La vida laboral de las personas afectadas con cáncer de mama conlleva una serie de cambios desde el momento del diagnóstico y, especialmente, en la fase de los tratamientos.
Es frecuente que, al menos durante los primeros 6 meses, la persona permanezca de baja laboral. En ciertos casos, este tiempo puede ser insuficiente para recuperarse ya que la mujer desea volver a encontrarse con toda su fuerza y ánimo para volver a la cotidianeidad.
Posteriormente, la mayoría de las mujeres se reincorpora con normalidad a su vida laboral habitual. En algunos casos, si el trabajo requiere un esfuerzo físico continuo de carga, o si involucra tareas manuales repetitivas, dichas actividades físicas suelen ser incompatibles con el grado de funcionalidad postquirúrgica o con las recomendaciones de prevención dellinfedema. En estos casos, es importante que la empresa intente la reubicación a un puesto de trabajo más apropiado a la nueva condición. También es fundamental para la reinserción laboral de la mujer afectada, el apoyo de los compañeros de trabajo, no sólo durante el período de baja sino también una vez que la persona reanuda sus tareas. La falta de comprensión de la nueva condición física y/o psicológica por parte del entorno laboral afecta la calidad de vida de las mujeres que han padecido cáncer de mama, ya que pueden sentirse cuestionadas, excluidas o discriminadas. Estas situaciones desalientan el retorno a la vida laboral y la continuidad de una vida normalizada.
En otros casos, una vez finalizados los tratamientos, las personas se replantean su estilo de vida y las actividades laborales y buscan adecuar su trabajo a actividades más afines con sus intereses personales o que les brinden una mayor satisfacción. Otras mujeres procuran llevar una vida más tranquila o dedicarle más tiempo a su familia, con lo que sus opciones laborales también pueden verse modificadas.
En el siguiente apartado las personas entrevistadas por nuestro equipo de investigadores, relataban sus experiencias en lo referido a su vida laboral.
Haga clic en las fotografías para ver un vídeo con la experiencia narrada.
VIDA LABORAL
Un momento importante para las mujeres entrevistadas fue la comunicación del diagnóstico en el lugar de trabajo y la solicitud de la baja laboral. Esto implicaba hablar del cáncer de mama con jefes y compañeros y en ocasiones les resultaba difícil.
Mireia contaba que ella lo comunicó a su supervisora el mismo día que supo el diagnóstico y que recibió muy buen apoyo de su entorno laboral.
“Del diagnóstico se enteraron el mismo día porque tal y como salí del hospital, yo tenía que ir a trabajar y ya les avisé, diciendo que… ya me lo suponía y les dije a lo mejor os llamo y no vengo a trabajar ¿vale? como diciendo que… sé que algo no va bien y nada les llamé, hablé con mi supervisora y le comenté que, bueno que tenía cáncer, el apoyo laboral buenísimo. Han sido… han sido muy buenas personas, el tema de cualquier numerito [cualquier preocupación que tenía], o sea, tranquilidad, no te preocupes, lo que sea, es que no me ha dado ningún problema”
Maite comentaba el apoyo que recibió de sus compañeros en el momento en que comunicó su diagnóstico en su centro de trabajo.
“Sí, sí, trabajo… hago los tres turnos, y fui a trabajar, o sea, yo fui a trabajar igual que otro día y a mis compañeros les dije, pues así hablando le dije al encargado, oye mira, sé que te vas a enterar tarde o temprano, me pasa esto, me operan el día 3, entonces que sepáis que va a ser una baja larga y eso. Entonces pues la gente te da muchos ánimos y es todo como que te ves muy arropada, también es normal, no te van a decir, entonces vas oyendo casos, la madre de otra compañera de trabajo, pues mira, mi madre tuvo, entonces más o menos te vas enterando de las cosas, de cómo va el proceso y eso, pero es muy diferente a vivirlo en primera persona”
María Victoria se refería al impacto que la noticia tuvo en sus compañeros. Ella estuvo de baja laboral durante los tratamientos. Como trabajaba de cara al público, fue una forma de evitar los comentarios de otras personas acerca de su enfermedad.
