Desde el comienzo de los tratamientos para el cáncer de mama se suceden, en general, una serie de cambios físicos que pueden afectar temporalmente la imagen corporal, pudiendo generar alteraciones emocionales y psicológicas.
Entre otros cambios, puede producirse pérdida de cabello y vello que puede ser progresiva o no, aumento de peso y afectación o pérdida de una o ambas mamas.
Actualmente se puede adquirir con cierta facilidad ropa interior e indumentaria especialmente diseñada para mujeres que han sufrido una mastectomía, que les ayuda a mejorar su aspecto físico y a sentirse mejor con sí mismas. No obstante, el impacto en la autoimagen sigue siendo interiormente el mismo y, a veces, algunas prótesis no definitivas pueden incluso convertirse en un recordatorio permanente del cáncer. Es importante asumir que esta alteración en la autoimagen puede repercutir seriamente en la autoestima de la persona afectada y el objetivo es que acabe aceptándolo como un obstáculo a superar para conseguir su curación o el aumento de su fase libre de enfermedad.
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IMAGEN CORPORAL
En el siguiente apartado las personas entrevistadas por el equipo de PyDeSalud cuentan sus vivencias relacionados con los cambios de su imagen corporal y cómo lo sobrellevaron.
María del Carmen narraba cómo cambió su aspecto físico durante la quimioterapia. Al igual que otras entrevistadas, ella también sentía que no se reconocía al mirarse en el espejo. (Quimioterapia)
“Cambios, notas cambios después que por ejemplo vas perdiendo las pestañas, pierdes las cejas, la cara como que no te ves la misma, te miras en el espejo y dices ¿esa soy yo?, porque no te ves, al menos yo no me veía, yo sé que era yo pero no me veía. Me ponía muy roja después de la quimio, me salían unos colores rojos te ves la cara de enferma realmente, es lo que estaba, se te veía la cara de enferma y yo pensaba ¿volveré algún día a ser igual? Pero veo que día a día, ahora, pues sí se va asemejando un poquito a lo que iba siendo antes. Yo le digo mucho, ayer por ejemplo con mi hermana y mi cuñada que la llamo madre, le digo, si no fuera porque no tengo el pelo rubio, por mí no ha pasado nada, pero es lo único. Es lo único poco a poquito yo voy notando que voy siendo otra vez yo, vamos”
Beatriz describía cómo vivió la pérdida del cabello y los consejos que recibió de una amiga. En el momento de la entrevista, le estaba volviendo a crecer el pelo. (Quimioterapia)
“Pues hablé mucho con esta compañera de trabajo y entonces le pregunté (…) dime cómo va a ser, porque mi miedo era, soñaba, tenía pesadillas con que un día me iba a levantar como una bombilla. Entonces ella me decía no te preocupes que no va a ser así, que va a ser pues progresivo, entonces bueno, ya me aconsejó que me cortara el pelo y también las enfermeras en el hospital me aconsejaron, pues mira, que te cortes el pelo para que el impacto no sea tan grande. Entonces bueno, nada, me corté el pelo, me compré una peluca y nada, entonces a la tercera… yo creo que al tercer mes de recibir… tres meses, no, menos, un mes, al mes y algo, dos meses, empecé a notar los efectos, se empezó a caer el pelo y me afeité la cabeza. Entonces ya me empecé a poner la peluca y ya hasta ahora que me ha empezado a salir el pelo otra vez”
Michelle explicaba que lo que más le afectó fue la pérdida de las cejas y de las pestañas durante la quimioterapia. Al cabo de un tiempo fue recuperando su cabello y su vello lentamente. (Quimioterapia)
“Me puse turbantes, me puse pañoletas o no me ponía nada o… yo fui y me pasé la máquina, luego me pasé la afeitadora y me quedé sin… después me empezaron a salir los pelos y fue horrible, porque te salen aquí y aquí un poquito, aquí mucho, después se te vuelven a caer y te vuelven a salir… (…), no me importó hasta que se me cayeron las cejas, cuando se me cayeron las cejas ahí sí que estaba muy molesta, ahí sí… pero las cejas se te caen, bueno, a mi se me cayeron al final, ya cuando iba casi por la última sesión, entonces fue realmente sin cejas fue corto, menos mal, claro, me compré un lápiz de ceja, me las pintaba, pero es que uno sin cejas parece un monstruo, uno sin pelo está bien pero sin cejas es un monstruo, ah bueno, y se me cayeron las pestañas también pero igual”
Jorge aumentó unos kilos durante la quimioterapia. Decía que al finalizar los tratamientos tenía previsto iniciar un régimen para bajar de peso.
