otra ocasión se sintió obligada a activarse para enfrentar problemas de salud de su esposo y, por la misma época, comenzó a participar en la creación de una asociación de pacientes en la que trabaja muy a gusto.
“Que pasaron, de pronto, no sé muy bien qué, cambié dentro del hospital de puesto de trabajo y en cuestión de un mes yo empecé a ponerme mejor sin que fuera o yo lo relacionara con algo reactivo a la medicación. Yo creo que simplemente impactó la mejoría o se me arreglaron los neurotransmisores y ya está. ¿Y el segundo proceso me contabas que en el 97 no? Sí. ¿En todos estos años, del 90 al 97? Estuve asintomática, no tuve ningún síntoma de depresión, sí tenía mucha ansiedad porque, bueno, soy una persona también un poco nerviosilla, digamos ¿no? Y aparte pues tenía un trabajo un poquito estresante pero lo llevaba bien y mi ánimo era bueno, yo siempre he sido una persona positiva y con fuerza. Al encontrarme mejor también de ánimo, pues, recuperé mi forma de ser digamos ¿no? ¿Y qué pasó? ¿A qué se debía ese cambio de? Sí Pues no sé, yo creo que simplemente se acabó la depresión, no hubo ningún desencadenante ni encontré un príncipe azul ni me tocó la lotería. Yo creo que encartó y ya está. Y a raíz de la enfermedad de mi marido, de mi segundo marido, como que decidí que tenía que retomar, que necesitaba mi apoyo y yo creo que te crece un poco ¿no? Y ahí empecé a mejorar, salió una fuerza, no sé de dónde, creamos la asociación y la verdad es que trabajo muchísimo. Yo no sé cómo antes podía trabajar en la calle y en la casa. Ahora me falta tiempo para todo ¿no?”
Algunas personas sienten que su recuperación fue posible gracias al apoyo que recibieron de sus familias (Vida familiar).
A Guillermo le llevó más de dos años volver a sentirse como antes de la depresión. La recuperación fue posible gracias al apoyo de su familia y al gran esfuerzo que realizó para mantenerse activo en su vida cotidiana.
“Vio la duración, pues, dos años, un poquito más… en donde noté después ya esta… volver a adquirir la capacidad de sentir, de disfrutar un poquito con las cosas, de volver a centrarte con los tuyos, con tu trabajo, valorarte otra vez, etc. Esto a partir de dos años y medio, dos años, no tanto, dos años y meses. ¿Y qué fue lo que le hizo cambiar, recuerda? Por lo menos estas ideas. La actividad diaria, el apoyo de la esposa, ver que los hijos tenían sus propios recursos y se iban defendiendo. Uno encontró, pues, acabó carrera, encontró un trabajo, un proyecto de fin de carrera, el otro aprobó las oposiciones, todo, todo.”
También hubo quienes mejoraron cuando se alejaron del entorno que le provocaba estrés y que asociaban con su malestar.
Después de haber pasado 6 meses de baja laboral José empezó a sentirse mejor. La recuperación no fue “milagrosa” sino producto de tiempo, mucho trabajo de reflexión y de realizar cambios en su rutina, como por ejemplo el comenzar a hacer ejercicio físico.
“Así que a mí lo primero que me sucede cuando me recupero totalmente es, primero, activarme al doscientos por cien, haciendo cosas que no hacía antes. Y una de las cosa que empecé a hacer nada más saber que yo estaba ya en el camino de la recuperación vital, era un programa de actividad física regular y programado. ¿Por qué?, porque si algo hay importante para curar la depresión es la actividad física. Es importantísimo. La actividad física dentro del nivel que cada uno pueda, con arreglo a su edad, pues significa practicar algún deporte, practicar alguna actividad lúdica dentro de lo que es la actividad física, por ejemplo el senderismo, el caminar, el hacer algo de deporte como puede ser bicicleta, natación. Esto desde un punto de vista terapéutico. Porque eso va a generar una sustancia natural que produce nuestro organismo que se llaman endorfinas, que le llaman las vitaminas de la felicidad. Existe lo que se llama trabajo personal y concienciación personal. Entonces bueno, pues, digamos que dos avisos previos a empezar a recuperarme son como estar seis meses de baja por una cuestión física que paraliza tu vida rutinaria y ordinaria y te somete a un enclaustramiento más o menos obligatorio. La mente no deja de funcionar, no deja de trabajar y, como es lógico, ahí se plantean muchas cuestiones. No es de la noche a la mañana, lo mismo que caer en la depresión tampoco es de la noche a la mañana, si no estaríamos hablando de milagros, y esos bueno pues no existen. En primer lugar el factor tiempo, es fundamental. O sea, esta patología requiere tiempo para el paciente ¿Por qué? porque es un trabajo de investigación.”
Otros participantes están convencidos de que sólo se sale de la depresión con ayuda del tiempo, mucho esfuerzo y fuerza de voluntad de la persona afectada.
Para José Manuel la depresión se recupera con mucho esfuerzo, tiempo y voluntad por parte de la persona afectada, además del apoyo de sus médicos y de la familia.