“El trabajo pues, aquella mañana le dije yo a mi jefe, voy un momento al ambulatorio que tengo cita, y cuando me mandó la doctora de aquí al ginecólogo a Zalla pues yo fui a la tienda y les dije, pues mira, que aquí yo creo que hay… tengo este problema, y bueno, pues mis compañeros se quedaron todos pues mal, tristes. Y yo nada, bueno, en cuánto tuve ya los resultados, ya les dije y sí, pues choca, porque pues en la tienda pues no habíamos conocido un caso así, y lo que te digo, que parece que nunca te va a tocar, que lo ves y entonces ya lo vieron como más cercano, más cercano y nada, ya cogí la baja y bueno, pero bueno, como la tienda está aquí iba todos los días a hacer recados. Yo el contacto con ellos no perdí” ¿Y cogiste la baja enseguida cuando empezaste a hacer, digamos, el diagnóstico? “Eso es, así. Cogí la baja porque al trabajar de cara al público y conocernos todos, la gente te vuelve loca, y esto y lo otro, y los comentarios, y de un poquito así se hace así y preferí no estar, yo era responsable de la panadería y eso y preferí no… aparte de que la cabeza no la tenía yo centrada para estar ahí”
Algunas de las personas entrevistadas describían el apoyo de su entorno laboral y familiar durante la etapa de los tratamientos, cuando estaban de baja.
Nieves encontró en sus jefes y compañeros de trabajo una fuente de apoyo durante los tratamientos.
“Muy bien, el laboral muy bien, me dieron la baja, es más, mis amigos, compañeros de trabajo cuando estaba en plena quimio fue en noviembre o así, me invitaron a una casa rural a Vitoria, nos pasamos un fin de semana allá, ellos me vieron sin pelo, sin el pecho, o sea, lo pasamos super bien, me venían a ver, casi todas las semanas venía alguno a verme, mi jefe me ha llamado por teléfono muchas veces, la directora de recursos humanos tres cuartos de lo mismo, el entorno laboral se ha portado super bien”
Gracias al apoyo que recibió de su trabajo y su familia, una mujer optó por continuar trabajando en la medida que podía.
Al desempeñarse en tareas administrativas que no le implicaba actividad física adicional, Beatriz decidió seguir trabajando cuando podía, incluso durante la quimioterapia. Contaba con el apoyo de su padre para trasladarse al trabajo.
“Pues en el trabajo muy bien también, estuve… al principio estuve de baja esa temporada que me operaron y cuando empecé la quimioterapia me incorporé a trabajar porque realmente no me impedía el ir, como es en otra ciudad, me llevaba mi padre en coche muchas veces, porque si no tenía que pues levantarme una hora antes para ir a trabajar, y entonces bueno, esa hora que ganaba de sueño, y en el trabajo muy bien, lo entendieron perfectamente y me dieron total libertad para el día que no pudiera ir por lo que fuera no tuviera que dar ninguna explicación, así que muy bien, en ese aspecto fenomenal”
La mayoría de las mujeres pidió la baja laboral para poder dedicarse a su propio cuidado durante la etapa de los tratamientos; posteriormente retomaron la vida laboral.
María Luisa explicaba que estar de baja le permitió tomarse la enfermedad con calma y prepararse para superarla.
“Pues me la cambió radical porque baja en el trabajo, tener que planificarme todo un día sin hacer nada y a ver qué hago yo ahora sin trabajar, o sea, ves las cosas desde otro punto de vista ¿no? más calma, disfrutando el momento y venga, y con ánimos pa superar todo esto, o sea que…”
Otras mujeres necesitaron un período de tiempo más extenso para recuperarse, después de acabar los tratamientos.
Para Carla gestionar cotidianamente la enfermedad era incompatible con su trabajo profesional. A ella le concedieron la baja médica por un largo período porque su estado de salud lo requería.
“Claro, mi vida cotidiana se centraba en citas médicas, pruebas médicas, esperar por resultados, se te congela la vida, se te congela, tú no tienes futuro, no tienes mañana, el mañana va a depender de los resultados, de lo que te cuenten, de lo que te digan, de tal y centrarte en mantener un equilibrio, que es un equilibrio frágil en este caso en mi unidad familiar, entonces pones todo lo que tienes, aparte de gestionar como una profesional tu propia enfermedad, tienes que poner de tu parte para equilibrar tu entorno, entonces yo no tenía tiempo cuando estaba trabajando de llevar a los críos al cole y si, ahora tengo, pues haré un esfuerzo y iré y les buscaré y estaré pendiente y haré los deberes con ellos, ¿no? aunque esté estirada en el sofá ¿no?, vamos a leer, vamos a tal, entonces efectivamente es…, y después te distancias de los demás, de los que estás trabajando, tres años de distancia en los que no, en los que aunque leas, aunque te manden cosas para leer, para decir mira qué chulo lo que hemos hecho y tal pero… y también yo, yo trabajo en una empresa donde los valores, los valores de la humanidad, de la solidaridad, del compromiso con los trabajadores y las trabajadoras es tremendo, entonces es increible, entonces claro, yo soy una privilegiada porque lo único, lo único que he recibido ha sido apoyo, todo el tiempo”
Así como para muchas mujeres el hecho de estar de baja les permitía dedicarse al cuidado de sí mismas, hacer cosas que tenían relegadas, dedicarle más tiempos a su familia o tomarse las cosas con más tranquilidad; la mayoría deseaba volver a trabajar porque significaba sentirse sanas y retornar a la normalidad. Varias pensaban que su trabajo había sido “una buena terapia”.