“Bueno, yo siempre he sido una persona gruesa, fuerte, con el tratamiento de la quimio me han metido mucha cortisona, me he inflado, he aumentado bastante de peso, me está costando bajar de peso, pero ya me han dicho que es que la cortisona tarda mucho en eliminarse, los efectos de la cortisona, porque es todo líquido y bueno, pues sabiendo lo que es pues no me preocupa, me cuido, no me dejan adelgazar tampoco mucho porque las defensas, porque lo que me están metiendo de defensas… si adelgazaría me podría dañarme o sea, me produciría mucho más cansancio, mucho más eso, entonces no me dejan adelgazar mucho, me dicen que me mantenga, tampoco es bueno que engorde, pero que me esté manteniendo, dice que en cuánto termine el tratamiento que ya me pondrán a régimen severo, pero bueno”
Teresa comentaba que ni ella misma se reconocía por su aumento de peso y que tenía la sensación de que los demás tampoco la reconocían. (Quimioterapia)
“Ah, sí, el peso, primero adelgacé, me compré ropa amplia para no parecer tan delgada, porque yo era delgada entonces, pesaba 47 kilos, bajé más. Me compré ropa amplia para parecer más gruesa, es decir, que no se me notase. Y después ya con los tratamientos empecé a engordar, no a engordar, a inflarme, 18 kilos en dos años, o sea, totalmente desconocida y hay una cosa que me llamó la atención, que yo salía a la calle y los que no eran muy amigos había veces que no me conocían, eso duele…”
Durante los tratamientos María José no se privó de comer lo que más le gustaba, porque decía que no quería que le bajaran las defensas. Al momento de la entrevista, había comenzado a controlar su dieta para disminuir el peso.
“No, al contrario, porque pensé que si comía, yo de siempre he sido de tendencia a ser gordita y a engordar en cuánto no me privo, entonces tengo que estar siempre más o menos con un poquito de dieta. Entonces pensaba que si no comía o comía poco, podían bajarme las defensas y estar más endeble, entonces pues comía todo lo que me apetecía y como soy de tendencia a engordar pues empecé a coger kilos y kilos y kilos, y puse un montón de kilos. De hecho lo he tenido hasta hace poco ahora, porque bueno, como la boda de mi hermana ya empezó hace unos meses a privarme y tal, y entonces he perdido unos pocos de kilos, pero conseguí lo menos 10 o 12 kilos más de lo que yo pesaba”
Lidia expresaba que a pesar de que la experiencia del cáncer le había enseñado a ver la vida más positivamente, aun no se sentía a gusto con su aspecto corporal.
“Bueno a ver, mejorado en el sentido este pues que aprecias más pequeñas cosas, que no te preocupas por nada, porque yo era muy dada a pensar ay y si esto, en negativo ¿no? y ¿qué pasará la semana que viene? No, todo esto ya nada, y a ver, por ejemplo pues, qué te voy a decir, mi cuerpo no me gusta, yo me he hecho una reconstrucción y tal, un apaño queda mejor que estaba pero no me gusta, yo, por ejemplo, antes iba a un gimnasio, yo me desnudaba tranquilamente en el vestuario y son cosas que ya nunca más he hecho ¿no? incluso yo dormía sin nada y ya nunca más, siempre… no me gusta mi cuerpo pero bueno”
A Antonia le hicieron mastectomía en una mama. Al cabo de dos años recibió el diagnóstico de un segundo cáncer en la otra mama y también se le realizó mastectomía. Contaba que siendo enfermera ya había visto a otras mujeres mastectomizadas y que para ella fue importante verse y tocarse luego de la cirugía. Antes de hacerse la reconstrucción, llevaba prótesis e iba a la playa con su bañador.
“Hombre al principio dije jolín, ¿por qué no me han quitado a mi el bultito igual que a todo el mundo? A mi la mama, pero luego no, ha sido cosa de que yo me miraba al espejo y yo no me veía mal, yo me miraba y yo en el primer momento yo enseguida que me quitaron el apósito lo primero que hice fue mirarme, enseguida que salí tocarme” Sí “Pero yo me miré y tampoco, a lo mejor porque ya los había visto antes y ya yo que sé, pero yo no… (…) Sí, yo me ponía la prótesis… sí, yo iba a la playa” Bañarte, ir a la piscina con tu prótesis, tu bañador “Y me iba a la playa” ¿Y tranquila? “Yo muy bien” Osea, que no te ha impedido tampoco ni salir… “No, no”
Ester decía que participó en un pase de modelos de sujetadores y bañadores especialmente diseñados para mujeres con cirugía de mama o mastectomía. Esta actividad la organizaba una asociación de pacientes en la que ella colaboraba.
“Cuando volví a estar de baja colaboré siendo parte de la junta de Ágata y claro, me volví a involucrar, pues mirar qué talleres se hacían, qué cosas podía participar, todos los años desde que inicié mi andadura en Ágata salía en… bueno, me obligaron para que saliese en los pases de bañadores y de sujetadores para mujeres afectadas de cáncer de pecho, y ha habido que sí, que me he negado porque he dicho no, quiero ver el espectáculo porque todo el mundo me dice que es muy bueno pero nunca lo había visto, siempre lo había visto desde bambalinas y es otra historia ¿no? quería ver a mis compañeras realmente pues hacer el pase, pero los otros años he estado participando en los pases de bañadores ya te digo, y los dos últimos años no, los dos últimos años he estado haciendo de presentadora del acto, o sea que también estaba involucrada”