“Lo he ido superando con mucho esfuerzo, cuidado, no es cuestión de quince días ni un meses ni dos meses ni tres años, incluso tampoco. Pero hay que intentarlo. Y la persona tiene que coger y salir de sí y decir: “-Yo tengo que superarme a esta circunstancia, pero no el cincuenta sino el ochenta o noventa por ciento” Lo tiene que poner el paciente, como no lo ponga el paciente, creo, desde mi punto de vista, que se consigue muy poco.”
Rafael cuenta que se fue recuperando con el transcurso del tiempo, gracias a su fortaleza y por el apoyo de psiquiatras y psicólogos que le ayudaron a cambiar su carácter. Actualmente siente que ha recobrado su vida normal, pero piensa que no está exento de sufrir recaídas.
“Yo creo que esta depresión mía se fue curando con el tiempo y sufrimiento mío. Y el aguante fuerte que soy, que tenía un aguante terrible, porque en el fondo soy muy fuerte o he sido muy fuerte. ¿Sabes qué te digo? Y fue como una lucha de tiempo, enfermedad física y todo, que eso fue… se curó con el tiempo, con la ayuda un poco de los otros, de los psiquiatras, psicólogos y claro que me ayudaron a cambiar un poco el carácter, me ayudaron… sobre todo me ayudaron. Con el paso del tiempo. O sea, esto yo te diría que fue como una borrasca que viene. Y la borrasca, cuando viene la borrasca, pones paraguas y pones chubasqueros pero hasta que ha pasado la borrasca. Eso es lo que me pasó a mí, una borrasca enorme, un ciclón que duró mucho tiempo y sí, pero hasta que pasó el ciclón, que claro, que a lo mejor ahora pueden venir otros.”
José advierte que lo más difícil es comenzar a buscar una solución, pero que una vez que se da el primer paso, la depresión se puede curar. El camino de la recuperación no es simple, por lo que se debe realizar un gran esfuerzo e ir valorando los pequeños logros.
“Hay solución, hay un mensaje de esperanza, de esto se sale, uno se puede curar. Si yo lo he hecho ¿Por qué los demás no lo pueden conseguir? Y yo digo, si otros lo han conseguido ¿Por qué yo no? Entonces, este es el reto que tiene cada uno. Pero coger el toro por los cuernos es lo complicado y difícil, pero en el momento en que empiezas, ahí es donde empieza verdaderamente la resurrección. Que la esperanza es una palabra a la cual hay que agarrarse, hay esperanza. Y si hay esperanza hay vida. Mientras hay esperanza hay vida, y si hay vida hay que agarrarse a ella con fuerza. Si uno no tiene las herramientas ni tiene la capacidad de dar un paso al frente, tranquilo, hoy no puedes, mañana tampoco, dentro de una semana a lo mejor tampoco, dentro de un mes, y el tiempo va pasando. Pero hay que pensar en algo, en el sentido de que esto no va a durar siempre, esto tiene salida, esto tiene curación. Si alguien que te da este mensaje lo ha conseguido ¿Por qué yo no? Si uno se recupera levemente de su estado, no debe de conformarse de quedarse ahí, hay que seguir trabajando, hay que seguir fortaleciéndose para no tener una recaída. Entonces cuando estás en paz contigo mismo, estás en equilibrio, cuando estás en equilibrio se te abre la mente en muchas cosas. Y bueno, integrarse, por ejemplo, en ayudar a los demás no es fácil. Porque esto del voluntariado, un plan moderno que se habla ahora, tan llevado y tan traído, yo creo que se están desvirtuando los términos. Hay mucha gente que se siente muy bien, muy a gusto con el voluntariado pero lo hace de una forma inercial. Ahora, cuando tú estás convencido de que lo que haces, lo haces porque lo sientes, porque sabes que con tu compromiso, ves que alguien a lo mejor ha visto algo que no veía, te sientes ya más que pagado, más que recompensado.”
En el transcurso de un año, muy lentamente, Manuel logró disminuir su estado de nerviosismo; redujo significativamente el consumo de tabaco y otras sustancias adictivas (marihuana, cocaína) y comenzó a realizar actividad física y yoga. Cuenta que necesitó mucha paciencia durante todo el período de recuperación.
“Pasó un año, que fui superándolo muy lentamente. Evidentemente había días buenos, días malos, la mayoría seguía pensando en ese estado que tenía, que seguía estando a veces muy nervioso. Reduje el tabaco muchísimo, ahora ya ni fumo, o sea, muy poco a poco he ido dejando el tabaco y ahora ya ni fumo. Y bueno, a partir de ahí pues ya empezó el progreso de superación de este problema, de esta serie de problemas que tuve. Hice algunas sesiones de yoga, me ayudó esto, me ayudó bastante, deporte también ayuda mucho y, sobre todo, paciencia. Creo que es… yo creo que tuve muchísima paciencia durante uno y casi dos años que me duró el proceso de pasar de depresión a no pensar en depresión. Sabía que era un tiempo, nunca me iba a imaginar que fuera un tiempo tan largo, pero sí, pensaba que lo superaría más fácilmente, pero llevó su tiempo, llevó su tiempo.”