Marina se reincorporó al trabajo con muchas ganas una vez finalizados los tratamientos.
“Estuve de baja todo el tiempo que duró el tratamiento y después, bueno, yo desde que terminó el tratamiento, me quise incoporar, mi médico de medicina general me dijo que hasta que no tuviera la primera consulta con la oncóloga que ellos no se responsabilizaban del alta, entonces, cuando tuve la primera cita con mi oncóloga, le dije que quería el alta, él me dijo que se suponía que 2 y 3 meses era lo que una persona normal tardaba en recuperarse ¿no? como yo estaba muy bien, además tenía ganas de trabajar, tenía muchas cosas que hacer, de hecho, estando de baja sin obligarme con los horarios muy estrictos, pero venía a hacer cosas y demás, y me incorporé”
La reincorporación al puesto de trabajo puede conllevar cambios debido a que el tipo de tarea que se realiza es contraria a los cuidados postquirúrgicos necesarios o para prevenir el linfedema, como los trabajos que implican esfuerzo físico continuo. La necesidad de evitar esfuerzos físicos o la presencia de otros problemas de salud, asociados o no al cáncer de mama, pueden alterar el desempeño laboral habitual.
María del Carmen es cocinera industrial y solicitó una excedencia de un año cuando supo el diagnóstico. Posteriormente, se reincorporó a su puesto de trabajo pero evitando esfuerzos físicos y de cuidándose el brazo. Estaba satisfecha de haber vuelto a trabajar porque sentía que había recuperado la normalidad. (Otros tratamientos. Linfedema‘).
“Sí, en el trabajo lo comuniqué porque yo tenía que empezar a trabajar, porque soy fija discontinua y yo sabía que no iba a poder ir a trabajar y pedí un año de excedencia, expliqué lo que tenía y me lo concedieron, no he tenido ningún tipo de problema, ni al pedir la excedencia ni al pedir otra vez mi puesto de trabajo. Lo he tenido otra vez, por parte también es verdad que me cuidan un poquito en el sentido de decir, lo que tú puedas y lo que no puedas pues no te esfuerces. En esto también estoy contenta, la verdad” ¿Cuál es el trabajo, qué haces? “Cocina industrial, muchísima cantidad, son toneladas, sí. Son muchísimas toneladas de comida que se hacen donde yo trabajo, pero claro, tengo una persona que… pues somos dos y la que está conmigo la verdad es que también se preocupa mucho de que yo coja el menor peso posible, pero ha sido mi mejor terapia, porque yo pensaba, volveré otra vez?, podré? no podré? Esa duda que hasta que no estás no lo sabes, y me siento tan bien de que veo que realmente vuelvo a hacer otra vez lo que yo hacía antes, lo que a mí me gusta. Y ha sido una terapia muy buena”
Otras personas estuvieron de baja laboral durante un período y posteriormente tuvieron la opción de prejubilarse por la edad y porque tenían suficientes años cotizados para ser beneficiarios de la prestación. Algunas pocas personas habían obtenido la incapacidad laboral ya sea porque habían desarrollado otro cáncer, por haber sufrido metástasis o debido al linfedema.
Josefina se reincorporó al trabajo tras la mastectomía. Sin embargo, debido a las limitaciones físicas producidas por la operación y al diagnóstico de otros dos cánceres, se le ha concedido la incapacidad absoluta, permitiéndole jubilarse.
“El trabajo a mí la verdad es que volví a trabajar enseguida, vamos, no sé, desde que me operaron, me hicieron la mastectomía no sé si estuve mes y medio, dos meses de baja, no sé si llegó a mes y medio o así” ¿En seguida informaste en el trabajo? “Sí, y ningún problema tampoco. La verdad es que muy bien, estupendamente, ni un problema, todo facilidades y sí que yo volví enseguida a trabajar porque para mí el tema de trabajar me venía bien mentalmente, o sea, trabajar suponía estar bien, no estar enferma, con lo cuál sí que a mí me venía bien. Lo de llegar a la jubilación ahora ha sido porque claro, cuando los tratamientos del Hodgkin luego la mastectomía, el problema con el brazo, sí que ahí encontré dificultades en el trabajo porque como ya te he dicho soy comercial, tenía que cargar el peso de todos los catálogos, los muestrarios, conducir bastante y el brazo sí que me dolía, aparte de que con este brazo ya no puedes cargar ningún peso, entonces te limita muchísimo. Como no podía cargar el ordenador portátil, como no podía cargar ningún peso con este brazo, todo lo cargaba con éste, entonces un montón de problemas con el cuello y con la espalda. Entonces bueno, se han ido acumulando con los otros dos cánceres que me han diagnosticado ahora, ya se han ido acumulando historias, entonces solicité una incapacidad y me la han concedido”
Después de 30 años de servicio como profesora de pedagogía terapéutica, a Teresa le concedieron la jubilación al cabo de dos años de haberse reincorporado al trabajo. Ella tenía problema de linfedema, además de una metástasis pulmonar (Otros tratamientos. Linfedema y Conviviendo con el Cáncer de Mama).
“Sí, entonces a los dos años ya, cuando me dio esto en mayo, me dijeron que estaba erradicada la enfermedad, vamos, la enfermedad crónica, nunca estás curada, por eso ya… pues yo consideré, digo, tengo ganas de volver a trabajar, porque claro, el aceptar que tú ya no puedes volver a trabajar es como someterte a que realmente eres una enferma. Entonces digo, pues yo en septiembre quiero volver a trabajar y me acuerdo que en una de las revisiones con el doctor, mi marido le dijo, quiere volver a trabajar ¿verdad que no tiene que ir, no tiene que volver?, dice es una decisión personal y es ella quién tiene que decidirlo. Y entonces dije, puse me incorporo. Y entonces me recibieron muy bien en mi trabajo y es más, yo trabajaba con niños de apoyo a la integración, con lo cuál venían a mí, yo tenía mi despacho y venían a mi despacho que tenía en el último piso del edificio, a recuperación. Y tuvieron la amabilidad de bajarme a la primera planta para que no tuviera que subir las escaleras, o sea, me recibieron de maravilla, y estuve trabajando dos años muy bien” (…) “Y entonces pedí hora a la jefe de personal del ministerio y me recibió muy bien y le dije, claro, el inspector médico sabía mi trayectoria de enfermedad, porque claro, las bajas las tienes que ir renovando cada 15 días, entonces mis informes estaban allí y la jefe de personal fui a hablar con ella y le dije, mire, tengo que cambiar de trabajo, entonces quiero trabajar con niños mayores de instituto donde no sea a base de talleres, sino que sean clases lectivas normales, digo porque el doctor me ha prohibido usar el brazo. Y entonces me dijo, fue así, la jefe de personal dice, tienes 30 años de servicio, ¿no te has planteado la jubilación?, digo pues sí que me la plantearon al principio, digo, pero yo quería curarme y estar bien, dice ¿y ahora que estás bien no te la has planteado?, digo ¿y yo me puedo jubilar ahora habiéndome incorporado ya dos años?, dice con tu historial te la dan rápidamente, dice, piénsatelo tranquilamente, es una opción que tienes, te damos todas las opciones que quieras, si quieres cambiar de trabajo, si quieres jubilarte, y entonces allí mismo pues he pensado que me quiero jubilarme, ¿segura?, piénsalo, segura”
Otras personas habían pensado reorientar su vida laboral o su carrera profesional hacia actividades más afines a sus intereses personales, ya que después de haber vivido la experiencia del cáncer valoraban más el hecho de disfrutar el día a día en los diferentes aspectos de la vida. (Conviviendo con el cáncer de mama).
Nieves decía que después de haber pasado la enfermedad, se ha planteado nuevos retos formativos y profesionales: le gustaría emprender estudios relacionados con la atención social.
“Yo espero que sí, ahora de momento hasta que… pues eso, hasta que no me cure bien del tema de la reconstrucción y todo eso, que justo me ha dado cita para dentro de tres meses, no voy a hacer nada más que… me voy a apuntar a un cursillo de inglés, voy a seguir con el cursillo de voluntariado, con el cursillo de gestión de asociaciones, con ese tipo de cosas, pero en cuánto ya me den un poco ya el alta, yo quiero hacer algo, no sé qué, sí que me gustaría que fuera algo relacionado con el trato de personas, ya sean niños, ya sean ancianos, ya sean enfermos, me da igual, a mí me apetece esto, toda la vida me ha gustado, y en su momento ejercí, luego lo dejé porque mi madre estaba enferma y tal, y luego me puse a trabajar en una fábrica que bueno, que en mi vida habría pensado que yo iba a acabar en una oficina en una fábrica, jamás en mi vida, pero bueno, ya sabes la vida da vueltas y da vueltas, pero ahora que puedo elegir, me gustaría poder hacer algo que sea relacionado con gente, con apoyar a gente, ayudar a gente, cuidar a gente. Algo que yo pueda hacer, que me apetezca hacer, que no sea un trabajo porque tengo que trabajar”